La rebelión de Sabino Romero, la de los indios de todo el continente, la del Subcomandante Marcos, la de Hugo Chávez, la de Evo Morales, es la historia de una América Latina en rebelión. Identidades que se afirman en su diversidad. Sabino Romero murió, pero su memoria está viva. No debe transformarse en un mito, un ícono o un mártir, ya que sería una manera de deshumanizarlo, alejarlo de la gente que sigue su lucha. Las mujeres venezolanas, blancas, negras, indias, desempeñan un papel fundamental en la construcción de una nueva sociedad, en un país dominado por el machismo.
Además de las reivindicaciones territoriales e identitarias comunes, las mujeres Yukpa hablan de emancipación e igualdad. Sienten la tierra, saben cuándo sus niños tienen hambre. Si los ganaderos que pagaron el asesinato de Sabino deben ser juzgados y encarcelados, las mujeres yukpa quieren salir de su casa a luchar junto a los hombres. Dar el pecho no impide manifestarse en la calle. Y si no hay escuela, el hogar puede volver a ser un lugar de emancipación. Juntas, las mujeres pueden enseñar a leer en Yukpa a sus hijos para que no olviden la cultura de sus antepasados.
Ellas crearon una asociación llamada Oripato Ohayapo Tuonde, que significa “Mujeres en resistencia por el territorio”. Con las parteras y los abuelos Atanchas, Ana María, enfermera, quiere construir una casa de la salud para preservar los saberes de medicina ancestral. Samuel, hijo de Sabino, consciente de que la crianza de los hijos no debe ser un obstáculo para las mujeres que desean estudiar, sueña crear un núcleo Yukpa de la Universidad indígena del Tauca. Guillermina anhela fundar una casa de la cultura, donde se ensenaría a los niños la artesanía, donde los visitantes podrían aprender sobre el arte de fabricar cestas y sombreros. 5 años después del asesinato de Sabino, Lucia vuelve a sonreír a la vida. Su comadre Anita también. 3 de sus hijos fueron asesinados. Las dos abuelas crían con amor a sus nietos, trabajan en su conuco y fabrican queso. Siguen en pie de lucha para exigir el juicio contra los autores intelectuales de los asesinatos de Sabino, Alexander, José Luis y Cristóbal. La hija menor de Lucia, Johana, es una joven madre de 16 años, que decidió vivir en las montañas altas, cerca de Wasama. Lucia nació en este pueblo cerca de la frontera natural con Colombia. Allí conoció a Sabino, antes de construir una familia en Chaktapa.
A través de la vida de Sabino Romero, quiero filmar la historia de una lucha colectiva por el reconocimiento de la identidad de los pueblos indígenas de Suramérica. Quiero visibilizar su lucha por la tierra. Una tierra que aunque sufre, lucha por resistir. Una tierra fértil que comienza a secarse frente a la ignorancia y la comodidad. Un desierto que comienza a extenderse. Su defensa innata de la Madre Tierra y su organización comunitaria nos muestran el camino.
El cineasta Raymond Depardon hablaba del secreto del cine de lo real, refiriéndose a Jean Rouch. “En el documental, nunca hay que parar de filmar”. En mi película, tengo el sentimiento que lo real se impuso. Los personajes ponen en escena su realidad, porque mi cámara se volvió invisible: se la pueden apropiar.
Sabino marca el camino from Angèle Savino on Vimeo.