Salvemos a Telesur

Ante la situación interna por la que atraviesa el canal multiestatal
Telesur, reproducimos una editorial difundida el pasado fin de semana,
en la emisora YVKE Mundial, dentro del programa "La brújula mundial", que se
emite todos los sábados de 9 a 11 de la mañana.


Hoy, la apertura de La Brújula Mundial va a ser diferente a las habituales. Vamos a ocupar este espacio para hacer algunas reflexiones y comentarios que duelen, pero que esperamos sirvan para ejemplificar cuánto debemos luchar para alcanzar el socialismo que defendemos con nuestras ideas, convicción y compromiso. Que nos sirva también para acompañar y fortalecer esa pelea que está llevando adelante el presidente Chávez contra el burocratismo, la infiltración y los métodos despóticos en los organismos públicos. Por eso, y porque creemos que somos más los que interpretamos el desafío de poner fin al capitalismo en nuestros ámbitos de trabajo, en nuestros hogares, en nuestras relaciones cotidianas, es que hacemos públicos estos conceptos. Por eso vamos a hablar de Telesur, porque sabemos de las esperanzas que ha generado en los pueblos de América latina. Este comentario editorial va dirigido a todos los compañeros latinoamericanos que construyeron o soñaron un proyecto comunicacional inédito en la historia. El sueño se había concretado. Telesur comenzó a ser una referencia de la comunicación alternativa a la dominante y los ataques dirigidos contra esta emisora nos mostraban que se había elegido el camino correcto. Sin embargo, dos años después de la salida al aire nos vemos obligados a hablar de Telesur, aunque en este caso para hacerlo con un extraño sabor a frustración.

El sábado pasado, en este programa comentábamos la renuncia de uno de los trabajadores del canal, decisión impulsada por los atropellos que se cometieron contra muchos compañeros que dejaron su puesto de trabajo o fueron sencillamente despedidos por no compartir con una metodología laboral e ideológica que conducía a transformar al canal en una cáscara vacía. Días más tarde, quien les habla, respaldó las razones que motivaron la renuncia de este compañero, a través de un escrito a la máxima autoridad del canal. En el mismo se exponían de manera cruda y abierta muchos cuestionamientos generales y particulares sobre cuestiones internas del canal. Como resultado, fui inmediatamente despedido con el pretexto de haber cometido una falta grave de respeto. Considero a este argumento insostenible, sin una aceptación institucional previa, de todos los atropellos reiterados que, como ya mencioné, han provocado la pérdida de valiosísimos y numerosos compañeros de trabajo, durante el transcurso de la existencia de Telesur. Un día más tarde de concretado mi despido, un conjunto de compañeros de Telesur decidió hacer lo que nunca se había hecho en este canal: juntarse en un espacio abierto ubicado en el interior del edificio para llevar a cabo una asamblea en donde se discutieran y se conocieran las problemáticas de los trabajadores. Las autoridades del canal establecieron un severo control sobre esta asamblea, plagándola de personal de seguridad dedicados incluso, a tomar nota de los reclamos que hicieran quienes participaron del encuentro. Es uno de los últimos ejemplos de la intolerancia patronal que remite a una sociedad que el socialismo del siglo XXI quiere y debe enterrar para siempre.

Mientras el presidente Chávez fomenta la creación de consejos obreros en las empresas, la realidad de Telesur es que ni siquiera se puede participar de una asamblea sin sufrir las consecuencias de la persecución. Este no es el socialismo que queremos. Al día siguiente uno de los convocantes a la asamblea fue presionado por su jefe de área para que presente su renuncia, y ante la negativa de aceptar esta presión, fue despedido.

Quienes creemos necesarias las transformaciones impulsadas por el líder de esta revolución, pensamos que la prédica de un discurso no puede estar separada de la práctica.

Entendemos que las máximas autoridades de Telesur estarán temerosas ante la posibilidad de que palabras como estas se propaguen. Están temerosos porque no han sido consecuentes entre lo que predican y lo que practican.
Probablemente intenten acusarnos con distintos argumentos, ya sabemos que hay una campaña de desprestigio en contra nuestra dentro del canal, conocemos sus métodos y particularmente los he denunciado oportunamente mientras formé parte de la empresa. Cuando alguien se va o es expulsado de la institución, automáticamente comienza a desplegarse sobre el damnificado una campaña de calumnias con el fin de desprestigiarlo o desprestigiarla. Es una verdadera lástima que con ejemplos de dignidad tan grandes y tan cercanos, como pueden ser los casos de Hugo Chávez o Fidel Castro, estos compañeros hayan preferido utilizar como política institucional al miente y miente que algo quedará de Josep Goebells.

Pueden acusarnos de muchas cosas, lo que no podrán, es decir que mentimos, o rebatir nuestros argumentos sin caer ellos mismos en la mentira.
No enarbolamos banderas de santidad, ni de purismos ideológicos o políticos absolutos que no existen, pero tampoco creemos que Telesur pueda avanzar si se mantienen en sus puestos de responsabilidad personas que no sienten, sintieron ni sentirán la necesidad de un cambio, sin revolucionarios pues.
Decenas de trabajadores de Telesur han abandonado ese proyecto por sentirse decepcionados, disconformes con el trato recibido, o espantados por el clima de trabajo. Otros han sido expulsados sin justificación, maltratados y denigrados profesionalmente. Las pruebas están a disposición de quien las solicite. Y mientras priven estas condiciones laborales difícilmente podamos sostener que estamos impulsando un proyecto consecuente con los valores del socialismo del siglo XXI.

Esto sin entrar en la discusión de la política editorial, un tema que da mucha tela para cortar. Actualmente en Telesur, casi la totalidad de los jefes de redacción provienen de la Agencia Francesa de Prensa, creemos que Telesur fue creado para romper con los discursos de estos tipos de órganos rectores de la comunicación mundial, no para reproducirlos literalmente como lamentablemente ocurre.

Estas palabras no están motivadas por ánimos revanchistas ni enconos personales. Durante mucho tiempo hemos callado por entender que un proyecto político comunicacional como Telesur, estaba por encima de diferencias personales, aún mediando el ejercicio sistemático de la injusticia y la arbitrariedad. Y hoy decimos basta. Salvemos a Telesur, me atrevo a arriesgar que este es un pedido al que se suman muchos de nuestros compañeros que hoy trabajan en la emisora.

Como seguimos creyendo que ese proyecto político comunicacional está por encima de los individuos que podamos haber pasado por allí, y por encima de quienes tienen la alta responsabilidad de dirigir su política, y vemos que ese proyecto comunicacional se ha separado de los principios para lo que fue creado, cumplimos con la obligación de denunciarlo, pues esta es parte de nuestra función como periodistas y como ex integrantes del canal.

Creo particularmente que la búsqueda de las formas que nos ayuden a construir la nueva sociedad por la que decimos luchar, tiene que tener su correlato entre el discurso y la acción.

No se trata de ser más o menos revolucionario, se trata de mantener una mínima coherencia sin la cual no es posible construir ninguna verdad.

Esta nueva organización social que hemos venido a denominar como el socialismo del siglo XXI, deber estar basada fundamentalmente en valores humanistas, como lo expresa de manera permanente el presidente.
Dentro de mis posibilidades, con la mayor humildad posible, y sin caer en falsas modestias, son estos valores humanistas los que intento transmitir todos los sábados desde esta mesa, y desde el lugar en donde me toque estar. Estoy seguro de que aquí todos compartimos estos mismos valores, pues así me lo hacen sentir cada sábado, y estoy convencido también de que así lo sienten la mayoría de quienes eligen compartir este espacio con nosotros.
Tal vez convenga lanzar una nueva invitación a las autoridades del canal, no despidan a sus trabajadores de manera injustificada, no persigan a los trabajadores que deciden reunirse en asamblea a tratar los problemas de la empresa.

No insistan en aplicar el terrorismo institucional para buscar la salida a la crisis que han desatado, despedir de manera arbitraria a 10 nuevos compañeros, a 20, o a 5, no solucionará nada. Deberían pensar una alternativa más sensata para con los tiempos que estamos viviendo, busquen una alternativa más socialista, más humana.

Demuestren que estamos equivocados, no con discursos vacíos, sino con argumentos verdaderos, y sobre todo con hechos, con el ejemplo.



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Andrés Sallari, José Michelli, Karen Méndez, Pedro Hernández, Hernán Cano, Vladimir Sosa


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Pedro Méndez

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