¿Quién mató a Lola?



QUIEN MATÓ A LOLA

Por ahí hay alguna gente diciendo que el referendo se perdió por culpa de unos malucos y desconsiderados oligarcas, que no supieron administrar sus ataques y terminaron cayendo en una victoria que a lo mejor no deseaban o en todo caso no estaba dentro de sus cálculos. Al menos, tipos como “Cabeza e´motor” y el abuelo Ledesma, hubieran preferido embochinchar al país al grito de FRAUDE.

Parece que al fin de cuentas, nadie quedó contento porque entre todos nos salimos del libreto y ahora nadie sabe como seguir la telenovela.

Los ultrosos de derecha, definitivamente no están cómodos en el papel de ganadores porque no saben bien que es lo que ganaron. Los “chavistas de franela para afuera”, tampoco saben como dorarle la píldora al jefe para que no los regañe, de modo que el desconcierto es lo único que se observa en cualquier dirección del panorama político.

A otros teóricos de fin de semana, les ha dado por hablar de la “inmadurez” del pueblo, pese a que todos ellos se han pasado ocho años repitiendo como loros aquello de que “la voz del pueblo es la voz de Dios”. Según este argumento, deberíamos concluir que Dios está inmaduro, lo cual no es tan descabellado si observamos el comportamiento de sus gerentes en la tierra –léase Conferencia Episcopal Venezolana-

En líneas generales, unos y otros, la derecha, la izquierda, el centro, el arriba y el abajo, parece que han llegado a un acuerdo tácito y razonable: NADIE TUVO LA CULPA, NADIE ES RESPONSABLE.

Nadie sino ese loco magnífico, a quien en un país de irresponsables, se le ocurrió hace ya quince años asumir sobre sus hombros las responsabilidades y las culpas de todos los fariseos, tal como lo hizo otro loco igualito a el hace ya dos mil años. Y encima nos regaló un POR AHORA que nos permite renovar la esperanza.

La gente honrada –que no abunda- no perderá el tiempo en análisis floridos, porque la lucha es larga y el tiempo corto. El horizonte está cargado de trabajo y responsabilidades mas que de esas figuraciones de pacotilla que tanto desvelan a esa fauna burocrática siempre dispuesta a saltar a la primera fila cuando se trata de integrar “comandos” con nombres pomposos.

La responsabilidad es nuestra, de todos y cada uno de los venezolanos que no supimos POR AHORA seleccionar un proyecto de futuro correcto. Y la primera responsabilidad que nos toca es barrer del camino de la historia a todos los cobardes que están es estos días tirando por la ventana sus propias responsabilidades.

El pueblo, ese pueblo al que algunos tachan de inmaduro, no se equivoca. Lo queramos ver o no, el pueblo ESTA HARTO. El pueblo entiende que igual que no se puede hacer escabeche de conejo sin conejo, no se puede tampoco construír el socialismo con el lastre de logreros, oportunistas, corruptos y farsantes que son hoy una rémora insuperable de nuestro proceso.

La oposición jugó ciertamente al desabastecimiento, pero el Estado no supo o peor aún, no quiso poner el correctivo necesario.

Qué ganas de votar puede terer un@ compatriota que tenga que hacer cola de varias horas en MERCAL mientras en la calle se vende llos mismos productos en las narices de los órganos de seguridad del estado y con toda impunidad.

Que ganas de votar puede tener el enfermo maltratado y ruleteado por unos hospitales donde todos los días se hacen inauguraciones fastuosas que al día siguiente no funcionan, cuando lo que hay que cambiar no es la infraestructura sino un personal médico saboteador, reposero, inmoral y arrogante.

No podrán funcionar correctamente las escuelas bolivarianas mientras dejemos su dirección en manos de viejas adecas que entierran los alimentos de los niños para no darles su alimento.

De modo que yo no creo que el pueblo esté inmaduro. Creo mas bien que muchos órganos del estado, hace tiempo que superaron la madurez y huelen a podrido.

Asumir esta dolorosa verdad es la vía para rectificar el rumbo, para construir el verdadero socialismo y no ese socialismo de pacotilla que se limita a vestirse de rojo rojito y a vociferar enconcentraciones públicas que nos envenenan de triunfalismo.

Cajp391130@yahoo.es


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Pedro Calzada


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