Bienvenida deflación

Venimos anunciando la correspondiente deflación que suele sobrevenir a todo proceso inflacionario, sea este “normal” o inducido.

Las enormes riquezas acumuladas por los empresarios rentistas y parasitarios durante más de 100 años mediante empresas mamparas usadas para justificar ayudas keynesianas que jamás se han traducido en beneficio para el pueblo-único y verdadero propietario del petróleo-sino de esos inescrupulosos burgueses a quienes el Estado complaciente les ha entregado petrodólares a manos llenas e insaciables, esas fortunas mal habidas les han permitido dejar de producir de vender y especular con fines políticos y golpistas, pero, como toda inflación esta tiene sus límites.

Durante Chávez recibieron toneladas sin contraparte de parte del entonces Jefe de Planificación, persona esta que anda por ahí rasgándose vestiduras, él y sus adeptos.

Y esas manos, ¿cómo han pagado cuando bajó el ingreso petrolero, baja inducida o poyada por ellos mismos y decidido en EE.UU., principal capitalista sacado del juego del parasitismo?

Por ahora, han estado sacando esos mismos petrodólares, esta vez no desde el Presupuesto Nacional, sino desde las fábricas y comercios directamente de los bolsillos de los trabajadores.

Como quiera que tales subas de precios, basadas en una supuesta devaluación del Bs.F apoyada en la pág. web llamada “dolarToday”, pero que realmente son subas arbitrarias de precios- igual pudieran apoyarse en cualquier otra página colgada bajo el anonimato de la WEB-lo que más bien revela que, lejos de incrementar la producción ante una mayor demanda optaron por el acaparamiento para magnificar la demanda sobre la oferta y justificar así las crecientes alzas de precios.

Ante ese macabro cuadro, ya está cerca que las empresas vayan a la ruina, las empresas de menor giro, se entiende. Se avecina, pues, una inevitable deflación, única manera de vaciar los pocos inventarios que exijan incrementos de producción-reactivación económica bajo otras gerencias comerciales-, o la declaratoria de quiebra autoinducidas por los mismos empresarios que pretenderán nuevas ayudas keynesianas porque ellos-supuestamente-serían los salvadores de la Economía.

Y si la inflación convencional estimula la oferta, la deflación lo hará en tiempos no convencionales.



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Manuel C. Martínez


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