¿Ganar elecciones o ganar las conciencias?

Una vez concluido los dos procesos comiciales del 07/10 y 16/11 de 2012 (presidencial y de gobernadores y legisladores regionales), nos parece necesario que se abra un espacio para la evaluación y el debate acerca de los errores que se aprecian en las gestiones que concluyen y las sugerencias para corregirlos desde las que comienzan. Sin embargo, sabemos que desarrollar en las regiones una reflexión de esta naturaleza no es tarea sencilla, pues, en estas últimas dos décadas de política venezolana hemos presenciado la imposición de un criterio de análisis de resultados electorales en donde quienes obtienen la victoria, entre celebraciones y cegueras de poder, se dedican sólo a presentar aquellos números y porcentajes que les favorecen y que pueden ser manipulados como especie de prueba irrefutable de logros atribuibles a supuestas gestiones de gobierno en favor del pueblo que sufraga y les permite largas estadías en la dirección del Estado, desde donde ni siquiera se cumple un porcentaje significativo de las promesas programáticas que se hacen en cada proceso comicial. Por supuesto, lo dicho líneas arriba sólo tendrá éxito si la comprobación de ofertas y logros se realiza meramente en el campo de lo mediático, pues, es allí en donde se mantiene insistentemente una campaña costosa y orientada a convencernos de que en Falcón y otras regiones del país se está edificando una nueva formación social (el socialismo) que va reemplazando progresivamente a la del capital y que dicho parto definitivo se encuentra en proceso de concreción.

Ahora bien, de todo el planteamiento previo surgen una serie de interrogantes relacionadas específicamente con los procesos eleccionarios que han tenido lugar hasta el 2012 en el estado Falcón y cuyos resultados debiesen ser motivo de estudios desde otra perspectiva teórica y conceptual capaz de ampliarnos el horizonte de comprensión del momento actual y de mostrarnos las diferencias radicales que debemos asumir frente a quienes están convencidos que con “las armas melladas del capitalismo se puede construir el socialismo”. Por esas razones, sería interesante que, sin permitir que medien las acostumbradas acusaciones jurídicas de difamación o vilipendio y sin que hagan su aparición los acostumbrados adjetivos que descalifican y se disparan como dardos para matar la crítica revolucionaria, nos esforcemos en dar respuestas a las cuestiones siguientes: ¿Qué propósito tiene, más allá de conservar el gobierno, ganar elecciones en un proceso revolucionario inédito como el venezolano? ¿Acaso los resultados electorales recientes demuestran que el proceso bolivariano en Falcón ha logrado derrotar en sólo doce años la ideología y la cultura del capital? ¿Son los resultados electorales regionales una demostración de que nuestro pueblo ha logrado un alto nivel de conciencia revolucionaria? ¿Fueron las gestiones de gobernadores y legisladores bolivarianos en Falcón las que conquistaron los resultados en las urnas a favor de la revolución? ¿Por qué se requirió un exagerado gasto de publicidad electoral, cuyo financiamiento nadie sabe de dónde sale? ¿Acaso el uso apabullante de recursos en la campaña electoral no influyó en los resultados finales? ¿Por qué no se auditan las fuentes de financiamiento de las campañas electorales y se muestran sus resultados a los ciudadanos? ¿Es una conducta revolucionaria utilizar todo el poder del Estado para favorecer a quien no lo puede lograr mostrando su gestión de gobierno? ¿Demuestran los resultados electorales que hemos ganado las conciencias de los electores para el socialismo? ¿Cuál es la razón de que el presidente Chávez obtuviese en Falcón 296.202 votos en las elecciones del 07 de octubre y nuestra candidata, la gobernadora Stella Lugo de Montilla, 156.210 el 16 de diciembre del mismo año 2012? ¿Qué ocurrió entonces con la conciencia revolucionaria de esos 140.686 votos de diferencia que no quisieron sufragar por nuestra opción regional, habiéndolo hecho por el comandante presidente? ¿Qué explica que nuestra candidata a la gobernación de Falcón lograra alcanzar 202.438 votos en su primera elección del año 2008 y en su reelección del 2012 sólo obtiene 156.216, es decir, 46.222 sufragios menos? ¿Por qué insistimos en asegurar que el porcentaje obtenido por nuestra candidata superó el 50% del universo de votantes, cuando en realidad la población de electores inscrita en la jurisdicción falconiana era de 638.516 y sólo sufragaron 315.792 personas que representa un 49.45%? ¿Porqué no reconocer entonces que por nuestra opción apenas votó el 24.47% del total del registro electoral regional y que la abstención alcanzó el 50% de ese mismo universo de sufragantes? y ¿Por qué no admitir humilde y racionalmente que ese numeroso sector de abstencionista, al no expresarse en las urnas, mostraron indiferencia, desconfianza, tedio electoral y desacuerdo político con los programas, discursos, gestiones de gobierno y candidatos de todas las tendencias que se presentaron a la competencia comicial regional falconiana?

Son por estas y muchas otras razones que nos atreveremos a ofrecer, en próximas entregas, algunas propuestas que pudieran aportar ideas para encontrar respuestas a los problemas glosados hasta aquí y que los auténticos revolucionarios y socialistas de nuestra entidad tendrán que plantearse en el tiempo por venir para poder profundizar las transformaciones contra el sistema del capital y encontrar explicaciones a tantas interrogantes que siguen siendo abordadas por nuestro liderazgo falconiano desde el pensamiento liberal y cuyo remache ideológico le impide, en la teoría y en la práctica, orientarse de manera acertada hacia la construcción del socialismo.


luisdovale@hotmail.com



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