La trascendencia del voto en el contexto venezolano

Hay quienes piensan en la política y en la participación social sólo ante la inminencia de un evento electoral, como si eso fuera suficiente. Su movilización se reduce al día de las elecciones y luego regresan a la comodidad de la indiferencia, quizás porque perciben el voto como su única oportunidad de expresarse políticamente, o tal vez porque no lo entienden como un continuum que se relaciona con algo anterior y que va unido a eventos posteriores.

En cambio si lo entendemos así, será fácil reconocer que el voto es una responsabilidad que trasciende el acto de efectuarlo y que debería ser el producto de algunas meditaciones serias y comprometidas. Es una actividad que en su ejecución más elemental, operativa, ciertamente es individual, pero que en realidad está vinculada con importantes efectos colectivos. Podemos conceder que hay gradaciones, niveles en esto, dependiendo del contexto particular donde se lleve a cabo la elección.

En todo caso, en nuestro país la importancia que tiene el próximo evento electoral del 07 de octubre es muy grande y no debería dejar a nadie indiferente, a no ser que estemos hablando de casos excepcionales al estilo del señor Meursault, el protagonista impecablemente dibujado por Albert Camus para El Extranjero.

Aquí están en juego muchas cosas: “progresar” en la exclusión social a través del dominio de las élites –en lugar de seguir avanzando en la consolidación de múltiples espacios populares para la participación-, “progresar” en la constante reproducción de esquemas pertenecientes a otras latitudes –en detrimento de las expresiones autóctonas, de la visibilización de nuestros cultores, de nuestro folclore, de nuestra ciencia, lo cual se ha venido desplegando paulatinamente y por distintos medios-, “progresar” en el culto al tener –en vez de seguir construyendo una cultura focalizada en el ser a la par que se le da espacio a la satisfacción de necesidades materiales básicas-, “progresar” en la prostitución al mejor postor –o seguir fortaleciendo la soberanía en diversas áreas, lo cual nos está ayudando a superar el peso de creernos inferiores-.

El voto del 07 de octubre en Venezuela es una muy buena oportunidad para que todos aquellos señores Meursault se detengan a repensarse a sí mismos y al país que desean tener para los próximos años; es una oportunidad para discutir, proponer y participar antes y después del día de las elecciones.

Más importante todavía: es la oportunidad que les da el contexto sociopolítico y cultural vigente (no otro) para cambiar y (si son sensatos y aman su patria) de seguir profundizando en sus cambios a partir del 08 de octubre.

Jmhd75@gmail.com


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