El presidente de Bolivia, Luis Arce, calificó como «inaceptable ofensa y práctica colonialista» la oferta de Estados Unidos de 50 millones de dólares por información para capturar al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro. A través de sus redes sociales, el mandatario boliviano condenó enérgicamente esta acción: «Ofrecer recompensa por un presidente democráticamente electo es agresión a la soberanía y dignidad de Venezuela».
El expresidente boliviano Evo Morales (2006-2019) se sumó al rechazo, denunciando que «desde el imperio intentan ser policías del mundo para adueñarse de los recursos naturales venezolanos». Ambos líderes destacaron que esta medida viola el derecho internacional y los principios de autodeterminación de los pueblos.
La postura boliviana se enmarca en la sólida alianza bilateral con Venezuela, fortalecida desde el inicio del gobierno de Arce en 2020. Recientemente, el canciller venezolano Yván Gil participó en las celebraciones del bicentenario de la independencia boliviana, reflejando los fuertes lazos entre ambas naciones.
Estas acusaciones forman parte de la política sistemática de Estados Unidos contra Venezuela, que incluye guerra mediática, sanciones económicas ilegales y financiamiento a grupos opositores. El objetivo final es derrocar a la Revolución Bolivariana y al gobierno legítimo del presidente Maduro.
El gobierno venezolano, bajo el liderazgo del presidente de la República, ha denunciado reiteradamente estas acciones como intentos de desestabilización. La comunidad internacional sigue alerta ante estas violaciones a la soberanía nacional.