Las imágenes de niños con signos evidentes de desnutrición que salen de Gaza son impactantes, pero no deberían sorprender. Organizaciones humanitarias con amplia experiencia en la región han advertido durante meses sobre este escenario, desde que Israel comenzó a restringir la entrada de ayuda.
Fotografías que muestran cuerpos extremadamente delgados y signos claros de hambre circulan en todo el mundo. Las imágenes del hambre en Gaza son dolorosas y difíciles de ignorar.
La principal agencia de la ONU para los refugiados palestinos advirtió este jueves que "la gente se está muriendo de hambre, mientras que a pocos kilómetros de distancia los supermercados están llenos de comida", y resaltó la marcada diferencia entre la vida en Israel y la situación de emergencia en Gaza.
En un podcast estadounidense-canadiense esta semana, se mencionó que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, prefiere Burger King a McDonald’s, siendo el ‘Whopper’ su hamburguesa favorita. Aunque Netanyahu no introdujo el tema, la discusión pública sobre comida rápida por parte del líder responsable de permitir la entrada de alimentos a Gaza puede percibirse como insensible.
El corresponsal en EE.UU. del diario israelí Haaretz señaló que Netanyahu "dedicó un tiempo valioso" a hablar de hamburguesas "en lugar de responder preguntas legítimas sobre la crisis humanitaria en Gaza o los retrasos en lograr un acuerdo de rehenes y un alto el fuego".
Líderes internacionales han visto las mismas imágenes de hambruna, pero parecen incapaces de presionar a Israel para que permita más ayuda o de restablecer los mecanismos de distribución liderados por la ONU.
La condena internacional se ha vuelto más colectiva y específica. Más de dos docenas de ministros de Asuntos Exteriores europeos criticaron conjuntamente el "goteo de ayuda y el asesinato inhumano de civiles" por parte de Israel, declaración que el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí rechazó por considerarla "desconectada de la realidad".
Más de 100 organizaciones humanitarias internacionales han advertido que las restricciones israelíes a la ayuda ponen en peligro la vida de médicos y trabajadores humanitarios.
Sin embargo, estas declaraciones pueden ser ignoradas.
El ex negociador israelí de rehenes Gershon Baskin escribió sobre la respuesta de la UE que "sigue siendo solo un pedazo de papel. Al basurero de la historia es donde el Estado de Israel lo arroja".
¿Qué podría revertir lo que el secretario general de la ONU ha calificado como el "espectáculo de horror" en Gaza?
En una palabra, Trump.
El presidente de EE.UU. fue públicamente crítico con Netanyahu cuando Israel atacó a Irán poco antes de un alto el fuego. Tras una llamada telefónica, Israel se retiró.
Cuando Israel atacó la única iglesia católica en Gaza, Trump expresó su desaprobación, según la Casa Blanca, y llamó a Netanyahu. El líder israelí lamentó profundamente el ataque, calificándolo de error.
Una llamada enérgica del presidente de EE.UU. parece ser, hasta ahora, la forma más efectiva de influir en la actitud de un líder que ha mostrado poca sensibilidad ante la crítica internacional.
El portavoz de la Casa Blanca ha dicho que Trump "quiere que termine la matanza", pero la condena pública del presidente estadounidense ante la crisis humanitaria ha sido limitada.
El enfoque de EE.UU. ha sido asegurar un alto el fuego y un acuerdo de rehenes, aún sin concretarse pese a las declaraciones optimistas del Gobierno de Trump en las últimas semanas.
Líderes árabes condenaron a Israel, pidieron un alto el fuego inmediato y presentaron un plan para la reconstrucción de Gaza, en respuesta al plan de Trump de desplazar a la población del enclave. El secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo calificó las políticas de Israel como el "crimen del siglo".
Israel rechaza las acusaciones de un bloqueo humanitario, argumentando que sus políticas buscan evitar que Hamas robe suministros, algo que las agencias de ayuda niegan.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, de visita en Gaza este miércoles, afirmó que el país cumple con el derecho internacional y que es Hamas quien intenta sabotear la entrega de ayuda.
COGAT, la agencia israelí encargada de la entrada de ayuda a Gaza, sostiene que las fuerzas armadas "trabaja para permitir y facilitar la transferencia de ayuda, incluida la comida".
Israel también ha rechazado los llamados a permitir más ayuda, bajo el argumento de que hay camiones esperando en la frontera para ser recogidos por las agencias humanitarias. La ONU y otras organizaciones en el terreno respondieron que Israel no siempre otorga permisos para mover la ayuda o aprueba rutas consideradas demasiado peligrosas.
Los comentarios de la extrema derecha de la coalición de Netanyahu, que piden dejar morir de hambre a Gaza hasta que se liberen los rehenes, provocan una repulsión generalizada fuera de Israel, pero menos dentro del país.
El ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023 dejó a unos 1.200 israelíes muertos y a aproximadamente 250 personas secuestradas, lo que fortaleció la opinión israelí contra los palestinos. Sin embargo, una encuesta reciente muestra que el 71 % de los israelíes consultados ahora quiere que la guerra termine.
Aunque Netanyahu pierde apoyo para continuar la guerra, no hay señales de que su coalición planee aliviar las restricciones a la ayuda en Gaza, donde casi 60.000 personas han muerto desde el inicio del conflicto. Los medios en Israel se centran más en la situación de los rehenes y los soldados que combaten en Gaza que en la crisis humanitaria palestina. Para muchos, la esperanza está en un alto el fuego y un acuerdo que permita la entrada masiva de suministros al territorio devastado.
Pero, ¿cuándo se logrará ese acuerdo, cuán pronto se abrirán las fronteras a la ayuda vital y cuántos morirán mientras tanto?
El número de víctimas por desnutrición ha aumentado en los últimos días. El director del Hospital Al Shifa advirtió esta semana que "nos dirigimos hacia cifras de muertes aterradoras".
Un trabajador de la ONU en el terreno añadió: "La gente en Gaza no está ni muerta ni viva, son cadáveres andantes".
