Especulación, dólares y praneo económico

“Nadie puede amasar una fortuna sin hacer harina de los demás.”

Todos sabemos que el malandro casi siempre ofrece a su víctima una opción “salvadora” : los zapatos o la vida, el celular o la vida, etc. Uno "puede" "elegir" entre una y otra, entre la opción “correcta” (darle lo que quiere) y la “incorrecta” (negarse). Es, en líneas muy generales, el equivalente callejero de lo que los teóricos de juego llaman elección forzada: la persona se ve obligada a “elegir” la más “racional” entre opciones impuestas en situación de coacción.

El secreto para obligar a la persona a “elegir” la opción “correcta” es crearle las condiciones objetivas que la lleven a ello, es decir, ponerla en una situación tal que opte por hacer aquello que de otro modo muy difícilmente haría haciéndole ver que de lo contrario el precio a pagar será mayor: nadie le daría su carro a un extraño si no es con una pistola en la cara. Así pues, una vez creada la situación sin salida se ofrece la salida “correcta”: es más sensato entregar el carro a que te den un tiro.

Lo mismo, como sabemos, pasa en la cárcel. El pran ofrece “protección” a cambio de la sumisión. Pero la elección es forzada pues evidentemente no dejarse “proteger” equivale a hacerse matar. El pran aprovecha la situación existente (el estar preso) y la maximiza para sacarle provecho (amenaza) y a la persona solo le resta elegir qué es lo que le “conviene”

El praneo económico: una definición preliminar.

El término pran es de factura nacional y muy específico, pero la práctica que describe es universal y muy antigua sobre todo si extendemos su uso fuera del recinto carcelario. En lo que a la economía respecta, se ha abordado su estudio aunque con otros nombres. Marx se refiere a ellos en varias partes, pero especialmente en el capítulo XXIV del Tomo 1 de El Capital cuando habla sobre la acumulación originaria. Veblen los llama capitanes. Sutherland delincuentes de cuello blanco, Braudel y Sombart simplemente capitalistas. Sin embargo, sorpresivamente, quien ofrece la definición más clara sobre el praneo económico es Adam Smith en el capítulo VIII La Riqueza de las Naciones, un capítulo que por cierto no aparece sino hasta la tercera reedición de la misma luego del nombramiento de Smith como Comisario de Aduanas en 1778.

En efecto, Smith está claro que no siempre ocurre que al encontrarse los múltiples intereses individuales que coexisten en una sociedad el mercado los autoregula “como una mano invisible” que procura el bien colectivo. De hecho, lo más probable es que los más fuertes se impongan sobre los más débiles en la medida en que aquellos son capaces de dictar las leyes, crear y manipular las condiciones del sistema. En este sentido -dice- esos “más fuertes” son los “promotores del sistema”, aquellos quienes bajo el lema “todo para nosotros, nada para los demás”, ven sus intereses “especialmente favorecidos” ante los cuales “se sacrifican” tanto los intereses de los consumidores como lo de otros productores y comerciantes

A estos "promotores del sistema" es lo que aquí llamamos pranes económicos. Es decir, aquello sujetos o grupos con la capacidad de imponer mediante la coacción, la intimidación, el terrorismo, el soborno, la corrupción, el secuestro y el expolio las reglas y condiciones en el “juego” económico de manera que terminen operando en su provecho. La diferencia entre estos y los pranes de nuestras cárceles es de estilo y la impunidad con que operan, pero también sin duda en que son mucho más peligrosos. En resumen, los pranes carcelarios son tan solo la versión rústica de nuestros pranes económicos.

El praneo económico en Venezuela.

Venezuela cuenta con una larga historia de pranes económicos al menos desde Manuel Antonio Matos y Guzmán. Gómez fue también un gran Pran, rodeado de varios “luceros” como Pedro Tinoco Smith y Vicente Lecuna. En 1943, sin embargo, el praneo económico alcanzaría un nivel superlativo cuando los pranes emergentes de la banca y el comercio importador armen un comité de defensa de sus intereses al que le dieron el nombre de FEDECAMARAS. La primera víctima del praneo organizado fue el gobierno de Medina al que derrocaron en 1945 en connivencia con los también emergentes pranes de AD y el ejército. Tres años más tardes -en una de esas vendettas típicas entre pranes- FEDECAMARAS derrocaría al gobierno de AD inaugurando una época de terror junto a Pérez Jiménez. Cuando a éste se le acabó la plata para seguir entregando contratos, los pranes económicos huyeron hacia delante apoderándose del procesos de democratización en ciernes. Gobernaron a sus anchas durante cuatro décadas.

Abalanzados sobre la riqueza nacional los pranes prácticamente arruinaron el país a finales de los setentas. El V Plan de la Nación de CAP fue el equivalente criollo del “Enriqueceos!” de Guizot pero peor. Los viejos y emergentes pranes de la economía (estrechamente relacionados con pranes transnacionales) se enfrascaron en una guerra por privatizar la riqueza social y una vez llevada a niveles insostenibles pasaron a socializar las pérdidas. El resultado: una deuda externa inmanejable buena parte de la cual sirvió para financiar la fuga de divisas y el consumo suntuario, depresión salarial, desempleo, un Estado desmantelado, pobreza generalizada y una dejadez social en medio de la cual los pranes acentuaron su poder.

De allí en adelante los pranes económicos hicieron del malandraje abierto un estilo. Se dieron a la tarea de especular con la deuda y el control de cambios, con los controles de precios, con los contratos y con todo lo que se pudiera especular y robar desde barcos y jeeps hasta tanques de guerra y aviones. En 1989, con CAP de nuevo en el poder, el Praneo daría otro salto cualitativo con la colocación del Pran Pedro Tinoco hijo al frente del BCV. Tinoco venía de ser presidente del Latino y en la práctica nunca dejó de serlo. Colocó a unos luceros (Gustavo Gómez López) como mamparas y desde la presidencia del BCV se encargó de drenar el tesoro público hacia su banco, una entidad hasta entonces relativamente modesta pero que inmediatamente trepó como la segunda del país. Los resultados son por todos conocidos.

Durante los noventas no fue ese el único caso de praneo. Otros banqueros se enfrascaron en cruentas guerras por el botín, como la que protagonizaron los dueños del Venezuela contra Orlando Castro y compañía (de la que en última instancia resultó beneficiado Juan Carlos Escotet y su hoy Banesco). Mientras todo esto ocurría privatizaban al país, dejaban desamparados a los ahorristas, imponían créditos indexados (las llamadas cuotas balones), al tiempo chantajeaban a las autoridades cuando éstas no eran directamente cómplices. De por sí, la corrida bancaria de 1993-1994 no hubiera sido tal de no haberse manipulado la intervención oficial con el fin de favorecer a un grupo de pranes por encima de otros.

Pero también recurrieron al terrorismo. Aún se recuerdan los sobres-bombas, atentados realizados por un grupo de yuppies con el fin de crear un crack en la Bolsa de Valores y hacer bajar de precio los locales del CCCT (uno de los íconos arquitectónicos del praneo venezolano, solo superado por las torres de Parque Central) para posteriormente comprarlos y venderlos a precios de mercado. Entre otros, se vieron involucrados Henry López Sisco y Ricardo Koesling, años más tarde activos protagonistas del golpe de estado de abril de 2002. Otro episodio que hay que agregar fue el famoso “narco indulto” otorgado por el “notable” Ramón J. Velásquez al capo Larry Tovar Acuña. La defensa del expresidente se encargó de decir que fue una trampa palaciega montada contra Velásquez. Quién sabe. Pero lo cierto es que se hizo en el marco de la discusión de la ley de bancos, siendo que algunos pranes de la banca acusaban a Velásquez (miembro del directorio del Banco del Caribe) de jugar a favor de su grupo. Entre otros involucrados estuvo Pedro Soto, edecán de CAP y el primer militar que se pronunció contra el gobierno del presidente Chávez en 2001. No debemos olvidar también las célebres batallas entre Granier y Cisneros por el control de los medios de comunicación, así como tampoco la guerra de las cervezas y los refrescos protagonizadas por Cisneros y los dueños de la Polar. En todas y cada una de ellas fue el país el que salió perdiendo.

El praneo económico hoy.

El praneo económico durante la última década por reciente es más conocido. Su punto álgido se alcanzó entre finales de 2001 y principios de 2003, con los paros patronales contra las leyes habilitantes, el golpe de abril (que puso al jefe de FEDECAMARAS como presidente) y el sabotaje de los poderosísimos pranes de PDVSA. Todos esos intentos fueron derrotados pero a un alto costo. Por poner una cifra, el sabotaje petrolero le reportó al país más de 20 mil millones de dólares en perdidas y una caída global del PIB cercana al 30%. En comparación, la República Árabe Siria, tras dos años de cruenta guerra contra la invasión de fuerzas terroristas financiadas y armadas por países vecinos y la OTAN, ha visto caer el suyo en un 18%. En pocos meses, la “cívica” coalición oposicionista venezolana casi la duplica.

Aunque en estos años el praneo económico mutó, suma nuevos actores y complicidades, la lógica sigue siendo la misma: cómo hacer para manipular e imponer a la mayoría a la que consideran sus reos condiciones someterlos mejor al expolio. Como buenos pranes el argumento es: o se hacen las cosas como yo digo y aceptas someterte o provocaremos el caos y la barbarie. Eso lo han venido haciendo sistemáticamente en los últimos años y si han arreciado ahora es porque interpretan que sin el presidente Chávez el chavismo es más vulnerable. Para quien dude de ello escuche la entrevista que Carlos Croes realizó el día de ayer al pran de la MUD el copeyano Guillermo Aveledo quien aseguró que le harán “pagar” al gobierno la escasez y la inflación en las próximas elecciones de alcaldes. Durante toda la entrevista Aveledo se comporta como todo un pran: amenaza, descalifica, alardea y hasta se da el lujo de confesar en lo que están. Luego, ofrece la alternativa, le dice a la gente cuál es la opción “correcta”: votar por ellos o quedarse sin comer.

Para no alargarme más de la cuenta, en una próxima entrega me dedicaré en concreto al tema de la especulación de precios y con dólares para explicar por qué este praneo es causa en última instancia de la “crisis” actual. Un praneo dirigido contra el gobierno para derrocarlo u obligarlo a tomar medidas desesperada (liberar los controles, devaluar dolarizar, seguir alimentando el mercado ilegal mediante la permuta, etc.) pero en general contra el país al cual no solo se le somete a la zozobra sino que mediante ella se obliga a las mayorías a tomar opciones políticas que no lo favorecen, al tiempo que se le involucra en una carrera especulativa de la cual los únicos beneficiados son los grandes pranes.


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Luis Salas

Sociólogo y economista político con Magister en Sociología del Desarrollo Universidad de las Artes y Ciencias Sociales. Profesor universitario. Investigador de la Unidad de Debates Económicos de CELAG.

 salasrluis@gmail.com      @salasrluis76

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