El rol del partido en la defensa integral de la nación

Se han cumplido ya casi nueve años desde la aprobación de nuestra Carta Magna en un acto democrático y sin precedentes en la historia de nuestro país, en el cual el pueblo venezolano, a través del voto, legitimó la puesta en vigencia de la Constitución Nacional.

Durante este periodo, la Revolución Bolivariana se ha enfrentado a un clima hostil y de constante resistencia a los cambios por parte de la oligarquía venezolana, la cual se siente amenazada por un sistema que favorece a los desposeídos y trata de revertir la desigualdad e injusticias del sistema capitalista.

Esta hostilidad se materializó con un golpe de Estado en abril de 2002 y la ejecución de un criminal sabotaje petrolero (2002-2003) que intentó derrocar al Comandante Presidente Hugo Chávez, buscando quebrar la economía nacional y generar zozobra en la población. Ambos intentos, fueron frustrados por la férrea voluntad del Pueblo venezolano y de la Fuerza Armada Nacional quienes garantizaron la continuidad del sistema de gobierno humanista y progresista, en fin, un sistema donde lo social priva sobre el capital.

En la actualidad nos enfrentamos a la amenaza constante del imperio norteamericano, el cual desde la llegada al poder en Venezuela de la Revolución Bolivariana, no ha cesado en su intento (hasta ahora frustrado) por destruirla. Esta amenaza continúa asechando a nuestra patria y puede, en cualquier momento, materializarse a través de una invasión de sus fuerzas militares o a través de una agresión provocada, utilizando como instrumento a un tercer país.


Es un mandato de nuestra Constitución Nacional la defensa integral de nuestro territorio, es decir, la defensa de la patria es tarea de todos y no sólo de la Fuerza Armada Nacional. De esta manera, se imparte el primer lineamiento indispensable para asegurar la independencia y soberanía del país: la fusión Pueblo - Fuerza Armada.

El nuevo pensamiento militar venezolano recoge este mandato y expresa algunas ideas para su materialización. Sin embargo, tomando en consideración la experiencia de las naciones que han enfrentado exitosamente la agresión del imperio a través de una “guerra de liberación” o “guerra de todo el pueblo” como en Rusia (antigua Unión Soviética), China y Vietnam, es indispensable la participación masiva de la sociedad, en todas sus expresiones.

Esta reacción en cadena tan necesaria para defender la patria, ha sido en el caso de las naciones antes mencionadas, provocada y facilitada por el partido, es decir por el partido bolchevique en Rusia y por los partidos comunistas en China y Vietnam, respectivamente.

Por ejemplo, el general Vo Nguyen Giap, en su libro “Guerra del Pueblo, Ejército del Pueblo” (2004) expone claramente que:

(…) el partido analizó con precisión las características sociales, definió con exactitud los sujetos de la revolución y trazó correctamente sus tareas básicas; valoró debidamente la correlación de fuerzas entre el enemigo y la revolución y sobre la base de lo cual adoptó estrategias y tácticas correctas. El partido también aplicó el marxismo – leninismo en la creación y conducción del Ejército del Pueblo en el curso de todo su desarrollo; educó al pueblo y su ejército en el espíritu revolucionario consecuente y de auténtico patriotismo de la clase obrera. El partido ha guiado al pueblo y el Ejército del Pueblo del Viet Nam hacia brillantes victorias. (p. 65)

Sí en el análisis de estas realidades históricas, el partido ha sido el instrumento necesario para servir de vaso comunicante entre la sociedad y su Fuerza Armada, en tal sentido, podemos afirmar que en el supuesto de llegar a conducirse una “guerra popular de resistencia” en nuestro país, sería necesario la contribución de esa entidad política como elemento fundamental para lograr delinear una estrategia defensiva que permita con nuestras propias fuerzas y medios lograr la victoria sobre un enemigo superior.

Ante el escenario de una inminente agresión militar del imperio a nuestro país, el rol que jugará el partido debe ser trascendental, buscando la preparación del estamento militar como un verdadero instrumento de la política. Por su parte, mientras la Fuerza Armada Nacional ha centrado su esfuerzo en buscar la formula más efectiva para integrarse cada día más con la población, pues ha entendido que la única forma de enfrentar con posibilidad de éxito al imperio, es utilizando como arma de disuasión la masa social, el partido, debería (parafraseando a Giap) “educar al pueblo y su ejército en el espíritu revolucionario consecuente y de auténtico patriotismo”.

No se puede combatir al imperio con una nación dividida, ni con un país ignorante de su historia y de su destino, por esta razón, la fusión Pueblo y Fuerza Armada debe ser garantizada. El Libertador Simón Bolívar también lo entendió así luego de la pérdida de la Segunda República. El escritor Juan Uslar, en su libro “La rebelión popular de 1814” expone:

Bolívar estaba decidido a efectuar la Independencia de la patria a cualquier costo. Reúne a su alrededor a todo el pueblo venezolano. Impone la igualdad de clases en sus filas. Enaltece a los negros que, como Pedro Camejo, merecían el título de héroes. Elimina las cortesías y los aristócratas innecesarios de la dirigencia nacional. (…) Es todo un verdadero jefe de estructura democrática. (pp. 196-197). El subrayado es nuestro

Estas enseñanzas nos alientan a afirmar que es imprescindible consolidar la integración cívico – militar, a su vez, darle claridad a las masas populares, alentar y concentrar todas las fuerzas nacionales, y entrenar al Pueblo y prepararlo conciente e ideológicamente de su papel. Estas tareas deben ser también responsabilidad del partido.

Un Pueblo sin ideología política no defenderá con ardor y con el corazón los intereses más sagrados de la patria; por lo tanto, el rol del “soldado político” (militante del partido) es trascendental y su deber es crear conciencia. Sin duda alguna, estamos en presencia de un cambio profundo de nuestra concepción de las relaciones cívico-militares.

Con esto estamos seguros de terminar de romper la trampa liberal del “apoliticismo” que caracterizaba a nuestra Fuerza Armada Nacional y que nos mantenía como simple “ejércitos de ocupación” contra nuestro Pueblo, es tiempo que la Fuerza Armada Nacional y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se avoquen a generar en la sociedad ese sentido de corresponsabilidad indispensable para materializar la defensa integral.

La política debe ocuparse de generar los mecanismos necesarios para acercar aún más al Pueblo y su Fuerza Armada, y el estamento militar debe entender que sólo fusionándose con el Pueblo será invencible, ese ha sido el ejemplo y las enseñanzas de las luchas de liberación y de independencia que se efectuaron en la segunda mitad del Siglo XX.


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