Nos esperan buenos tiempos

Venezuela: el país que más creció en América Latina en 2006

El año 2006 cierra como el tercer año consecutivo en que Venezuela mantiene una elevada tasa de crecimiento. El PIB de la economía venezolana se incrementó en 10,3 por ciento. El Banco Central de Venezuela realizó ajustes a los resultados de los años 2004 y 2005 mostrando un crecimiento de 18,3 por ciento y 10,3 por ciento respectivamente por lo que podemos afirmar que el crecimiento acumulado de los últimos tres años es de 43, 92 por ciento.

A pesar de que muchos expertos auguraban un crecimiento de la economía más lento en 2006, y algunos hablaban de una desaceleración del crecimiento, el año culmina con una tasa de crecimiento de dos dígitos, la cual es la más alta de América latina por tercer año consecutivo, dicho crecimiento es casi el doble del índice de crecimiento promedio de la región latinoamericana la cual se estima según la CEPAL en 5,3 por ciento.

Muchos analistas disfrutan de augurar que no es sostenible dicho crecimiento, a veces con afirmaciones de ese tipo se tiende más a confundir que a esclarecer. No existen dudas de que solamente países como China y la India, los cuales habían mantenido una enorme cantidad de recursos ociosos, han podido disfrutar en un largo ciclo de inversiones que se han traducido en un elevado crecimiento en las últimas dos décadas, contando con abundante mano de obra educada y altamente calificada y una inversión previa en infraestructura que estaba subutilizada, ello han colocado a China y la India como dos economías de gran dinamismo.

Sin dudas este crecimiento de Venezuela está impulsado por los elevados precios del petróleo y que para mantener este crecimiento a largo plazo debemos ampliar y diversificar nuestra base exportadora incluyendo al sector energético aguas abajo con el desarrollo de la industria petroquímica, así como también es indispensable la diversificación de las exportaciones no petroleras. Debemos avanzar a paso firme en el proceso de industrialización del país, en el marco de una industrialización latinoamericana que nos permita, entre otras cosas, desarrollar la industria productora de bienes de capital y la producción de bienes de consumo intermedio en ello las industrias básicas deben hacer un esfuerzo para industrializar las cadenas productivas asociados a las materias primas que produce.

Si la economía venezolana crece en un promedio de cinco por ciento durante los próximos siete años habríamos duplicado el PIB en una década. Y esa posibilidad la tiene Venezuela, podemos continuar creciendo a una tasa razonable y asentar las bases para continuar creciendo. Y ello será posible en la medida que vayamos tomando decisiones que conduzcan a una expansión generalizada de los factores productivos necesarios tanto la dotación de capital humano de mayor nivel de calificación como de capitales físicos e infraestructura que estimulen la presencia de la inversión privada y la innovación tecnológica.

En efecto, el precio del petróleo ha generado ingresos que permiten adelantar la inversión en infraestructura, salud y educación que requiere el país para el bienestar de la población. La inversión en capital humano es lenta en madurar por lo que el esfuerzo que hace el ejecutivo nacional en la inversión en salud y educación de la población redundará en frutos a largo plazo y ello es una base para un crecimiento sostenido.

Actualmente las reservas internacionales superan a los 37 mil millones de dólares y sumamos a ellos los recursos en manos del Fondo de Desarrollo tenemos más de 55 mil millones de dólares en divisas. La relación deuda pública PIB ha disminuido a un nivel por debajo de 30 por ciento y el coeficiente de inversión en Venezuela se ha incrementado en tres años consecutivos acercándose a 25 por ciento del PIB. No hay dudas que ello puede ser una palanca importante en el diseño de una estrategia de crecimiento a largo plazo.

Además tenemos que velar por la calidad de ese crecimiento necesitamos un CRECIMIENTO SUSTENTABLE claramente distanciado de la visión neoliberal de crecimiento económico que ofrece el llamado CONSENSO DE WASHINGTON; nada hacemos si construimos zonas industriales que permitan multiplicar nuestra producción industrial por tres y todos los desechos tóxicos son vertidos en los ríos y en torno a ellos se mantienen cinturones de miseria habitados por importantes sectores de la sociedad que permanecen excluidos de los frutos del progreso técnico e industrial. Nada hacemos con realizar una explotación minera acelerada que degrade nuestro medio ambiente y que deje insignificantes regalías entre 1 y 2 por ciento como sucede en diversas naciones hermanas del continente africano. Cuando abrimos las puertas a la inversión extranjera no implica que tengamos que abrirlas al costo de comprometer nuestro medio ambiente y el futuro de nuestra gente.

Se trata de adelantar una estrategia de CRECIMIENTO DE CALIDAD en el sentido en que el crecimiento se dé dentro de un proceso rápido de inclusión social, y creación de igualdad de oportunidades, propiciando mejorías en la distribución del ingreso y en la protección del medio ambiente. Se ha demostrado que una mejoría de la distribución del ingreso puede inducir a más crecimiento si ese mayor ingreso de los sectores más pobres permite incrementar inversión en su capital humano y les permite acceso al financiamiento de medios de capital físico para pequeños negocios y microempresas.

Se ha demostrado que para mejorar la distribución del ingreso hay que DARLE PODER A LOS POBRES tanto en la esfera política, fortaleciendo la institucionalidad que permita la construcción de un estado de derecho y de justicia social, como en la esfera económica orientando recursos hacia la capacitación de quienes no tienen suficientes recursos para invertir en su propia educación y entrenamiento para el trabajo y en el aspecto financiero con la ampliación de las micro finanzas y el desarrollo de nuevas formas de organización productiva como es el caso del desarrollo del cooperativismo ello junto a la inversión privada permiten reducir el desempleo y el tamaño de la economía informal.

En el aspecto laboral no se trata de simplemente crear empleos, sino de EMPLEO DIGNO que vaya acompañado con la capacitación permanente de nuestra fuerza de trabajo, con una visión de no ver al trabajador como un simple insumo productivo sino como la meta misma de la sociedad que estamos construyendo un ciudadano antes que nada con derechos y obligaciones ante el colectivo.

Un modelo de crecimiento de calidad implica un PROCESO DE INNOVACION TECNOLOGICA tanto en la esfera pública como en la privada. En este aspecto está la clave de la sostenibilidad a largo plazo, ningún país logra crecer en forma sostenible si no convierte al cambio tecnológico continuo en la fuerza que se traduce en aumento del producto por unidad de trabajo y por unidad de capital.

Innovar en educación no es únicamente alcanzar la meta de incorporar al cien por ciento de los niños en edad escolar al sistema educativo; en ese sentido, hemos avanzado de manera extraordinaria, no obstante es necesario mejorar en forma continua la calidad de la educación que se imparte.

En salud no solamente se trata de buscar que el 100 por ciento de la población tenga acceso a la atención primaria y la población cuente con más hospitales y ambulatorios equipados, sino también que la gerencia del sector cuente con la PARTICIPACION DE LOS CIUDADANOS en la búsqueda de mejores formas de organización que permita mejorar la gestión de los recursos de la salud. En efecto los recursos humanos del sistema de salud deben ser parte de un proceso de mejora continua y capacitación permanente, ello debe impulsar al sistema de innovaciones en el sector salud.

Los elevados índices de crecimiento de la Inversión Bruta Fija en los últimos tres años, en 2004 un crecimiento de 43 por ciento y en 2005 y 2006 37,9 por ciento y 31,5 por ciento respectivamente, contribuirán con el dinamismo de la economía en los próximos años, el esfuerzo de parte del sector público en la creación de la infraestructura ha hecho posible un crecimiento del sector en los años 2005 y 2006 de 23 y 30 por ciento del PIB respectivamente. No tenemos la menor duda de que contribuye a inducir una mayor inversión privada en el sector ya que la gran mayoría de las empresas asociadas a la cadena de la construcción son empresas privadas.

Es de esperarse que el año 2007 sea un período adecuado para un repunte importante de las inversiones privadas nacionales y las inversiones extranjeras, la situación actual del sector productivo es que opera con apenas un ocho por ciento de capacidad instalada ociosa por lo que la mayoría de las empresas están en la necesidad de invertir y de no hacerlo ellos, otros vendrá a hacerlo. Podemos esperar que la Formación Bruta de Capital Fijo tenga un crecimiento por encima del 20 por ciento en 2007.

Uno de los principales problemas a enfrentar en el 2007 está en lograr la reducción de la inflación, sin que ello tenga un impacto sensible en el índice de crecimiento económico. También es necesario propiciar medidas que desaceleren la expansión de las importaciones creando condiciones que favorezcan la producción nacional. Y es necesario fortalecer el sector exportador no petrolero.

El año 2007 será un año positivo para adelantar los planes del sector vivienda. Las tasas de interés están en los niveles más bajos de las últimas dos décadas. Lo cual ofrece oportunidades tanto a las empresas constructoras como a los consumidores. La Ley de política habitacional hace posible tasas de interés menores a las del mercado lo cual debe ser de provecho para las familias que no poseen vivienda propia. El mercado automotor continuará favorecido por las bajas tasas de interés y los programas de vehículo familiar. No hay la menor duda de que la clase media seguirá siendo beneficiada en gran medida y por supuesto los sectores populares continuaran siendo favorecidos por los programas sociales.

En definitiva, para 2007 podemos esperar un crecimiento económico entre 7 y 8 por ciento del PIB. Un crecimiento de la Inversión Bruta Fija sobre el 20 por ciento, con un repunte de las inversiones privadas. Una reducción del índice de desempleo entre 2 y 3 por ciento. El sector de la construcción en general mantendrá una fuerte expansión, al igual que las telecomunicaciones, el comercio, las actividades financieras y los servicios.

Sería conveniente que se haga recompra adelantada de deuda pública como en los años 2005 y 2006 lo cual es positivo como efecto demostración de la salud financiera que tiene el país. El riesgo país continuará descendiendo, Venezuela avanzará con una visión orientada a la inclusión social y hacia un proceso de integración regional en el espíritu del ALBA. Nos esperan buenos tiempos.

José Sojo es profesor de Desarrollo Económico de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Actualmente se desempeña como Ministro Consejero de Asuntos Económicos en Comisión en la Embajada de Venezuela en Washington, EE.UU.



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José Sojo


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