La clase obrera acepta el reto...El debate necesario (I)

El pasado 11 de junio, el Comandante Presidente anunció al país un conjunto de medidas económicas relacionadas con las áreas cambiarias, fiscal, agrícola, tributaria y de gasto público, cuyo propósito no es otro que, en palabras de Chávez, que la “...repolitización de la economía venezolana (...) le incumbe esta nueva etapa para recolocar el mercado y al Estado donde deban estar...”, entre las medidas anunciadas, tenemos las de Política Industrial, tales como: la creación del Programa de Fomento Productivo, mediante el cual se crea un Fondo de 1.000 millones de dólares, para propulsar la creación de empresas mixtas; la reactivación de las Ruedas de Inversión y el Plan excepcional de Compras del Estado; reimpulsar al Programa Fábrica Adentro (empresas socialistas del Estado) y la creación de una Red de empresas de propiedad social que no estén desconectadas de las del Estado. En cuanto a políticas agrícolas, destacan la de “cosecha segura”, que amplía el subsidio directo al productor agrícola asegurándole su producto, el establecimiento de un precio “mínimo” de referencia a la cosecha de girasol y soya, y la condonación de deudas a cerca de 25.149 productores. Finalmente, las políticas cambiarias, concernientes a la flexibilización del control cambiario para las solicitudes que sean iguales o menores a 50 mil dólares y la eliminación del impuesto a las transacciones financieras.

Este paquete de medidas económicas, definido por algunos como “Plan Estratégico Nacional Productivo”, como era de esperarse, en una revolución, tuvo reacciones a favor y en contra, en esta primera parte de nuestro artículo nos referiremos a las que surgieron en contra de dicha estrategia económica, calificadas como de “ultraizquierda” por el director de últimas noticias, Eleazar Díaz Rangel. Es así que en sendo comunicado público, el Colectivo Trabajadores en Revolución abre el debate, expresando su descontento en los siguientes términos: “El 11 de junio la pequeña burguesía, hasta ahora hegemónica en el proceso, logró un triunfo restaurador, dio un fuerte estímulo a la propiedad no social de los medios de producción, y un duro golpe a la conciencia del deber social. Desde ese día, el país se ha visto conmovido por una ola de reformismo y restauración sostenida por este triunfo. El rumbo al socialismo sufrió un duro golpe...”, palabras fuertes, expresadas por los camaradas trabajadores y trabajadoras, muchas de las cuales compartimos como por ejemplo, la caracterización de la clase que hasta la fecha ha tomado la dirección del Gobierno Revolucionario, léase: la pequeña burguesía. Si analizamos a profundidad el paquete de medidas, en el se aprecia que se busca dar un impulso a las formas de propiedad social por la vía de reimpulsar el Programa de Fábrica Adentro, tan golpeado por el actual ministro y la creación de la red de empresas de propiedad social interconectadas con las empresas del Estado y que al igual que las empresas propiedad de la oligarquía, tendrán acceso al Fondo de Fomento Productivo, tampoco compartimos que el rumbo al socialismo haya sufrido un duro golpe, el Comandante Presidente fue enfático en señalar que ese es nuestro camino estratégico. Duro fue el golpe de abril de 2002, y sus consecuencias el pueblo las conoce muy bien, como los oligarcas que hicieron presencia en dicho acto del 11 de junio.

Desde la izquierda han surgido posiciones muy bien sustentadas, que han enriquecido y le han dado altura al debate, el camarada Antonio Aponte de Un Grano de Maíz, es digno ejemplo de ello, caracterizó el acto de junio en los siguientes términos: “lo que pasó el miércoles 11 de junio fue la culminación de una operación de restauración muy bien montada. Caímos en la trampa. Nos distrajeron y distraen con las elecciones regionales, paralizamos la política grande, el estudio, la alerta ideológica, mientras ellos preparaban la ofensiva que culminó con el llamado a la “alianza estratégica” entre empresarios y socialismo, desatino histórico que no tiene otra meta que el degüello del Comandante, del Socialismo de la Humanidad...”, caracterización que la vemos falla en cuanto a que intenta sustraer la responsabilidad del Comandante Presidente en cuanto a las medidas anunciadas, ya él mismo se ha encargado de anunciarle al país las motivaciones que conllevaron a la realización de estas medidas, Chávez ha sido muy claro en la importancia que le da a las elecciones regionales de noviembre próximo, en su Aló Presidente lo expresaba en estos términos: “...la gran importancia de las votaciones regionales, está en juego el futuro de la patria, de la revolución, y de toda esta época de cambio que venimos desarrollando...”, más claro no canta un gallo; no es que nos distrajeron con las elecciones sino que el Comandante Presidente le da una importancia tal, que de perderlas se pondría en jaque todo el proceso desarrollado hasta el presente por la Revolución Bolivariana, de allí sus virajes tácticos, sin ceder en los principios.

También es justo reconocer los aportes al debate dados por el camarada Neftalí Reyes, quien con su “Reformismo Agazapado” nos permite aclarar el horizonte con su caracterización de los actores participantes en el Proceso Bolivariano y sus políticas, bien merece extendernos en sus apreciaciones: “...la pequeña burguesía es una clase filocapitalista que a ratos tiene espasmos revolucionarios (...) Consiguió disipar la posibilidad revolucionaria de 1958. La dirección que guió al pueblo en la lucha para derrocar la dictadura de Pérez Jiménez retrocedió frente a la posibilidad revolucionaria y promovió una suerte de frente con los representantes de la burguesía, que justificaban en una teoría del etapismo (subrayado nuestro), de la imposibilidad de hacer revolución en el patio trasero del imperio (...) El proyecto pequeño burgués, en lo político plantea un pacto con las fuerzas oligarcas, en lo económico un híbrido entre el capitalismo y formas falso socialistas tipo cogestión y cooperativas. En este pacto el grueso de la renta petrolera debe ir hacia el capitalismo vía sistema financiero, subsidios y negocios con el Estado. En lo social plantea la formación de organismos de base tipo consejos comunales, confinados a lo local, aislados, sin ninguna conexión entre ellos (...) Convocar a los oligarcas a una alianza estratégica para construir el socialismo es una candidez o un extravío incomprensible, proponerles negocios en el área petrolera es un riesgo insensato, y además ofrecerles dinero es un desatino mayor...”, como apreciamos bastante precisa su caracterización, la cual compartimos plenamente.

Otro camarada que ha tenido una participación activa en el debate es Basem Tajeldine quien acertadamente caracteriza el momento presente en los siguientes términos: “...por ahora, la pequeña burguesía que puja dentro del proceso revolucionario (personificados en Haitman El Troudi, Martha Harnecker, Heinz Dietrich, Eleazar Díaz Rangel y José Vicente Rangel, entre otros) han influido con su ideología a la Revolución Bolivariana (...) plantean la supuesta “necesidad de formar o robustecer una burguesía nacional”, desarrollar el capitalismo como paso previo, antes que el proletariado pudiera pensar siquiera en su liberación total y plantearse el socialismo...”, correcto el análisis de este camarada, pero desde nuestro punto de vista, comete el error de hacer una analogía entre el “Plan Estratégico Nacional Productivo” y la NEP o Nueva Política Económica encauzada por los Bolcheviques en los años 20 del siglo pasado, considere camarada Basem la caracterización realizada por el camarada Trostky sobre el momento que vivía la economía rusa antes de emprenderse la NEP: “La producción industrial de 1921, año que siguió al final de la guerra civil, se elevó en el mejor de los casos a una quinta parte de la preguerra. La producción de acero cayó de 420 mil toneladas a 183 mil, o sea, 23 veces menos. La cosecha global de 801 millones de quintales a 503 en 1922. Esto produjo un hambre espantosa. El comercio exterior descendió precipitadamente de 2.900 millones de rublos a 30 millones. La ruina de las fuerzas productivas superó todo lo que conocía la historia. El país, y con él el poder, se encontraron al borde del abismo...” es en estas circunstancias que se da el viraje leninista hacia la NEP. En contraposición, compárese con la caracterización que hace el Comandante Presidente Chávez de la economía venezolana: “Saca la cuenta para que veas la fortaleza de nuestra economía. Hay países cuya deuda externa representa cinco años del Producto Interno Bruto. Nosotros no, solo con el ingreso petrolero, nosotros si quisiéramos, no lo haremos, por supuesto, pagaríamos toda nuestra deuda externa en un año (...) No es que estemos sobrados, no (...) pero es bueno que resaltemos, nuestra fortaleza para que no nos vengan con cuentos...”, pensamos que la analogía no viene al caso, sino que la discusión va por otro lado, sin negar claro está, el valioso aporte que está brindando el camarada Basem al debate.

Esta primera parte de estos escritos queremos concluirla enfatizando que estos compañeros ubicados por Díaz Rangel en la ultraizquierda, desde nuestro punto de vista los reubicaríamos en las mismas posiciones de los bolcheviques rusos en sus confrontaciones ideológicas contra el menchevismo, y en nuestro país lo acercaríamos a la posición enarbolada por el camarada (qepd) J.R. Núñez Tenorio y su postura en “En Defensa de la Rebelión” ante el proceso revolucionario del 23 de Enero de 1958: “...las fuerzas revolucionarias cometieron serios errores –especialmente después del 23 de enero. En primer lugar, cayeron en un tacticismo a ultranza, olvidando los objetivos estratégicos. Al día siguiente de derrocada la dictadura el cuadro político del país era cualitativamente distinto, y, por lo tanto, tenía que cambiar la línea táctica de las fuerzas revolucionarias. No fue así. En la práctica, a lo largo del año 58, la izquierda revolucionaria desarrolló una táctica reformista, políticamente sometida al seguidísimo burgués e ideológicamente trabajando con esquemas mecánicos marxistas. Estos errores de tacticismo y seguidísimo burgués obstaculizaron en la práctica que el propio movimiento popular y sus cuerpos unitarios, avanzaran en la conquista de mayores posiciones de poder en medio de aquélla crisis (...) la base de los errores tacticistas fue, evidentemente, la formación empirista de las fuerzas revolucionarias, incapaces el 58 de llegar a aplicar –aunque fuese mecánicamente, las conocidas Tesis de Abril de Lenin...”

En nuestro próximo artículo abordaremos las posiciones reformistas, que han surgido en el debate.


henryesc@yahoo.es


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Henry Escalante


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