A propósito de la llegada de la momia de CAP

El show mediático del parque jurásico

La llegada al país del cadáver momificado del ex presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, en medio de un considerable despliegue mediático, en el cual un desfile de políticos opositores, periodistas rentados, ex funcionarios y colaboradores del ex dignatario y alguno que otro comentarista, tratan por todos los medios de hacernos creer que se está ante el acto luctuoso de un “gran hombre”, debe llamar a la reflexión sobre algunos aspectos que no se pueden dejar pasar por alto.

En primer término, vale la pena destacar el desfile de personajes que han participado en el show mediático que ha tenido lugar a partir del día de ayer, donde quienes en medio del perverso juego politiquero que existía en el marco del afortunadamente fenecido “Pacto de Punto Fijo”, fueron quienes se encargaron de propinarle las peores zancadillas a CAP, otros que sin disimulo fueron sus enemigos y ahora hacen gala de un discurso ramplón para tratar de hacer una apología a este personaje. Semejante despliegue de hipocresía y falsedad resulta indiscutiblemente nauseabundo.

Saliendo de la pequeña politiquería de los dinosaurios adeco copeyanos, sus vicios y ridiculeces y los vástagos de éstos que en conjunto conforman hoy día la autodenominada “Mesa de la Unidad Democrática (MUD)” plagada de políticos delincuentes y personajes de la peor calaña, vale destacar el legado oscuro de CAP y todo el contexto histórico en el cual surgió el personaje, cuyas consecuencias negativas siguen intactas hoy a pesar del cambio de la hegemonía del poder político que ha vivido nuestro país a partir de 1999.

El “Pacto de Punto Fijo”, del cual Carlos Andrés Pérez fue uno de sus más connotados exponentes y que garantizó de forma exclusiva el monopolio del poder político a los partidos Acción Democrática (AD) y COPEI, durante cuatro décadas, a fin de que se convirtieran en los garantes de los intereses de la burguesía nacional y trasnacional en Venezuela, es también el origen de la degradación perversa de la ética de la nación; ahí surgieron los peores ejemplos que puedan haberse visto en época alguna: Los de la corrupción como medio para el enriquecimiento fácil y rápido, la pérdida del valor del estudio y trabajo honrado como medio para progresar individual y colectivamente, la degradación de la mujer al barraganato y la prostitución en todos los estratos sociales, el abuso de poder, el nepotismo, la delincuencia organizada, la ausencia de escrúpulos, el crimen, la traición, la intriga, el chisme, la mentira, el narcotráfico y muchos otros males que se mantienen intactos hoy día y que son causantes de los principales problemas que vive nuestro país en la actualidad.

En los hechos, el ex presidente Pérez destacó por ser un político pistolero en sus inicios; un feroz represor en la década de los 60, como Ministro de Relaciones Interiores de Rómulo Betancourt, los muertos, desaparecidos y torturados que se recuerdan en la actualidad, fueron parte de su “legado”.

Como presidente de la República en el período (1974-1979), si bien desarrolló importantes obras de infraestructura en todo el país, hubo bienestar económico y llevó a cabo una “nacionalización” petrolera chucuta, también lo es que en medio de la abundancia de recursos se desató la corrupción administrativa y el manejo irresponsable de la economía, que condujo años después al llamado “viernes negro”, bajo la presidencia del también puntofijista, Luis Herrera Campins.

El segundo período de CAP, se destacó por los amargos acontecimientos del 27 de febrero de 1989 o el “caracazo”, en los cuales la implementación de políticas económicas neoliberales y hambreadoras de las grandes mayorías nacionales generaron un estallido social reprimido a sangre y fuego por órdenes directas de él mismo, con un saldo sangriento de miles de muertos  y desaparecidos, muchos de los cuales sus propias familias ni siquiera tuvieron el consuelo de poder darles “cristiana sepultura”.

Como la situación luego de estos hechos se tornó insoportable y la burguesía nacional comenzó a presentir la incapacidad de la hegemonía política bipartidista representada en el propio Pérez para poder preservar sus intereses y al status quo, comenzaron algunos movimientos que desde diversas posiciones actuaron de forma abierta o encubierta para desalojarlo del poder. Unos con el propósito de buscar una figura capaz de mantener "las aguas en su cauce", otros con la intención de generar un cambio revolucionario.

Las rebeliones cívico militares de 1992, a pesar de fracasar en el intento de toma por asalto del poder, propinaron un duro golpe político a la hegemonía bipartidista y marcaron el camino para el proceso de cambios políticos que se iniciarían años después, bajo el liderazgo del comandante, Hugo Chávez, a través de su ascenso por elección popular a la Presidencia de la República en 1999.

Justamente en ese año, luego de haber purgado condena por corrupción, ser expulsado de su propio partido (AD) y encontrarse en el estercolero político que la enorme mayoría del pueblo venezolano quería desechar para siempre, Pérez logró un escaño como Senador del moribundo Congreso de la República y luego intento infructuosamente ser electo como miembro de la Asamblea Nacional Constituyente.

Años después, desde Miami, fue Carlos Andrés Pérez uno de los artífices del golpe de estado fascista del 11 de abril del 2002, en el cual políticos de la vieja élite, Fedecamaras, empresarios corruptos, elementos vinculados al narcoparamilitarismo colombiano, militares traidores, la mafia que controlaba Pdvsa mal llamada “meritocracia” y la burocracia sindical de la CTV, bajo la dirección del gobierno de los Estados Unidos, lograron efímeramente derrocar al presidente Hugo Chávez e instalar la breve tiranía del sátrapa Pedro Carmona Estanga.

El saldo de pérdidas económicas, muertos y heridos es harto conocido, así como los planes macabros que había de perseguir, discriminar y exterminar a miles de venezolanos, lo cual se suma a la lista de tropelías del difunto ex mandatario, quien según se evidencia en grabaciones telefónicas de ese año, fue el mentor del propio Carmona.

A pesar de todo este oscuro legado, las mentiras y manipulaciones de los esperpentos políticos y comunicacionales que se han adueñado de grandes titulares de prensa, espacios televisivos, radiofónicos y de la prensa on line, tratan ahora de vendernos una versión falseada de la historia, que solo existe en sus enfermizas mentes y sus ambiciones ilegítimas de retomar el poder para imponer lo único que pueden ofrecer: miseria, exclusión social, retaliación contra el pueblo, violencia, crimen, corrupción y degradación.

Aunque suene a lugar común. No Volverán.

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Tulio Camacho

Periodista y analista político

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