Caracas, 05 Jul. AVN.- La fachada democrática con la que se ha tratado de disfrazar el golpe de Estado parlamentario perpetrado contra el presidente Fernando Lugo en Paraguay es un ejemplo más de que la derecha regional pretende reducir la democracia a su versión liberal, explicó el brasileño Emir Sader, secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).
Sader participó este jueves en el II Seminario sobre gobiernos progresistas y de izquierda, encuentro inscrito dentro de las actividades del Foro de Sao Paulo, organizado este año en Caracas.
"Democracia no es liberalismo", sentenció Sader tras recordar que tanto en Paraguay como en Honduras (donde Manuel Zelaya fue derrocado en 2009) los "cánones del liberalismo" fueron respetados por los ejecutores de los golpes de Estado: "Tumbaron presidentes de manera 'formalmente' correcta; presidentes legítimos, apoyados por el pueblo".
"El liberalismo dice que hay democracia en Honduras porque hay separación de los poderes del Estado, hay elecciones periódicas, hay pluralismo partidario, hay prensa libre −prensa libre quiere decir prensa privada−".
Subrayó que la democracia liberal es incompatible con la democracia social y con la económica y agregó que América Latina ha sabido resistir a la crisis financiera que sacude a Europa, precisamente, "porque está combatiendo al modelo neoliberal".
El intelectual brasileño recordó que Latinoamérica vivió un crisis similar a la europea y la superó "porque el Estado pasó a ser garante de las políticas sociales".
"Europa está imponiendo soluciones neoliberales a la crisis neoliberal; está tirando alcohol al fuego", declaró Sader, mientras que en la región latinoamericana se impulsan políticas no recesivas ni de "austeridad".
El sociólogo detalló que la tarea de los gobiernos progresistas es profundizar la unión para "reaccionar colectivamente e impedir que fuerzas extranjeras dividan".
El fortalecimiento de acuerdos internos, evitar que los criterios de mercado se introduzcan como trampas en las políticas económicas locales y el fortalecimiento del papel pública del Estado, fueron los otros retos enumerados.
Sader advirtió sobre la función de los medios de comunicación en la recomposición de la derecha latinoamericana y denunció que los monopolios de la información "quieren hablar en nombre de los países", mientras desconocen a los "líderes de movimientos populares y pensadores que expresan fórmulas alternativas de desarrollo".
"Queremos mucha más gente hable; queremos democratizar los medios de comunicación (...) No hay democracia sin que todos puedan hablar, sin que el pensamiento dominante sea resultado de todas las voces".
