Así fuiste camarada, así eres. Firme en la defensa de tu revolución y amoroso y apasionado en tu vida. Esa vena poética que alcanzó transmitir a tus hijos tus convicciones, tus principios, tus ideas y tus altruistas sentimientos. Quienes no tienen poemas y canciones que dibujen sus pensamientos, jamás podrán entender a tu hija, quien quiso expresarte que veía en tus canas inteligencia y sabiduría siempre al servicio de las ideas en que creíste. Ella, mi inspiración para escribir estas líneas, seguirá oliendo a caramelo por siempre. Y tú, hermano, con versos del poeta del pueblo hazle ver que no todo acabó: “Tengo dos hijos, tierra / tengo dos hijos, cielo / el altar que buscaba para el último paso / las alas que pedía, para el último vuelo…”1 “Vengan hoy de mis manos a recibir la herencia y la divisa / que ha de hacerlos iguales más que hermanos … / …Dejo en sus manos mi divisa, que es la mitad de esto con la mitad de aquello / para vivir sin pausa, para morir sin prisa. / Vivir es desvivirse por lo justo y lo bello.”2
En tu noble pueblo, como querías, sembraste una flor eterna en el alma. Sí valió la pena, camarada. La Venezuela revolucionaria, erguida y digna, te ha heredado.
¡HONOR Y GLORIA POR SIEMPRE! ¡¡VENCEREMOS!!
1 BLANCO, Andrés Eloy. Canto a los hijos: Pórtico.
2 BLANCO, Andrés Eloy. Juego de Caballería.