Una mirada a la pena capital

El 10 de octubre se conmemoró el Día Mundial contra la Pena de Muerte que quiere ser un llamado a su abolición y a la reflexión sobre la pena capital, la tortura, tratos inhumanos y degradantes. Proponemos considerar la siguiente reflexión.

“Contar las hormigas, contemplar el aleteo de las moscas, rasgar la pared con las uñas, cantar” así pasó 40 años en el corredor de la muerte en Texas, EE.UU. Cesar Fierro de 69 años. Y la mitad de esa condena estuvo en solitario confinamiento. Finalmente fue liberado en el 2020 a cuatro horas antes de aplicarle a pena capital debido a un juicio injusto. Son frecuente la falta de pruebas claves, juicios con perfil racial, errores científicos forense, tendencias patriarcales o falsos testimonios que condenan presuntos responsables de asesinatos. Nos preguntamos, ¿cómo se recupera todo ese tiempo perdido de Fierro? Nada recupera el tiempo perdido. Es de conocimiento público que se ha ejecutado niños y personas con severos trastornos emocionales ¿Es la justicia infalible?

En los países democráticos donde hay derecho a representación legal una persona pobre que sea llevado a juicio es probable que no tenga un o una abogada competente. No tenga tampoco una batería de abogados a diferencia de una persona adinerada. Si es una figura influyente o famosa puede tener privilegios en las cortes o arreglos con el departamento de policía. ¿A caso no somos todos y todas iguales ante la ley?

La pena capital puede generar venganza entre las familias de las víctimas hacia el condenado. De esta manera se invoca la antigua ley del talión, “Ojo por ojo y diente por diente”. Decía el indio Mahatma Gandhi, “Ojo por ojo y diente por diente y todos nos quedamos sin ojo y sin dientes”. La venganza es parte de nuestra naturaleza humana, pero tengamos presente que la ley no pretende imitar la naturaleza humana, si no, corregirla. Los sentimientos negativos además suelen olvidar o minimizar los posibles traumas de niñez, las experiencias negativas, las condiciones sociales y económicas que vivió el reo. A esto se une el estigma social que asume que todo expresidiario o preso es “malo”. Todo esto cierra toda posibilidad a la rehabilitación y regreso a la libre comunidad. ¿Va devolver la vida del pariente a la familia la ejecución del reo por parte del Estado?

El propósito de la pena capital no es el castigo, sino bajar la criminalidad, pero la realidad es que no la disminuye. De acuerdo a Amnistía Internacional, no hay pruebas científicas que demuestren que disminuya la delincuencia. Es sabido también que los países que la han prohibido no han aumentado los índices relacionados con la criminalidad. La pena de muerte se ha usado y se usa en países no democráticos para callar e intimidar la disidencia política. En 11 países también está en los códigos penales o religiosos para los actos sexuales entre personas del mismo sexo. Si no disminuye la criminalidad, si usa con fines políticos y por homofobia, ¿Es apropiado defender o votar por su aplicación de la pena capital?

Si eres de los que apoya su práctica o eres indiferente, te invito a que consideres o reconsideres tu posición, porque no hay nada más sagrado que la vida humana tanto de las víctimas como del condenado.


pitirre_2000@hotmail.com


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