Los resultados de la reciente contienda electoral, constituyeron un punto de inflexión en la historia política reciente, al superar los niveles de participación del último proceso, derrotando de ese modo voces agoreras que han llamado a la abstención en una suerte de deslegitimación de las instituciones del Estado, además su resultante lapidaria fue un avasallador triunfo del chavismo al ganar en el 85 por ciento de las 335 Alcaldías del país.
Resultados contundentes e irrefutables que anuncian la vigencia del Proyecto Bolivariano, pero que obliga a revisiones y replanteamientos para no retrogradar, pues falta mucho por construir. Por ello, estamos en un momento estelar que exige revitalizar el Proyecto Bolivariano, óptica desde la cual, los gobiernos locales bolivarianos que pronto se posesionarán, están llamados a asumir el reto, entre otros tantos, de responsabilizarse para contribuir sustantivamente a alcanzar el estado de bienestar deseado, desde y en las comunidades empoderándolas para alcanzar la Hegemonía del Poder Popular postergada por el consabido acecho, medidas demenciales en contra de la Patria y otras de carácter sociocultural ancladas en las prácticas políticas.
Incuestionablemente, el gran reto de las 285 Alcaldías Bolivarianas es lograr la Hegemonía del Poder Popular, que se debe alcanzar, en el ejercicio y práctica permanente del denominado Triángulo Elemental del Socialismo, que conduzca a la construcción sólida del Bloque Histórico. Triángulo Elemental del Socialismo, que implica consolidar: a) la Propiedad Social de los Medios de Producción, b) La Producción Social organizada por los trabajadores, que evita la explotación del hombre por el hombre, y c) la Producción para satisfacer las necesidades comunales en una sociedad solidaria.
Algunos dicen que ello es una utopía. Y si lo es, pero entendiéndola como la redefine Eduardo Galeno, al considerar que "la utopía sirve para transitarla, para caminarla" para crear senderos de esperanzas y realidades. Y de eso se trata. Ciertamente no es un reto fácil si miramos el entorno social minado por una cultura neocolonial que ha sido difícil desmontar y seguirá siéndolo si no hacemos nada. Pero sí podemos aproximarnos poco a poco, con entereza.
Y un primer desafío para iniciar ese logro de la Hegemonía del Poder Popular, es que las nuevas gestiones locales involucren en los puestos de Dirección a cuadros íntegros. Se trata de incorporar a un ejército de hombres y mujeres de demostrada honestidad, capacitados para las funciones que se les delegarían.
Para proseguir enunciando lo otros desafíos que aguardarían a los próximos 285 Alcaldes, es conveniente aludir el compendio de principios que soportan la génesis del Proyecto Bolivariano, contenidos en el Libro Rojo del PSUV, con los cuales se declara que es:
Humanístico, Ético y con Moral Revolucionaria, Originario y Creativo, Defensor Impulsor del Poder Popular, Critico y Autocrítico, Anticorrupción, con los cuales se busca superar el Estado Burgués, en consecuencia, atendiendo a tales principios, entre los otros desafíos que deben plantearse los 285 Alcaldes Bolivarianos, deberían considerarse:
Proscribir el Sectarismo que divide, el Revanchismo que destruye, el Grupismo que margina, el Discurso panfletario que traiciona los principios fundacionales y vacía el sentido de la política, la poca claridad ideológica y honestidad ante el Poder Popular, así como propiciar la unidad real entre intelectuales orgánicos y pueblo organizado.
Lograr tales desafíos abonaría con creces a cimentar la Nueva Conciencia Histórica de la Hegemonía, llamada a defenestrar el Estado Burgués.