Por una nueva praxis política emancipadora

¿El Partido como Escuela Forjadora de Conciencia o de Voluntad colectiva y pensamiento crítico?

INTRODUCCIÓN

CONFLICTO COGNOSCITIVO: ¿Es necesario históricamente la existencia de un Partido político para dirigir un proceso revolucionario emancipador?. ¿Cuál debe ser la naturaleza de ese partido y qué papel debe jugar en el desarrollo de ese proceso político, es decir, se puede ejercer hegemonía sin su existencia?. ¿Debe existir para reemplazar a los ciudadanos a para negarse en el ejercicio de la autonomía política de éstos?. ¿Cómo debe ser sus relaciones con el Estado y toda la población?.¿Debe existir con el mismo modelo de dirección democrático representativo o el democrático participativo?

Con relación a la segunda pregunta el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, dando por sentado la respuesta afirmativa a la primera pregunta y que de hecho se comparte, se ha planteado la construcción de un Partido (PSUV) como una “escuela forjadora de conciencia y voluntad colectiva”. Ante ello nos preguntamos ¿por qué no en forjadora de pensamiento crítico vivencial político y de una nueva praxis política emancipadora: promotor de la democracia participativa como la nueva hegemonía?. ¿por qué no entenderlo como el dinamizador de la construcción de la nueva hegemonía emancipatoria o del ejercicio autónomo de la toma de decisiones por el constituyente primario o poder constituyente para que se vaya conformando simultánea y progresivamente en poder constituido ?

En tal sentido es importante precisar, para construir y explicar la respuesta, los significados de los conceptos hegemonía y con ella el de conciencia, pensamiento (crítico vivencial político) y sus diferencias con lo conciente, el por qué es voluntad colectiva crítica (conciente) y por qué constituye, al partido y sobretodo al pueblo, en autor y actor de una praxis política autónoma?. Entendiendo que eso no se decreta sino que es una construcción progresiva en la medida en que se construye la correlación de fuerzas objetivas y subjetivas.


Para responder a ese interrogante hay que partir del criterio de que el capitalismo no se cae sólo y de manera automática, por llegar a un punto de madurez o crisis absoluta que no resiste más y que basta con presionar desde abajo y como un solo “ejercito bajo un único mando”, o como el pan que sale del horno por haber llegado a su punto de asado. Este criterio erróneamente lo han hecho creer los que hicieron extensivo la concepción del desarrollo de la naturaleza orgánica e inorgánica a la sociedad y a las personas, como si fueran semejantes y no existieran diferencias esenciales.

En la perspectiva dialéctica materialista y en particular de la sociología (el materialismo histórico), el desarrollo del capitalismo solamente se supera si existen las fuerzas o sujetos sociales competentes políticamente para realizar tal superación por ser pertinente: necesarias y suficientes. Son fuerzas que les corresponde emprender la construcción de un proceso revolucionario, de manera conciente, mediante unas actividades políticas transformadoras, en sentido emancipador, es decir, construyendo relaciones sociales de poder de colaboración y ayuda mutua.

Es una fuerza (partido y pueblo) con voluntad colectiva conciente, que ha de generarse y constituirse en un ser colectivo autónomo, de manera progresiva, para desarrollar dicha transformación y durante ella, si construye esa posibilidad- poder modificar la correlación de fuerzas sociales y políticas- en el ahora y el aquí, dado que el futuro es lo que se construya hoy y aquí. Pero en una relación en donde el partido se supedita al pueblo; lo ayuda a pensar y decidir pero no a pensar y decidir en su nombre que es lo propio de la “democracia representativa con justicia social”.

Por eso se formulan las preguntas:

1.¿Qué constituye a la hegemonía: su significado como aspecto figurativo y su realización como aspecto activo-praxis revolucionaria y operativo-desarrollo de los actores?.

2. ¿Qué impacto conlleva la construcción de la hegemonía?.

3.¿Cómo debe formarse ese nuevo imaginario o mentalidades ideológicas y políticas históricas (pensamiento crítico vivencial político y sobre éste la conciencia crítica) en la población durante el desarrollo de su praxis política transformadora autónoma?.

4.¿Qué papel cumple el Partido y el pueblo en la construcción de la nueva hegemonía y por lo tanto de la nueva sociedad: es organizador de la lucha electoral y/o vanguardia de la transformación social como realización de la hegemonía?.

DESARROLLO.

Toda la experiencia como militante de partidos revolucionarios y de la no militancia partidaria, al igual que las reflexiones sobre la praxis política de otro a nivel local, regional e internacional pero en particular los resultados de las investigaciones para ayudar a que los estudiantes se formen hacia un tipo de desarrollo humano y por lo tanto hacia la auto y co-emancipación (ciudadanos con competencias democráticas participativa) nos ha llevado a las siguientes simbolizaciones sobre ello y al reconocimiento de la importancia histórica de un partido para dirigir un proceso revolucionario ayudando a un pueblo a construir su hegemonía auto-emancipadora.

1. .¿QUÉ CONSTITUYE A LA HEGEMONÍA: ASPECTO FIGURATIVO Y SU REALIZACIÓN COMO ASPECTO ACTIVO-(PRAXIS REVOLUCIONARIA) Y OPERATIVO-DESARROLLO DE LOS ACTORES?.

La voluntad colectiva conciente que impregna la actuación de cada uno de sus militantes, de la que se hizo referencias antes, se da con la construcción de la hegemonía y su realización como praxis política revolucionaria. Ésta se constituye, como tal, en la medida en que el pueblo se organiza, en dos niveles: uno como partido u organización política de masas, o frente político de partidos políticos (los intelectuales orgánicos) que los dirija (intelectual y éticamente) para que él acceda al gobierno, mediante una nueva actividad social política, en el cual se hará posible controlar el poder constituido, por parte del partido-organización política de masa o frente político. Pero, mediante éste poder constituido, al pueblo, hacerle posible su organización como poder constituyente para que se vaya constituyendo en autor de la toma de decisiones que respondan a la realización de los derechos humanos fundamentales o necesidades de toda la población (“Estado de DERECHOS”). Porque pueden tomar decisiones para resolver falsas necesidades o para despilfarrar recursos o satisfacer apetitos individualistas. La gente por ser del pueblo no le deviene espontáneamente el pensamiento crítico político hay que ayudarlos a producirlo ya que pueden fácilmente reproducir las creencias políticas de la clases dominantes opresoras que han interiorizado en años de opresión. Por eso se requiere mantener un control y una educación desde el poder constituido.

Aquí derechos humanos no es acceso a bienes y actividades para satisfacer necesidades (ejemplo: el agua potable, la educación como un derecho humano) como dice la doctrina liberal clásica, sino que tiene que ver con las necesidades o procesos estructurales de las personas que deben ejercitar e incrementar para que cada una, de manera colectiva, se construya hacia un desarrollo humano: desarrollo cultural emancipador, mediante la autoría y actuación conciente en las actividades sociales y las actividades políticas, en particular. Esto se desprende del criterio que considera que ser humano es un poder ser, no se nace siendo humano, sino que se construye el sujeto como tal no solamente en el trabajo personal sino fundamentalmente en el colectivo.

Las actividades sociales son aquellas mediante las cuales pretende satisfacer sus necesidades (derechos humanos) o buscar los medios para ello o construyendo otras, con otro tipo de relaciones sociales de poder, que encausen a las personas hacia ese desarrollo de tipo humano.

Tales necesidades, en la condición de dimensiones, al satisfacerla mediante tipos históricos de actividades sociales y personales, posibilitadoras de bienes materiales, hay que garantizar que se ejerciten e incrementen. Si no acceden a tales actividades, para ejercitarlas e incrementarlas, se le está negando la posibilidad de satisfacer los derechos humanos a cada persona.

Por eso es vital demandar del Estado el acceso a los satisfactores de sus derechos-necesidades, o luchar hasta imponérselo, ya que como dice Simón Bolívar "la necesidad no conoce leyes" ("Carta al General Santander", 7 de abril 1825), hacen legitima cualquier lucha por hacer posible su satisfacción. Por eso "No es lo asequible lo que se debe hacer, sino aquello a lo que el derecho nos autoriza", ("Manifiesto de Carúpano", 7 de septiembre de 1814); y la necesidad es un derecho humano.

Para satisfacer esas condiciones políticas que establezcan las situaciones para que el pueblo sea feliz, hay que luchar por crear un Estado que trabaje en función de esos propósitos inspirados en el principio de que "El sistema de gobierno más perfecto, es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social, y mayor suma de estabilidad política" (Bolívar, "Discurso ante el Congreso de Angostura", 15 de febrero 1819).

Pero su vivencia demanda que se haga de manera cada vez más conciente, es decir, que la persona y la sociedad sean dirigidas en tal sentido. Lo que implica que conozcan tanto las actividades como las necesidades que posibilitan ejercitar e incrementarlas y de hacerlo, cada vez más, en forma rigurosa. Dicho saber, sobre las actividades-necesidades, es en esencia un pensamiento político, crítico vivencial, transciencial, si es elaborado por cada persona que las vivencia de manera colectiva, partiendo de los conflictos coyunturales para que entiendan las razones estructurales de los mismos y las propuestas programáticas con que han de ser superados históricamente.

El otro nivel de organización del pueblo es el del pueblo como poder constituyente, se logra al constituirse el pueblo en poder constituido, auto-transformándose transformando sus condiciones de vida: actividades sociales en función de ese tipo de desarrollo personal: el humano. Eso implica fusionar el poder constituido con el poder constituyente. Sin desmontar el gobierno revolucionario. Y en este tipo de poder constituido se pone a las viejas clases opresoras a practicar la política con sus propias instituciones y reglas de juego, como pares, no impares con ventajas sobre la mayoría de la población. Es todo lo contrario del ejercicio de la hegemonía de las clases opresoras pues ellas lo realizan divorciando el poder constituido del constituyente primario o el soberano. Lo ejercen mediante el control, desde el poder constituido no solamente del Estado sino de todas las empresas y actividades sociales, como grupo de presión minoritario, sobre la mayoría de la población, incluyendo a sectores de las clases opresoras que no se incluyen en las del régimen político dominante.

El desarrollo de toda esa praxis humanista demanda ejercer una dirección intelectual y ética de toda la sociedad; es decir, realizar el significado del concepto hegemonía, en su aspecto figurativo y activo/operativo.

Ampliándolo, desde el significado en su aspecto figurativo (lo que figura como saber sistematizado) del concepto Hegemonía, se puede decir que ella es, ante todo, el dominio del Poder Constituido, contra o por el Poder Constituyente, legitimado mediante el Poder del Saber, es decir, mediante la dirección intelectual y ética. Sin caer en la anarquía dado que el Estado se mantiene pero desburocratizado, lo más cercano a lo horizontal. Pero sin desaparecer porque es garantía de unidad y de defensa de la soberanía hasta lograr las integraciones de muchos países en esa dirección hacia la globalización solidaria.

El aspecto determinante de la hegemonía lo tiene la dirección intelectual y ética. Si éste se debilita también le acontece lo mismo a la dominación del poder constituido: modelo de dirección y control de la sociedad y entra en crisis relativa o absoluta, por pérdida de pertinencia. Pero entre más simbolice los derechos de las personas y las posibilidades de satisfacerlos, para que construyan su auto y coo-emancipación, mas se legitima.

El dominio del poder constituido, previo acceso al gobierno, implica la dominación del resto de la sociedad, por parte de las clases que han de ejercer el poder, mediante el bloque histórico, fuerzas políticas aliadas (como la alianza de narcos-traquetos-paracos-parapoliticos y neoliberales criollos y del imperio en Colombia) al serles posible imponer sus intereses, que, a su vez, requiere que se le reconozca, por toda la sociedad, como algo correcto y normal; o todo lo contrario al ejercicio del contrapeso o contrapoder, por parte de las clases sociales insurgentes-oprimidas social y políticamente. O por parte de las opresoras cuando las oprimidas han accedido al gobierno.

Poder constituido, que no solamente es el ejercicio del ejecutivo, legislativo, judicial y público, sino de los otros como el militar, los aparatos ideológicos, como los medios de manipulación ( porque calumnian e imponen matriz de opinión) o de información (si ayudan a generar pensamiento político crítico al ciudadano: informan, educan y recrean sanamente), educación, instituciones religiosas, organizaciones cívicas y gremiales, etc., las actividades recreativas, deportivas y artísticas; de bienestar (salud), transporte, etc., el aparato productivo (fabricas, almacenes, bancos, haciendas, minas, pesca, agricultura).

Poder constituido que ayuda a conservar o modificar la correlación de fuerzas, entre los dominantes-opresores a favor de los oprimidos o en su contra, mediante la lucha de posiciones (no se usa la denominación de Gramsci guerra de posiciones porque somos civilistas y no promotores de los códigos de la violencia) en cada expresión o campo de ejercicio del poder, no solamente en el gobierno y las instituciones estatales, sino en cualquier actividad social y más aún en el esquema o modelo mental (modelo de actuación y simbolizaciones cognoscitivas, afectivas, morales, estéticas y volitivas) de los oprimidos que se constituyen en gobernantes. Este esquema mental es el enemigo de clase en el seno de cada revolucionario que no lo ha cuestionado y que lo domina bajo la forma de creencias políticas. Son sujetos que generan un discurso revolucionario sustentado, presuntamente, en todas las teorías y filosofía que promueven la emancipación, y que expresan una presunta praxis política o modelo de actuación política ideal, una intencionalidad y misión en tal sentido pero que se contradice con el decurso fáctico de su actuación, los efectos que genera tanto en él como los demás coo-actores de la praxis política y el impacto de la praxis de estos actores en el contexto institucional, cultural, social y en la naturaleza.

Poder constituido que se ejerce a nombre del poder constituyente o directamente por el mismo, desmontando el modelo de dirección de la democracia representativa, por ser verticalista dado que formaliza las relaciones sociales de poder de dominación/opresión y, en donde existe un dominio del poder ejecutivo (unipersonal) sobre el resto de la sociedad. Desmonte que conlleva a que se construya el modelo de dirección democrático participativo (horizontal: formalizando las relaciones sociales de poder de colaboración y ayuda mutua).

Modelo de dirección que implica un modelo de poder y modelo organizativo-gestión: de recursos y funciones con autores y actores que hayan construido el correspondiente esquema mental en donde predomine el decurso fáctico consecuente con el proyecto político. Modelo de poder que lo constituye el ¿quiénes toman las decisiones? y ¿a favor de qué sectores de la sociedad o para beneficio de una minoría opresora o para satisfacer los derechos de todos los oprimidos, con criterios de inclusión y equidad?. También tiene que ver con la respuesta a ¿desde qué campo de saber elaborado se hace la simbolización de lo que consideran como lo significativo a decidir y que sean pensamiento críticos políticos tributarios de la praxis emancipadora y no creencias políticas?.

Decisiones que se toman en un modelo organizativo que conlleva los órganos de gobierno y sistemas de puestos del Estado o de las empresas o actividades sociales; ya sean verticalistas- por la jerarquía burocrática, ineficiente y corruptos u horizontales que se han de construir contra el Estado o para el gobierno de las empresas, asociaciones civiles o gremiales o actividades sociales (desmontándolo en lo fundamental) y, desde donde se ejecutarán-supervisarán, evaluarán (“revisar-rectificar”) y redirecccionalizará la sociedad, empresas, actividades sociales, etc. para “reimpulsar” las transformaciones en todas las actividades sociales o su conservación; horizontal porque demandará de un poder ejecutivo colegiado.

Ahora, cuando se pueda, hay que desmontar el poder ejecutivo para crear una cúspide colegiada del poder legislativo; y sobretodo para que sus actores sociales sean autores colectivos de la dirección de tales transformaciones y se acabe el protagonismo personalista de un solo actor que lleva a que se enferme y desgaste, porque lo quemen los medios de manipulación o que se genere un magnicidio por el fuerzas del imperio, descabezando el proceso revolucionario. Incluso la dirección del Partido y del Estado deben desmontar ese modelo organizativo por ser propio de la democracia representativa. En tal dirección se ubicarían los casos de los consejos de participación ciudadana, por actividad social o en las poblaciones, (¿a quién no le agrada reconocerse como ciudadano participativo?). El socialismo o es democrático participativo o no es socialismo, como decía Nicos Poulantzas.

Tanto el modelo de dirección democrático representativo como el democrático participativo cohesionan la dominación con el ejercicio de la dirección intelectual y ética: el poder del saber y el tipo de interés que defienden para legitimarse. Con ello simbolizan lo que consideran como correcto en el plano político, moral, afectivo, estético como el cognoscitivo etc y se constituyen sus autores-actores en nuevos sujetos sociales: revolucionarios.

En el moral el capitalismo simboliza las relaciones sociales de trabajo asalariado capital mediante el tipo de interés individualista-privado; haciendo que prime el beneficio individualista sobre el interés social o general o excluyéndolo totalmente al estigmatizarlo. Es una moral que legitima la opresión; ella en si misma es opresora es su simbolización significadora.

Lo legitimo en esta moral es el individualismo: la dominación complementada con la propiedad privada, que está protegida por aquella; para ellos lo ilegitimo es el interés general o público-la solidaridad- que es la simbolización de las relaciones sociales de poder de colaboración y ayuda mutua. La solidaridad solamente la toleran o usan cuando se trata de suplir y encubrir la ausencia del Estado para socorrer a los sectores empobrecidos o que padecen calamidades y con ello figurar como grandes benefactores, desconociendo a quienes realmente hacen los aportes y robándose gran parte de ellos. Por eso al interior del partido siguen subsistiendo activistas-jefes que por envidia asumen posturas de retaliación con otros colegas por ser superiores a ellos en su desarrollo cultural e intelectual. Se abrogan la potestad de tomar decisiones sobre ellos para asignarles tareas que no se les debe imponer como el enviarlos a campos de poder-actividades sociales- donde no tienen el poder del saber en que son competentes. Lo sacan de aquel en donde si lo son y le hacen daño tanto al sujeto como a la actividad social de la que lo privaron y por lo tanto a la población.

Por su parte, el cognoscitivo, se da como las simbolizaciones espontáneas (imaginarios-mentalidades) sobre las vivencias cotidianas (incluyendo la actividad política) o las rigurosas, como los pensamientos particulares que dan paso a la normatividad, las teóricas: doctrinas, de alcance intermedio, técnicas, tecnologías, las disciplinas teóricas y las ciencias; o las filosóficas, etc.

No se reconoce que en lo significativo a simbolizar (lo que reemplazan con sus palabras en los discursos) prima la concepción de realidad de la filosofía de las clases sociales dominantes u oprimidas. Una de esas filosofías, desde el siglo XIX remite a priorizar como lo significativo que existe, es decir, la realidad, a “los problemas en sistemas y sus soluciones”, como el caso de los neopositivista. Son palabras que se escuchan en muchos personajes revolucionarios que asumen las teorías creadas por Marx.

Tal tesis es neopositivista porque coincide con lo que, al respecto, dice Popper en su concepción de realidad. Esa postura parte de “problemas en sistemas”, que afecten a sectores de la población, para impulsar su investigación y modificación; buscan la consolidación del sistema, porque no cuestiona las relaciones sociales de poder que determinan su existencia, sino que cuestiona la correlación de fuerza de los sectores dominantes políticamente, para arrebatarles una mínima porción de los bienes de Estado, que usan éstos, para sus beneficios privados y, por lo contrario, se busca poner esos recursos al servicio de la población que padece las carencias y por las cuales se lucha para su solución, que es diferente a la superación del capitalismo, porque las contradicciones se superan mientras que los problemas, que en realidad son conflictos, se solucionan, como lo plantea el mismo Popper(1973,9,103). Aunque eso no implica que se deje de luchar por la satisfacción de las carencias.

En tal error se incurre en el caso de la política “curricular“ de Venezuela cuando plantean que “este pilar está íntimamente relacionado con el principio de aprender a hacer, (pedagogía neoliberal) lo cual implica favorecer que él y la estudiante se apropien de los métodos y procedimientos que pueden utilizarse a partir de las teorías, leyes y propiedades estudiadas para aplicarlos en la solución de nuevos problemas científicos y sociales, lo que puede alcanzarse si durante el desarrollo del proceso se propicia el redescubrimiento de esos procedimientos y la posibilidad de su aplicación en diferentes contextos” (MENRBV: Currículo Nacional Bolivariano)

El ejercicio del poder del saber conlleva a plantearse la situación de los autores productores de esas simbolizaciones de manera sistematizada; se trata de los intelectuales, como agentes de las praxis ideológicas, incluyendo a los que dicen defender las luchas emancipadoras; son autores que convierten dichos discursos y códigos elaborados en sistemas, sociolingüísticos, de códigos elaborados (filosofía, teorías) para imponerlas a toda la sociedad o no develan tal naturaleza o las usan sin reconocer el tipo de interés epistémico que encubren: el técnico, con la manipulación de las personas y el práctico: comprender para justificar lo existente (hermenéutica) y no para transformarlo en sentido emancipador.

Es tanto el peso ideológico de esos sistemas de simbolizaciones significadores que los sectores que se asumen como revolucionarios usan dicho códigos, sin diferenciarse de ellos, desde las simbolizaciones propias de la concepción de realidad coherente con un interés emancipador (materialismo dialéctico: la totalidad integrada concretizada, interdependiente determinada por una complejidad que la hace histórica y por lo tanto diferente a ella y sus autores-actores con sus sistemas de simbolizaciones).

Siguen simbolizando lo significativo (problemas en sistemas y sus soluciones: neopositivismo) favoreciendo a la burguesía, con lo que no les permite develar la esencia de las praxis sociales o vivencias cotidianas (actividades sociales): las razones históricas de su existencia, modo de existir, pertinencia y posible superación. O retoman los hechos y su recurrencia como causales de situaciones anómalas a simbolizar y erradicar (perspectiva positivista) y se convoca a luchar contra ellos. Ejemplo: marchar “contra el secuestro”, aislado, pero no por el “acuerdo humanitario y el no secuestro, con respeto al derecho internacional humanitario”; y para complemento se aísla de la perspectiva de “acuerdos de paz y para acabar con la guerra”. He aquí el por qué las simbolizaciones y la significación sea un acto político.

Es más, muchos de sus discursos políticos, están preñados de esos códigos elaborados y se desequilibran afectivamente si se los critican. Se diferencian de las clases dominantes, en lo que predican y asumen como propósitos, pero no en las palabras (que tienen otros significados) con que lo dicen y que luego cuando llegan a los órganos del poder constituido (en todos los campos mencionados) terminan actuando de la misma manera de los que criticaban; aunque no se les puede negar su buena fe por no haber diferenciado entre los significados de esos códigos sociolingüísticos.

No generan la lucha de posiciones en el plano teórico y filosófico desarrollando, lo que Gramsci denomina la revolución ideológica como parte de la lucha por la construcción y legitimización de la otra hegemonía; en otras palabras, no generan la revolución ideológica: ni teórica ni filosófica ni en las simbolizaciones sobre las vivencias cotidianas de la gente, ni en lo que privilegian para simbolizar y significar como lo significativo, en esas vivencias, su génesis y devenir, acorde con los intereses políticos emancipadores posibilitándoles diferenciar entre creencias políticas y pensamiento crítico político, que se le ha de ayudar a construir, para que ejerzan la praxis política de manera autónoma y con responsabilidad intelectual y ética. Ese derecho de decidir demanda el deber de hacerlo con responsabilidad intelectual y ética.

Por eso, en la confrontación o lucha de posiciones si no se plantean otras simbolizaciones diferentes a las de los sectores dominantes terminan conservando el tipo de actividad social de la que son sus actores y que consolida el poder ideológico de las clases dominantes; y con eso encubren las relaciones sociales de dominación/opresión.

Tal es el caso de la lucha contra las políticas educativas neoliberales, sobre todo a nivel pedagógico, se combate al modelo de sociedad neoliberal, pero se usan sus códigos elaborados pedagógicos, como los promocionados por Jack Delors: “aprender a conocer- aprendiendo a aprender, aprender a hacer”,etc., como se señala en el documento sobre el Currículo Nacional Bolivariano.

E incluso usan las mismas propuestas educativas que persiguen convertir a los estudiantes en expertos consumidores de la mercancía conocimientos, bajo el lema de crear conciencia (suma de conocimientos, al citar a Víctor Hugo como lo dice el presidente Chávez). Eso no es correcto porque conciencia tiene otro significado y responde a otros fines; aunque, en ningún momento se pone en duda su buena fe. Estas diferencias se aclaran, más adelante, en la línea de teoría y de filosofía.

En la lucha en contra de los estragos de la política neoliberal, a nivel del sistema educativo dominante, pero en crisis absoluta, se dedican a presentar propuestas reivindicativas (quejas y peticiones) para que le devuelvan lo quitado, pero no cuestionan la esencia de la nueva actividad educativa neoliberal y en particular de su política educativa, “el árbol no les deja ver el bosque” o los ruidos del jugo gástrico les obnubila la razón y no los deja pensar; y lo que es peor terminan implementando el tipo de calidad de la educación de la sociedad neoliberal que dicen combatir mientras hablan de construir movimiento pedagógico emancipador.

Para la construcción de la hegemonía, es decir, para ejercer la dirección intelectual y ética se requiere de la elaboración de una línea de política (como la denomina Bolívar en La Carta de Jamaica) y la línea de organización. Líneas que deben estar basadas, para priorizar lo que se ha de reproducir simbólica y significadoramente de la sociedad, en las líneas de teoría, de filosofía y línea de ética.

Esa línea de política se construye mediante una praxis investigativa y praxis política transformadora, simultáneas (once tesis sobre Feuerbach); investigación transformadora que se da si se realiza la línea de teoría política (materialismo histórico, con extensión de los criterios del socialismo científico-teorías política, la economía política; incluso recuperando los códigos elaborados de las teorías políticas de nuestro héroes y re-significándolos como el caso mencionado de la Carta de Jamaica), la línea de filosofía (materialismo dialéctico enriquecido) y la línea de ética revolucionaria: defensa del interés general o de lo público mediante la vivencia de la solidaridad; sin esta última la gente no genera confianza en los militantes del partido o de las organizaciones políticas de masas o en el frente.

Con esa investigación simultanea con la praxis revolucionaria, la elaboración de esa línea de política y su validación, se va constituyendo la hegemonía, como realización mediante una praxis política colectiva de militantes del partido y de la población o de sectores de ella, que sienten reivindicado los intereses o sus derechos generales.

El pensar ese contenido de la línea de política, lo significativo que la constituye, tanto el caracterizar la sociedad actual como aquella que la ha de superar, no es algo fácil. En tal sentido se pronunció el presidente Hugo Chávez cuando dijo que: “No es muy difícil entender cuáles son esas características de la sociedad capitalista; lo que sí es un poco difícil, a veces, es perfilar claramente las características de la futura sociedad socialista, los objetivos que perseguimos para transformar la sociedad y, más aún, las estrategias o caminos que vamos a seguir para llegar a esa meta. A ésto tenemos que medírnosle y para ésto hay que formarnos, a esta perla la vamos a buscar porque es muy valiosa para los habitantes de nuestro continente; sin temor recordemos al maestro “O inventamos, o erramos”: Simón Rodríguez”.

Por eso, para superar esas dificultades, hay que pensar el significado y contenido de la línea de política. La línea de política es ante todo los pensamientos políticos particulares sobre un país singular (estructura, génesis devenir y tendencias de su desarrollo), articulado al contexto mundial y las transformaciones que habrá de realizarse, al igual que las vías para su construcción progresiva, acorde con el desarrollo de la correlación de fuerzas entre las viejas clases opresoras y las oprimidas en cada coyuntura y su modificación-acumulación progresiva.

Para la elaboración de esa línea de política hay que articularla con nuestra historia, por lo que es menester retomar lo más progresivo del pensamiento político de “Simón Bolívar, José Martí, Fidel Castro, Camilo Torres Restrepo, Augusto Cesar Sandino (general de hombres libres), Ernesto Guevara de la Serna, Ómar Torrijos, Jaime Bateman Cayón hasta los aportes que viene haciendo el presidente Hugo Chávez Frías y otros revolucionarios del continente y del mundo. Compartimos parte de sus ideas porque ya se graduaron de héroes inmortales, a pesar de los errores cometidos” de los que hay que diferenciarse sanamente. Y porque somos del criterio de José Martí de que “honrar honra”.

La construcción de la línea de política se da teniendo en cuenta que está constituida por un Programa, una Estrategia y una Táctica. Y se hace mediante la praxis investigativa-transformadora y lo significativo que se le simboliza significadoramente requiere ser definida desde una base teórica y filosófica.

En este caso, el programa se elabora desde la base teórica con la que se caracteriza la sociedad; en particular lo que determina su existencia y modo de existir; para eso se usan los conceptos formación económica social, con sus modos de producción dominantes y subordinados con sus modelos productivos, modelo de dirección, modelo comunicacional, modelo educativo, de salud, fuerzas productivas y relaciones sociales de producción que contiene como aspecto determinante a las relaciones sociales de poder y de propiedad, como las determinadas, etc.. Su génesis y devenir; el periodo que se está viviendo y las clases sociales que las soportan y determinan las relaciones sociales de poder y de propiedad que las caracterizan.

En consecuencia con ello se destacan los principios y las transformaciones para comenzar a superar esta sociedad: “el estado social de derechos y justicia”, en el caso de Venezuela; cuyos propósitos son, entre otros, el derecho de los y las venezolanas al desarrollo humano integral, la democracia participativa, estado de regiones y la soberanía nacional en el campo de la integración latino-caribeña y una articulación mundial multipolar”.

Tales propósitos son iguales a los que contiene el proyecto de país consagrado en la Constitución Colombiana: “Estado social de derechos” que incluye el “Estado de derecho”. Todos esos propósitos al realizarse posibilitan que la sociedad se encause hacia fases de desarrollo superior, que la determinan quienes requieran de ese tipo de sociedad. Pero que requiere de la fase anterior que es compromiso construirla desde el ahora y el aquí. Aunque se dosifica el programa para el periodo y las alianzas que tengan que hacerse para ganar correlación de fuerza, para siquiera llegar al gobierno. En el caso de Colombia eso pasa por recuperar todas aquellas reivindicaciones arrebatadas por la imposición del modelo de sociedad neoliberal. Ellas en si mismo son una gran progreso si se consiguen, pero también es una factor de acumulación de fuerzas para lanzarse a construir, mas tarde, transformaciones profundas, relativamente. Se hace con el pueblo, de manera experimental, y después se asuman como políticas del partido y del Estado.

Estos propósitos se realizan mediante la construcción de otro modelo de dirección, modelo económico, modelo educativo, modelo de bienestar, modelo comunicacional, modelo de salud, modelo recreativo y artístico, modelo deportivo, modelo de articulación con el contexto y otros.

La realización de estos propósitos y modelos programáticos demandan de Estrategias: las vías para realizar esos propósitos como nueva vivencia de la población y que posibilite acumular las fuerzas-objetivas y subjetivas- suficientes para construir la nueva hegemonía: a nivel del Gobierno y de los nuevo campos de actividades sociales, desde donde se ejerce el poder por los opresores para que lo ejerza el soberano.

Al elaborar la estrategia es tener en cuenta: el blanco principal, es decir, las fuerzas o clases sociales más poderosas y peligrosas quienes con su existencia generan la persistencia del capitalismo. Es clarificar las fuerzas sociales fundamentales que hay que ganar y organizar para que se constituyan en poder de lucha que implica definir ¿cuál es la clase social que sea la fuerza principal-dirigente, cuáles las secundarias, cuáles son los posibles aliados y a cuáles neutralizar y bajo qué formas organizativas se expresan y si no lo hacen provocar esa organización?. Todo sin perder de vista que no se trata de eliminar a las personas-actores de la clases opresoras sino de que entiendan y trasciendan sus praxis políticas hacia unas en donde se reconozcan que tanto ellos como los demás habitantes del país tienen derechos y que el Estado debe ser garante de su satisfacción colectiva.

Definidas las fuerzas se establece ¿cuál es la forma de lucha dominante o a priorizar?; la lucha política legal como la electoral, para el poder constituido Estatal (llegar al gobierno) y demás entidades-actividades-subcampos de poder, la movilización de masas, la propaganda, las luchas reivindicativas gremiales, etc. La lucha ideológica (Filosofía y teorías); la primera como la lucha contra las filosofías que se usan para simbolizar lo significativo de la vida cotidiana (concepción de realidad) para emprender la lucha alrededor de lo denominado y significado. La lucha teórica contra aquellas y por la que posibilite simbolizar y significar lo esencial en la sociedad y las actividades sociales para encausar correctamente su transformación, en sentido emancipador.

La lucha o batalla de ideas o debate ideopolítico, contra las posturas de las clases dominantes a su favor y contra los propósitos emancipatorios y sus formas de lucha (nuestra línea de política) e incluso intentos de ilegitimarla desprestigiando a sus dirigentes (caso Chávez en Venezuela por parte de la oposición y el imperio).

La lucha contra las fuerzas, al interior de las fuerzas oprimidas, que reafirman la democracia representativa en razón de sus intereses individualista (empresarios de la actividad electoral); pero ésta lucha debe hacerse bajo el criterio de la unidad de lo diverso y por lo tanto libertad de pensamientos y de tendencias organizativas. Que nos fortalezca sin debilitarnos ante el enemigo común y en la reafirmación de la realización del Estado Social de Derechos. Diferente al estado de derecho que es la exigencia de que la sociedad política y la civil se rijan por normas jurídicas.

A su vez la estrategia se concretiza en modelos de actuación de los actores políticos-pueblo que se constituyen en actos-tácticas- y éstos en –actividades-estrategias que han de modificar la correlación de fuerzas que posibilita ir construyendo la realización de los propósitos programáticos. Dichos actos requieren que se programen, se organicen, orienten, ejecuten-se les haga seguimiento y se evalúen por sus actores conjuntamente con sus directivos (las fuerzas políticas partidarias). Es

la experimentación de la nueva actividad social por parte del pueblo.

Modelos de actuación (colectivos como fuerzas políticas y como personas) que han de tener su propia dinámica y posibilitando, de manera secuenciada, que se vaya modificando esa correlación de fuerzas entre opresores y oprimidos, a favor de éstos, de manera legitima y humana; no se puede pretender construir una sociedad humanista, con personas hacia el desarrollo humano, con praxis política inhumanas: el fin no justifica los medios. Lo que determina la naturaleza de los revolucionarios no es el discurso, con contenidos presuntamente emancipadores, sino el modelo de actuación de los actores, el decurso fáctico de los actos-actividades que constituyen, los efectos que generan en esos mismos actores y el impacto de estos actores-co-actores en el contexto: cultural, social y natural. Lo otro es autoengaño o presumir que se puede seguir engañando a un pueblo.

En tal sentido se comparte el criterio del Senador Petro cuando dice que “La experiencia histórica muestra que los medios determinan el fin. Y que por tanto si el objetivo del Socialismo del siglo XXI es la construcción de una democracia global: el reino de la humanidad; entonces sus medios tienen que ser profundamente democráticos. Los medios son la escuela en donde se prepara el fin, son su método de construcción. En los mismos medios se incuba el contenido del fin. Por tanto el socialismo debe darle sana sepultura al "fin que justifica los medios".

Desarrolla este criterio al plano de la lucha por la democracia diciendo que “me gusta la democracia como condición social. Indudablemente la democracia no es solo un método sino un fin en sí misma, por eso la búsqueda de los revolucionarios del siglo XIX por una sociedad sin Estado, sin poder, no era más que una extensión de la búsqueda de los revolucionarios del siglo XVIII, por la democracia y la libertad. Hasta Lenín llegó a afirmar que el socialismo era la profundización de la democracia y la empezó a buscar en los soviets hasta que sus palabras fueron olvidadas bajo un manto de sangre y calaveras. El socialismo estaba llamado a incluir, profundizándolo, el liberalismo, no a destruirlo. Y el concepto de Estado de Derecho construido por las revoluciones burguesas no podía ser enterrado por los socialistas sino conservado como patrimonio de la humanidad y radicalizado”.

La realización de la estrategia como táctica implica reconocer que el desarrollo de la táctica es una trabajo arduo, permanente, no es defensivo es ofensivo, no es reactivo sino pre y pro-activo, no es protestario ni contestatario, sino constructivo de lo nuevo, y que ha de superar o reemplazar al capitalismo en todos sus campos de poder. Aunque la relación entre estar a la ofensiva y la defensiva no es mecánica ya que provocar la ofensiva del enemigo es una gran posibilidad de desgastarlos- derrotarlos e ilegitimarlos- para pasar a la ofensiva constructora, como muchas veces lo ha hecho el presidente CHávez. Que pasen a la condición de agresores que justifique el hecho que salgamos a defendernos.

En cuanto al aspecto activo-operativo del significado del concepto hegemonía se tiene que, ella, hace referencias a los procedimientos y modelos de actuación política (acciones operativas, actitudes y comportamientos)-actos-actividades-efectos en los actores e impacto de éstos en el contexto.

El aspecto activo operativo tiene que ver con la praxis política para dirigir la sociedad implementando las políticas aprobadas o por construir, como contrapoder, y la construcción de la nuevas actividades sociales en las que se busque la satisfacción de las necesidades tanto materiales como psíquicas intermedias y superiores (o espirituales) de todas las personas para que se formen hacia un tipo de desarrollo, pero… humano. El Estado y la praxis política en razón del desarrollo hacia lo humano.

LA FORMACIÓN DEL NUEVO TIPO DE CIUDADANO Y DE DESARROLLO HUMANO. La satisfacción de una serie de necesidades, como las psíquicas tienen que ver con el aspecto operativo del significado del concepto hegemonía. Conlleva a que se trabaje en la formación de las personas y militante hacia un tipo de desarrollo personal humano. Con ello se estaría realizando la sentencia de Simón Rodríguez: “para hacer repúblicas es menester gente nueva; y de la que se llama decente…”. Es en el mismo sentido en que lo plantea Fernando Savater: “La principal tarea de la humanidad es producir más humanidad, lo principal no es obtener más riquezas o desarrollo tecnológico, lo que no es desdeñable, sino que lo fundamental de la humanidad es producir más humanidad”. O en el que lo dijo el CHE: “La nueva sociedad nos llena de optimismo histórico, nos amplia la geografía moral, nos llevará a transcender del discurso amoroso hacia la práctica del amor; aquí nos toca recordar que aún a riesgo de parecer ridículo, el verdadero revolucionario está guiado por los más altos sentimientos de amor”.

Para la realización de este aspecto activo-operativo es un imperativo práctico la construcción de la línea de organización. Es un imperativo político porque, además de un movimiento político amplio se requiere, a su interior, de una organización de los ciudadanos con competencias democráticas participativas que promuevan al pueblo como grupo de presión mayoritario,(como lo decía Camilo Torres Restrepo) es decir, vivenciando la democracia participativa. Por eso se requiere que este grupo sea el garante de la construcción de la unidad entre lo diverso o diferente, a pesar de tener los mismos propósitos del proyecto de país.

Esa organización, partidaria y del pueblo, debe funcionar acorde con la democracia participativa lo que implica un nuevo modelo de dirección: de poder, organizativo-de gestión de funciones y recursos. La democracia participativa se construye viviéndola y reflexionándola para modificarla permanentemente: “revisar, rectificar y reimpulsar”, como dice CHávez. Esta posibilita ejercitar uno de los derechos de todas las personas: procesos prácticos políticos sociales del trabajo de dirección junto al de ejecución e intelectual con el manual; pero es, ante todo, un deber el hacerla o vivenciarla con mucha responsabilidad intelectual y ética: construyendo y reafirmando la hegemonía.

Para eso la reproducción simbólica significadora, de los actuaciones-actos-actividades-efectos-impacto contrastado con simbolizaciones espontáneas, debe ser una obra de trabajo colectivo organizado de los ciudadanos o actores institucionales subordinados-oprimidos, que se vayan constituyendo en grupo de presión mayoritario, como lo sostiene el Doctor en Sociología Camilo Torres Restrepo10, para que puedan tomar las decisiones concientemente. Sobre todo porque organizadamente adquieren la fuerza suficiente para la auto-investigación y la elaboración de las propuestas e imponérsela o persuadir al gobierno de turno, con miras a que éste las convierta en política estatal (sean autores de la toma de decisiones) en leyes, planes de desarrollo, y facilite su ejecución; pero que puedan, a su vez, evaluarlas para re-direccionalizarla.

En otras palabras grupo de presión serían si "como conjunto de individuos determinan las decisiones de la política nacional", si se convierten en aquellos "en los que reside realmente el poder". Y de paso construyen la soberanía nacional (con un modelo de articulación integrativo continental y multipolar a nivel mundial, como dice el presidente CHávez) pues dirigen al Estado y, desde éste a la sociedad, en función de los intereses generales, que son los que benefician al país, es decir, a la mayoría y no a los intereses privados de una minoría opresoras que integra un sector de la población nacional aliada al capital extranjero: la “trans-oligarquía propietaria de las transnacionales estaudinenses”.

Sobre todo porque la globalización de la economía ha conllevado a que sean aliados tan fuertes (TLC) que se requiere una alianza continental o mundial para combatirlos. Eso no implica aceptar la postura que parte de reconocer que “cuando los procesos productivos globalizados del capital conllevan en su seno la destrucción de la misma humanidad… la contradicción antagónica no es entre Capital y Trabajo sino entre Capital y Humanidad”. Y por ello plantear como alternativa la democracia global, como lo dice el senador Gustavo Petro. La contradicción es entre una minoría trans-oligarquica e imperialista opresora y el resto de los oprimidos: la humanidad. Y es por eso es que el modelo de dirección de la sociedad es el democrático participativo, como fin y como medio, para superar esa contradicción que se articula y reproduce con un modelo de dirección democrático representativo autocrático.

El poder lo construyen los oprimidos si logran hacer que el gobierno asuma sus decisiones como propias; lo que implica poseer un pensamiento crítico vivencial sobre las actividades sociales vigentes, incluyendo a las del Estado, y aquellas con que han de reemplazarla y que posibiliten satisfacer sus necesidades, no solamente las materiales sino psíquicas intermedias y superiores, como necesidades comunes, que se expresa en cada persona, bajo el lema de “con todos y para el bien de todos” como decía José Martí. O el mismo Simón Rodríguez quien decía “no es menester decir que los hombres viven juntos, porque en ninguna parte se les ve aislados… Todos saben esto, sin estudiarlo; pero están muy lejos de creer que su sociedad no es más que un conjunto por agregación. Carecen de la idea fundamental de la asociación, que es "Pensar cada uno en todos, para que todos piensen en él".Es una circulación del espíritu de UNION, entre socios, como lo es la sangre en el cuerpo de cada individuo asociado; pero… la circulación empieza con la vida (Sociedades Americanas: 1828).”

Por eso se requiere, para unificar las actividades de lucha política y para imponerlas o hacerlas reconocer por consenso, el poseer una organización única (Frente, Movimiento político de masas o partido) y de ser posible a nivel nacional y con unos propósitos políticos mínimos, como lo dice el sociólogo Camilo Torres Restrepo.11 Una organización que se niegue ayudando a que se empodere el pueblo construyendo el poder constituido, para realizarse como el poder constituyente.

El partido (anti-partido) se niega al constituirse progresivamente en intelectuales orgánicos, ya no del partido, sino de las actividades sociales en donde se ha de construir la coo-emancipación; lo hace ayudando a sus actores y a todo el pueblo a pensarse y decidir, no a pensarlo y decidir a su nombre; menos a mandar al pueblo o los dirigentes a los militantes a nombre “del bien de la revolución”, pero que en la practica resulta siendo en perjuicio de los intereses sanos de los militantes y generales de la población. En todo caso de conflictos entre los intereses de los militantes (directivos) del partido y el pueblo prima el interés público, es decir, del pueblo, ante los del partido o sus directivos.

LA CONCIENCIA COMO RECONOCIMIENTO DE ESTAR VIVENCIANDO UNA CONCEPCIÓN FILOSÓFICA

La línea de política y de organización guarda unas relaciones con la línea de teoría, de filosofía y de ética que, en particular, sirven para explicar sus relaciones con el pensamiento crítico vivencial político, con el ser conciente y con la conciencia.

La construcción de la hegemonía requiere ejercer una vigilancia intelectual sobre la actividad investigativa política de la sociedad y la praxis política, en la que se construye la línea de política y se ejerce sobre la misma teoría y el alcance del significado de sus códigos elaborados (nociones, conceptos, principios y leyes si esa teoría tiene un estatus de ciencia).

Cuando se logra simbolizar esos niveles de significado se tiene una perspectiva filosófica; y al alcanzarse se puede hablar del desarrollo de una conciencia. Esta es diferente a ser conciente. Por eso no es correcto hablar de que al actor político, al ser conciente, de una praxis y los propósitos de la misma, implica que ya se tenga conciencia. En tal sentido se puede tener identidad con la línea de política y poder realizarla como praxis política transformadora de la sociedad pero eso no significa que los militantes tengan conciencia. Se es conciente cuando se construye un estado de comprensión de la situación de un país que posibilita ir trascendiéndola mediante una praxis trasformadora.

Pero la conciencia no es como afirmaba Víctor Hugo y que repite el presidente Chávez “la suma de conocimientos cuya acumulación produce voluntad conciente”. Es más, no se crea por acumulación de conocimientos. Ni los conocimiento son, en si mismo, la expresión de ser conciente; con ellos se puede tener erudición o mucha información pero no saber sobre algo. Para saber se requiere producir pensamientos críticos vivénciales y con ellos se logra ser conciente.

Pero más aún, no se construye la conciencia, si no se desarrolla la reflexión transrracional, como procesos metacognitivo y sobre la misma producción simbólica significadora de lo significativo, de aquello a lo que se hace referencia en los discursos o textos, es decir, sobre los pensamientos y las teorías que guiaron su producción.

Una persona puede tener conocimientos y ser erudita e incluso poseer mucha información, con ellos, pero no producir pensamientos políticos revolucionarios (línea de política) y realizarlos como praxis política transformadora autónoma, y sin eso, mucho menos podrá tener conciencia.

IMPACTO DE LA HEGEMONIA COMO FORMACION DEL POLITICO CON COMPETENCIAS DEMOCRÁTICAS PARTICIPATIVAS

Es más los militantes, que se constituyen en intelectuales orgánico, no solo de la fuerza política, sino de la actividad social en la que son actores, se convierten, como tales, al ser promotores de la democracia participativa, o personas con esas competencias ciudadanas; para eso requieren recrear simbólicamente la explicación de la sociedad (a nivel estructural, el devenir-periodo y la coyuntura) para producir pensamientos críticos vivénciales políticos: programa, estrategia y táctica, para ayudar a la población a que los construyan, colectivamente y se genere en ellos unos activistas políticos autónomos. Este es el impacto de la hegemonía.

Impacto de la hegemonía que se traduce en formar sujetos sociales autónomos porque desarrollan la línea de política en cualquier campo de la actividad política o social, en las que sean actores, para ser autores de su transformación emancipadora. Sujetos que no improvisen, permanentemente, y que al calor de la lucha cometen muchos errores, que después tienen graves consecuencias para el progreso del proceso revolucionario, sino que sean previsivos y proactivos. Más que personas o gobernantes aislados, sean sujetos sociales: colectivos de partido con pensamiento y voluntad conciente que construyen la táctica con la población y desde ésta lo llevan a comprender y trascender las vivencias y por lo tanto la estrategia y desde ésta a los propósitos programáticos.

LA IMPORTANCIA DE LA PRODUCCIÓN DE PENSAMIENTOS CRÍTICOS VIVENCIALES POLITICOS

Es importante ese papel ya que la praxis de la línea de política implica ayudar a elaborarla y reelaborarla. Su elaboración es en si un proceso de poder producir tanto el pensamiento crítico transformador como la reflexión sobre el mismo y sobre su realización como praxis transformadora siendo autor de la toma de decisiones y complementado con el poder derogar el mandato a los gobernantes elegidos, previa evaluación de su gobierno: toma de decisiones, efectos en los actores e impacto en el contexto contrastado con sus discursos.

Es pensamiento aquel sistema de ideas en donde se simboliza lo significativo de campos singulares investigativos; entre ello las propiedades, la cualidades, la pertinencia y las posibles modificaciones; es decir esas ideas son pensamiento en cuanto que describe las propiedades de los fenómenos o actividades: la forma como existen y en la cantidad en que existen; de ellas se develan sus cualidades: lo que determina que algo sea lo que es, y que cuando lo pierde deja de ser lo que es, y puede ser reemplazado por algo totalmente nuevo. Para eso se parte de las cualidades los factores que impiden satisfacer tales necesidades y crear las que si lo posibiliten. En otras palabras devela las relaciones sociales de poder que le otorgan su naturaleza histórica; ya sean de dominación-opresiva o de colaboración y ayuda mutua.

Cuando describen las propiedades los tipos de pensamientos son representativos (que simbolizan las propiedades de la praxis social y política). Cuando interpretan y explican las cualidades son metarrepresentativos ( que simbolizan las cualidades de las actividades sociales y las praxis políticas que las transforman: estructura-esencia, tendencia y su funcionamiento). Si simbolizan la pertinencia, son pensamientos vigenciales, es decir, si simbolizan la pertinencia de las actividades sociales y las praxis políticas que asumen su transformación. Ahora, cuando simbolizan las modificaciones este se constituye en propositivos (simbolizan las propuesta de actividad social o praxis política con las que se ha de superar las existentes y que están en crisis absoluta que legitiman la revolución).

La producción de esos tipos de pensamientos demandan del consiguiente ejercicio e incremento de los respectivos procesos cognitivos (perceptivos, racionales y de imaginación) que se expresan a nivel de cualidades psíquicas desarrolladas en cada sujeto, como ya se dijo antes, que se denominan capacidades cognoscitivas descriptivas, interpretativas, explicativas, valorativas e innovativas plenas. Procesos cognitivos sin los cuales no se construye la autonomía política por los actores sociales. ¿Se pueden imaginar el impacto, en la sociedad, de un partido con 4 millones de militantes que construyen simultáneamente con ella sus competencias autoinvestigativas criticas vivénciales y el nuevo modelo de dirección democrático participativo?.

Ese tipo de pensamiento implica que caracteriza sus actividades, precisa si le sirve o no para satisfacer sus necesidades materiales o espirituales, y conlleva las propuestas de transformación de tales actividades; con la posibilidad de incidir en las relaciones de poder que le impiden satisfacer sus necesidades, implementarlas y evaluarlas de manera permanente para redireccionalizarla, pero en sentido emancipatorio.

La producción de esos tipos de pensamientos implica la autoinvestigación vivencial. Se resalta la importancia pedagógica de ella por cuanto se da con la interiorización conciente; el no hacerlo es pretender que todos los sistemas simbólicos se generan espontáneamente, y en tal sentido, presuntamente también el pensamiento creativo transformador; por lo que, desde este punto de vista, no se requeriría de la autoinvestigación vivencial, pues cada persona sería un espontáneo investigador político, sin que la práctica formativa autoinvestigativa se lo posibiliten. Se habla de simbolizaciones espontáneas y concientes (que se constituyen como sistemas de simbolizaciones); las primeras se dan en la vivencia de la praxis formativa espontáneas y las segundas, con la vivencia conciente de la auto-investigación vivencial bajo la forma de investigación formativa.

A esta situación se refiere Vygotski cuando dice, citando a Marx, que “si la forma de manifestarse y la esencia de las cosas coincidieran directamente, sobraría toda ciencia”. Y comenta que “en efecto, si el objeto fenotípicamente fuera igual genotípicamente, es decir, si las manifestaciones externas del objeto tal como suelen verse todos los días realmente expresaran las verdaderas relaciones de las cosas, la ciencia estaría completamente de más, ya que la simple observación, la simple experiencia cotidiana, la simple anotación de los hechos sustituiría por completo el análisis científico. Todo cuanto percibiéramos directamente sería objeto de nuestro conocimiento científico”. (Vygotski,1995,1,103-104).

En tal sentido brotaría de manera espontánea el pensamiento sobre la identidad de clases y las reivindicaciones serían profundamente revolucionarias, situación que no es así porque cuando la gente trata de buscar satisfactores tiende a la realización espontánea del interés individualista. Sino mírese el ¿por qué la gente en Venezuela se asustaba con la publicidad de la oposición contra la reforma constitucional?. Sobretodo en lo relativo a la posible expropiación de la propiedad privada que hacían confundir con los bienes satisfactores directos de sus necesidades: “dos carros, dos casas, etc”. Indudablemente que incidió el énfasis del Presidente en los tipos de propiedad dejando de lado las relaciones sociales de poder que son las esenciales en las relaciones de producción, como lo dice Marx en su texto sobre “La ideología Alemana”. En tal sentido la sociedad capitalista se rompe desde la política desmontando su modelo de dirección, en todos los planos de la sociedad y en esquema mental de las personas que las posee ideológicamente.

Ese pensamiento que se produce sobre las vivencias es transciencial dado que en él se funden las simbolizaciones de los múltiples significados de la base conceptual seleccionada y ordenada desde las diversas ciencias, desde donde se aborda su simbolización. Se hace convirtiendo los significados de cada concepto en preguntas, es decir, su contenido o significados, para profundizar la simbolización que se hace, partiendo o sobre la descripción de dichas vivencias. Por eso se puede afirmar que su abordaje investigativo es inter-ciencial.

Con ello se consolida la tendencia fundamental y positiva de la sociedad del conocimiento: su uso masivo para construir propuestas de superación a los conflictos y problemas estructurales y su carácter de bien humano y para lo humano. Postura que es contraria a la neoliberal que lo concibe como una mercancía y por lo tanto justifica la existencia de países productores/distribuidores de esa mercancía y países consumidores, cuyos centros educativos vienen convirtiendo en sus expendedores.

EL DESARROLLO POLÍTICO COMO UNA NUEVA CULTURA POLÍTICA.

Se resalta la importancia de la reproducción simbólica significadora de las vivencias dado que ellas son en esencia su cultura y el pretender ayudarlo a que se forme, como ciudadano, relacionándolos solamente con el conocimiento, se le está subyugando. Esa es la tendencia de su educabilidad, dado que con ello no se les ejercitan e incrementan los procesos o dimensiones cognitivas ni lingüísticos, ni los practico político sociales como el trabajo de dirección y de ejecución al lado del trabajo intelectual y manual. Pero tampoco lo que denomina la profesora Talizína "estructura racional de la actividad cognoscitiva del hombre", dado que con ello lo que se hace es imponer una cultura simbolizada en esos conocimientos; dado que el conocimiento como simbolización de unas actividades obliga, al asimilarlo, a la operacionalización de los mismos como habilidades, es decir, a validarlo como una modalidad de actuaciones que son parte de un tipo de cultura, que se termina imponiendo. Éste se impone al exigir que la persona demuestre la comprensión del conocimiento mediante la validación, como un hacer, para que sea, (saber ser) como las culturas simbolizadas en esos conocimientos.

Pero se logra lo contrario si se articulan los conocimientos (seleccionados y ordenados interciencialmente) con la vida, es decir, las vivencias de las personas, en un nuevo tipo de relaciones entre la teoría y la práctica como realización y no como ejercitación(empirístas), verificación (positivistas y neopositivista) o contrastación (hermenéuticos).

Se logra, para ayudarles generar pensamientos críticos vivénciales transcienciales, como la esencia de la nueva enseñabilidad, que antes se quedaba en la sola relación del estudiante con el campo de saber formativo, de corte teórico; sobretodo porque le posibilita comprender por qué hay que modificar a dicha actividad y le da la posibilidad de su conversión en autor de la toma de decisiones para su transformación. De esa manera es posible que se le tribute a que construya competencias participativas autoemancipantes y con eso concretiza otro tipo de educabilidad que dinamiza su desarrollo cultural.

El otro tipo de desarrollo cultural se construye con la cooemancipación porque en la medida en que genera ese pensamiento crítico vivencial transciencial, lo hace como una producción colectiva, y develando las relaciones sociales de dominación-opresión que impiden satisfacer sus necesidades, pero además, en la medida en que construye unas de colaboración y ayuda mutua para construir el otro tipo de actividad social que las satisfaga e incluso sobre la propia autoinvestigación. Tanto el primer tipo de relaciones sociales de poder como la otra caracterizan la naturaleza que determinan a las actividades sociales, mediante las cuales satisface, entraba, o consigue los medios para satisfacer sus necesidades, y los efectos que en tal sentido puedan estar ejerciendo en él y las demás personas, con quienes vivencia dichas actividades.

Ese desarrollo cultural, entonces, hace referencias a dominar su propia cultura, es decir, actividades sociales y personales y a su reproducción conciente, su modificación parcial o cambios y a su modificación total o transformaciones, en el tiempo. Esto hace alusión a lo más importante de la conducta, al decir de Vygotski, "la actividad peculiar del hombre orientada al dominio de su propia conducta". Y al respecto dice que "podemos decir, sin exageración alguna que en la creación de vías colaterales para el desarrollo cultural reside su alfa (principio) y omega (fin)"(1) en la dinamización de su desarrollo hacia lo humano. Por eso el énfasis de su estudio lo centra en lo que denomina tres conceptos fundamentales: a) el concepto de la función psíquica superior; b) el concepto del desarrollo cultural de la conducta y c) el del dominio de los propios procesos del comportamiento.(1)

Por eso su énfasis en que el desarrollo de los proceso o funciones psíquicas superiores, su ejercicio o adormecimiento y su sedimentación en los esquemas mentales, está determinado por el desarrollo cultural, sin desconocer el aspecto biológico de las personas, y la posibilidad de interiorizarlo de manera espontánea o consciente, como el que se plantea mediante la autoinvestigación vivencial.

Del papel de su pensamiento, que no es lo mismo que sus creencias sobre sus vivencias, se deduce que, para construir su condición de humano, es una exigencia que conozca y transforme concientemente los presuntos satisfactores de sus necesidades e incremente los niveles de su ejercicio o desarrollo cultural.

Igualmente implica que solamente mediante ello se le hace posible el ejercicio y desarrollo de su libertad. Y el ejercicio de dicha libertad significa trabajar hacia tales actividades sociales y personales, en calidad de satisfactores, con toda o la mayoría de la población de manera conciente, para realizar lo que Simón Bolívar denominaba "La Suprema Libertad Social". (Discurso ante el Congreso de Angostura, 15 de febrero de 1819). Para eso el imperativo histórico es ayudar a todas las personas a construirse como un ser humano, es decir, a ser autor y actor de la vivencia conciente de sus necesidades entendidas como sus derechos humanos fundamentales, y concibiéndose como una totalidad integrada, articulada al medio social, al natural y así mismo

Ese desarrollo cultural es lo que se constituye en competencias política revolucionarias de los militantes y ciudadanos, entendidas como un modelo de actuación-acto-actividad de un poder producir pensamiento críticos vivénciales políticos y vivenciar la transformación de la sociedad en su conjunto, desde el gobierno y la actividad social, de la que se es actor, para ser autor-actor conciente de la construcción de la otra sociedad conque la ha de superar.

El poder producir esa clase de pensamiento lo constituye en Intelectuales orgánicos transformativos actores-militantes de las actividades sociales a transformar: promotores de la auto-investigación vivencial crítica por parte de los sectores de la población para que transformen concientemente las actividades sociales que obstaculizan la satisfacción de sus necesidades materiales, psíquicas intermedia y superiores o espirituales que no son otra cosa que sus derechos humanos fundamentales.

Es un nuevo modelo de actuación con relación a la cristalización u objetivización de esa praxis social, bajo la forma de actos políticos, sobre los cuales produce pensamientos críticos vivénciales políticos o pensamientos críticos ciudadanos.

Por esas razones es que quien vivencia este aspecto activo-operativo de las teorías políticas y las filosofía que le ejercen la vigilancia intelectual, antes de relacionarse con el aspecto figurativo de las mismas (sistemas de códigos elaborados: nociones, conceptos, principios, leyes, en el caso de las teorías con estatus de ciencia- la sociología conocida como materialismo histórico y las categorías en el caso de la filosofía: materialismo dialéctico), comprenden a ambos.

Con esas vivencias trascienden los actos tradicionales y quienes trascienden pueden ayudar a otros a que transiten, por ese mismo camino de manera dirigida o conciente; transiten de un nivel de desarrollo político cultural actual hacia zonas de desarrollo próximo; pero encaminados a la condición de político revolucionario autónomo en la realización de la línea de política (propósitos programáticos, las estrategias para construir y transformar la correlación de fuerza realizadora de dichos propósitos y siendo coautores de las tácticas coyunturales). No los comprenden quienes no los han ejercitados y repiten los discursos y argumentos de otros.

El desarrollo cultural político actual es indicativo del grado de desarrollo en el cual un sujeto puede comprender un acto-actividad y puede vivenciarla, sin la ayuda de un experto en ese acto-actividad; e incluso usando los símbolos o códigos que socialmente se usan para referirse a dicha acto-actividad.

Para dinamizar ese estado de desarrollo hay que ayudarlos a transitar hacia zonas de desarrollo próximo por ser el progreso construido, como nuevo autor-actor de otro acto- actividad social, con la ayuda del experto (militante intelectual orgánico en desarrollo), pero, en donde es el estudiante (el pueblo) el autor-actor y constructor de ese nuevo nivel de desarrollo, bajo la dirección intelectual del experto (el militante del partido). Al consolidarse ese nuevo estadio de desarrollo se encausa hacia un nivel de desarrollo potencial relativo como un nuevo activista político relativamente autónomo en su praxis política.

La nueva forma histórica encadenada que toma esa futura praxis social y ésta, en si misma, es un tipo de cultura que antes ni comprendía, a nivel personal, y que a los ojos del experto no podía vivenciar; pasando a un si comprender y a un si poder vivenciarla; incluso, con el uso de los respectivos sistemas de códigos elaborados para simbolizar lo significativo de dicho actos-actividad y generar su propio pensamiento, sobre esa vivencia, es decir, construyéndole significados.

Con la autoinvestigación vivencial se le ayuda a desarrollar tales competencias autogeneradoras de pensamiento crítico vivencial transcienciales, que realiza como actividad, sobre sus actividades y las actividades de otros, es decir, como la construcción conciente de pensamiento sobre las mismas y la creación de las innovaciones que las reemplacen.

Con la generación de ese tipo de pensamiento, como autoinvestigación vivencial, es decir, con la reproducción simbólica significadora de su cultura, de sus actividades personales y sociales mediante las cuales su pueblo satisface parte de sus necesidades, construye su auto-identidad cultural: ¿quién es él, de dónde viene y pueda decidir para dónde va?, su proyecto de vida en concordancia con un proyecto de sociedad.

Por esas razones la producción de pensamientos hace a la gente culta, en el sentido en que lo planteaba José Martí:”ser cultos para ser libres”. Hay que reconocer esta condición dado que la gente espontáneamente no produce pensamiento.

Por eso el autor-actor se auto-construye vivenciándola concientemente, no imitando a los actores de la cultura que existe, y que se encuentra en crisis absoluta, sino ayudando a superarla construyendo aquella con la cual ha de ser reemplazada históricamente, la conoce transformándola y no simplemente para interpretarla.

Y quien la vivencia puede comprender a ¿qué se denomina y qué se significa? con los nuevos sistemas de códigos elaborados sociológicos. De lo contrario consideran que son nuevas palabras que se crearon, para denominar lo mismo, que entre otras cosas, “ellos siempre han hecho o vivido”; o que se les quiere embolatar, manipular, envolver o embaucar como políticos en formación. Eso sucede porque es una confrontación entre los sistemas de códigos usados por él, en sus discursos tradicionales, contra el de los otros; entre los que simbolizan actualmente sus vivencias contra los que tienen estatus de pensamiento o teorías, por ser totalmente diferentes, dado que los suyos son creencias políticas.

Solamente la actuación trasformadora posibilita denominar lo nuevo, que supera lo viejo, y comprenderlos a ambos precisando sus diferencias esenciales, es decir, para poder trascender. Y además, lo podrán hacer, cuando entiendan que las teorías como sistemas de códigos elaborados, son una totalidad, con que simboliza el mismo campo de fenómenos, en su desarrollo desigual-diferenciado y discontinuo, por las rupturas que los hacen diferentes, explicados por perspectivas onto-epistémicas diferentes. Y por lo tanto no es correcto usar códigos elaborados que pertenezcan a teorías porque tienen otros significados e intereses de clase.

El transito del nivel de desarrollo cultural actual, personal o grupal, hacia zonas de desarrollo próximo cultural-político se construye, pero no con la interacción directa con los sistemas de códigos elaborados, constitutivos de una teoría o línea de política. Así sea como asimilación significadora de dichos códigos elaborados y menos con aprendizajes mecánicos o significativos.

Este conflicto nos convoca a debatir la cuestión de la formación de los ciudadanos con competencias democráticas participativas y a los promotores de tales actividades formativas para que sean autores y actores concientes de la realización de las propuestas Programática del partido. El cometer ese error posibilita que se de la relación, de manera directa o indirecta, entre los activista políticos con los sistemas de códigos elaborados (filosofía, teorías o pensamientos creados por otros); se posibilita que se tejan relaciones sociales de dominación y opresión y no a que se develen las mismas y que produzcan pensamientos.

TIPO DE INTERÉS QUE HA DE PRIMAR: DE LA HETERONOMÍA A LA AUTONOMÍA MORAL.

La producción de simbolizaciones conocidas como creencias morales se da manera espontánea sino no se hace de manera dirigida como producción de pensamientos morales. Al respecto, se niega el que sea correcta la afirmación de que “la palabra del pueblo es la palabra de Dios”. El pueblo por la alienación está poseído por creencias políticas, morales y de toda clase y no piensa ni decide autónomamente, por ser heterónomo. Lo hace al simbolizar, de manera espontánea, a las relaciones sociales de poder a partir de los actos que vivencian con otros actores. No entendiendo que éstas pueden ser de dominación opresiva y que con ello lo que hacen es reafirmarlas, sin saberlo; esa simbolización es, en si misma, el individualismo al que entra a defender como algo normal. Individualismo que lo reafirma en su heteronomía, es decir, en el aceptar que una minoría tome decisiones por ellos y venderles el voto a ellos.

Ante este obstáculo mental hay que ayudarle a producir pensamientos, incluso morales para que puedan ejercer la autonomía. Sino denle la oportunidad a alguien del pueblo de ser presidente, sin producción de pensamientos político, así sea de una Junta de Acción Comunal o de un sindicato, un Consejo Comunal o de cualquier entidad y repite los modos de actuación, en la toma de decisiones, de tipo autoritario, obedeciendo a intereses individualista, clientelista. Lo hace acorde con la cultura política dominante: el modelo de dirección democrática representativa y las relaciones sociales de poder que las determinan y que ha interiorizado de manera espontánea.

Por el dominio espontáneo de las simbolizaciones morales de ese modelo de dirección es que se hace una exigencia ética el que los actos o praxis políticas deben ser reflexionadas dado que, como dice Simón Rodríguez, “...las luces que se adquieren con la experiencia han hecho pensar…que el único medio de establecer la buena inteligencia, es hacer que TODOS PIENSEN EN EL BIEN COMÚN y que ESTE BIEN COMÚN ES LA REPÚBLICA (Tratado de Luces y Virtudes Sociales: 1840).

Pero hay que hacerlo reconociendo el primado del interés general, que se conjuga y consolida con el interés personal, o sea de cada persona al posibilitar simultáneamente la satisfacción de sus necesidades, y no el interés individualista consolidante del interés privado, en detrimento de la mayoría lo hace si prima el interés público emancipador. En otras palabras la responsabilidad de cada persona es tratar, conjuntamente con la mayoría de la población, de que se creen las condiciones que hagan posible satisfacer esas necesidades; no se le puede obligar a las personas a que sean libres sometiéndolos a que otros tomen las decisiones que presuntamente le han de hacer feliz o libre, sino a crear las condiciones que le hagan posible a cada persona autoconstruir su libertad.

Por eso, para garantizar la construcción de la libertad, hay que ayudar a los actores sociales a conocer tales vivencias y los efectos que genera en su naturaleza humana, y, en consecuencia conocerlas es autoinvestigar sus vivencias para que se realice la igualdad, la fraternidad y la libertad como los tres pilares de la espiritualidad.

CONCLUSIONES

Todo proceso revolucionario demanda de un partido, es decir, de la organización de los intelectuales orgánicos que ayuden a elaborar la propuesta de la nueva sociedad por construir y para que orienten a los ciudadanos para construirla concientemente.

Este partido, para ser orientador-director- debe ser el promotor de la construcción de la nueva hegemonía emancipadora; es decir, de la construcción de la llegada al gobierno, la consolidación del dominio progresivo del poder constituido para y por el pueblo; eso implica ayudar a empoderarlo para que se vaya fusionando el poder constituido (modelo de dirección del Estado y de las actividades sociales) con el poder constituyente (Consejos comunales o Consejos de Participación ciudadana). Partido que se constituya en anti-partido en la medida en que trabaja por la construcción de ese modelo de dirección democrático participativo horizontal del Estado y el resto de actividades sociales.

Un partido aglutinador de toda la población, en esa dirección, conformando la correlación de fuerzas políticas, disminuyendo a la burocracia estatal y dejando la que se requiere para garantizar la unidad de un país, hasta cuando se pueda construir la globalización solidaria.

El ejercicio de ese derecho, para poner todos los recursos del país en función del desarrollo hacia lo humano de todos los habitantes, exige el deber de hacerlo con responsabilidad intelectual y ética. Y eso implica que el partido ayude a las personas a producir pensamientos políticos críticos vivénciales para que el pueblo ejerza la autonomía política: sea autor de la toma de decisiones que resuelvan los conflictos coyunturales en razón del interés general o público.

Pero que, desde la solución de esos conflictos, trabaje para acumular las fuerzas sociales y políticas que ayuden a superar las contradicciones estructurales, que determinan la naturaleza de la actual sociedad capitalista con sus modelo de dirección democrático representativo clientelista, politiquero, corrupto e ineficiente y avance en la construcción de aquella con que se ha de remplazar: una sociedad humanista y solidaria, es decir, una sociedad en que se vivencie un Estado social de derechos humanos, por lo tanto, democrática participativa ya que la contradicción principal es entre la vieja democracia representativa y la naciente democracia participativa.

(*) AUTORES: Hernando A Romero Doctor en Ciencias pedagógicas. Astrid Coronado. Magíster en Administración educativa y Supervisora educativa. Rodolfo Hernández. Magíster en Ciencias Políticas.

her_profesor2001@yahoo.com


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