Desde la escuela

Expertos civiles y militares, europeos, coinciden en que Ucrania ha perdido 560.000 soldados desde que comenzó el conflicto en febrero del 2022 y que está por cumplir dos años. De este brutal número, 265.000 murieron en combates o días después. El resto son mutilados, heridos, irrecuperables socialmente y una carga enorme para el Estado, una vez concluya la guerra. Es decir, que a la fecha, Ucrania ya tiene 300.000 hombres que no sirven para nada, más que ser una carga para su país y para sus familiares. Algunos, muy pocos en realidad, se recuperarán y tendrán un oficio con limitaciones porque serán discapacitados. El 90% será una pesada carga. Estamos hablando de una guerra que todavía no concluye y de la que los medios y las redes se han olvidado, porque lo ocurrido en Gaza es aún más cruel, más inhumano y más sangriento. Es increíble tener en un pedazo de tierra a millones de personas, para todos los días, lanzarles bombas e irlos matando poco a poco, ante la mirada ruin e indiferentes de naciones que se ufanan de ser las madres de poetas, escritores, músicos y cultores, pero que permiten semejantes barbarie. Nadie hace nada.

Por el paso que vamos, en el caso de Ucrania, si el conflicto se prolonga este año, tendrá sin duda un millón de vidas humanas perdidas. La desproporción, la paranoia, más bien la sociopatía, de sus dirigentes, es de tal calibre, que están reclutando chicos y chicas de 16 años para que vayan al frente. Hace poco un oficial ruso, mediante un video, les pidió a los dirigentes ucranianos, que terminaran esa guerra para que no siguieran enviando niños a morir en el frente. Se refería directamente a una chica ucraniana de 19 años que acababa de morir en combate y él aludía a su propia hija, a quien recordó de inmediato.

Lo que todavía no se ha dicho, es que al final de la guerra, si Ucrania quedara en manos de la OTAN, es decir del Big Brother, los ucranianos tardarían más de 100 años para pagar la deuda acumulada; más una cantidad similar que necesitarían para reconstruir a esa nación. Al menos, creo yo, en manos de Rusia será distinto en el sentido en que se invertirá en la reconstrucción y la organización histórica, cultural y política, de una nación que probablemente se integrará a la Federación Rusa.

Pero, lo peor, serán las generaciones de ciudadanos de ese país, a quienes les llevará años superar ese trauma. Y la historia que será contada una y otra vez. Lo vital será, sin duda, una estrategia correcta en todo el sistema educativo, porque en la escuela está la clave de todo. Desde allí se construirá el hombre nuevo, aunque nunca se olviden los millones de muertos.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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