El Municipio Bolivariano: lugar propicio para impulsar la Revolución Educativa

¿Dónde iremos a buscar modelos? La América Española es original. Original han de ser sus Instituciones y su Gobierno. Y originales los medios de fundar unas y otro. O inventamos o erramos. Simón Rodríguez Los venezolanos estamos convencidos que en el Proceso Revolucionario Bolivariano la educación constituye una de las variables esenciales para generar los cambios estructurales y superestructurales necesarios para refundar nuestra República la cual se constituirá, como manda la Constitución, documento que al mismo tiempo es el programa de la Revolución, en un “…Estado democrático social de Derecho y de Justicia…”. El nuevo Estado tiene como fines: “…la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados…” en esa Carta Magna, e igualmente establece el mismo texto que los procesos fundamentales para alcanzar esos fines son la educación y el trabajo. En otras palabras, sin una revolución en el Sistema Educativo no será posible concretar la Revolución Bolivariana. Pero la constitución no para allí sino que establece las orientaciones de principio para que la educación cumpla con el propósito que el momento histórico recomienda. En primer lugar establece que es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria. Seguidamente también establece que el Estado la asumirá como función indeclinable y de máximo interés y remata definiéndola como un servicio público que dentro del pluralismo debe desarrollar “…el potencial creativo de cada ser humano, así como el pleno desarrollo de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social…” que se adelantan en la actualidad en nuestra patria. Con la sabiduría de nuestra constitución (por eso la hemos defendido y la defenderemos como pueblo por sobre todas las cosas y en eso no ahorramos sacrificios, recordemos los sucesos heroicos del 11 al 13 de abril del 2002 y nuestra acción durante el paro terrorista de diciembre y enero últimos) podemos asegurar con firmeza que la educación tiene el deber de formar los ciudadanos y ciudadanas que la nueva República requiere; ciudadanos que internalicen la corresponsabilidad como uno de los principios básicos del Estado que estamos construyendo los hijos de la patria de Bolívar con la revolución que él les inspira. Un ciudadano que participe y protagonice conscientemente. Un ciudadano que comprenda en toda su magnitud la gran responsabilidad que significa que ahora el Estado somos todos. Que estamos edificando sobre los cimientos de la más profunda venezolanidad un vigoroso poder popular que asombra al mundo y le sirve de ejemplo. Para tal obra necesitamos una educación integral de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades para todos. Uno de los elementos del Estado que puede desempeñar un papel muy importante en esta labor es el municipio por ser el organismo estatal que está más cerca del ciudadano. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece en su artículo 16 que el territorio nacional se estructura en municipios para organizar políticamente la República. En otras palabras, el órgano fundamental de la República Bolivariana de Venezuela es el municipio por ser allí donde el pueblo puede ejercer directamente la soberanía que es la conquista más importante lograda por el pueblo venezolano con su revolución. El artículo 168 establece que “Los municipios constituyen la unidad política primaria de la organización nacional” y no puede ser de otra manera porque es en esa unidad donde geográficamente el pueblo puede ejercer en forma directa, intransferible y organizada su soberanía, y ese mismo artículo establece los mecanismos para que la soberanía popular no sea usurpada, en tal sentido las autoridades municipales no podrán tomar ninguna decisión dentro de sus facultades si el pueblo no participa en esa toma de decisiones, por eso hay que recordarle siempre a las autoridades del municipio que “Toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos” (artículo 138 de la CRBV). Un municipio es el sitio vital donde moran los ciudadanos, funciona la economía y por supuesto las escuelas; en tal sentido es imprescindible concebir este espacio como un sistema educativo local donde la escuela comunitaria ejerza la rectoría de los cambios y transformaciones integrales de ese nivel territorial. Partiendo de estas premisas es necesario elaborar de manera colectiva, con todos los ciudadanos, los lineamientos necesarios para impulsar la revolución educativa local como el complemento imprescindible del proceso que se desarrolla con el Proyecto Educativo Nacional bajo la dirección del nuevo Estado Docente. Las escuelas deben asumir desde el diagnóstico integral, el plan, sus programas y proyectos conducentes a modificar sustantivamente su espacio territorial desde una visión integral de país. Debe ser una búsqueda intensa en cuyo camino la escuela tiene que transformarse a sí misma, con sus docentes, alumnos y comunidad para ayudar a transformar la sociedad; es necesario que la escuela inicie un proceso de cambios significativos en donde se privilegie el pensar sobre el hacer en una relación dialéctica transformadora. La escuela tiene el reto de interpretar la realidad local de manera rigurosa, formular el modelo pedagógico que se requiera para tal fin, pero tendrá que hacerlo de manera colectiva con todos los actores involucrados en el proceso educativo: educadores, comunidad y alumnos. Es un reto que significa plantearse de manera intencional el impulso de las profundas transformaciones desde lo individual, grupal y colectivo hasta lograr juntos, todos los participantes de la voluntad colectiva revolucionaria, el proveer el mayor cúmulo de bienestar social posible. Esta acción debe concebirse como una de las iniciativas de la organización popular que se plantea la construcción, de manera creadora, del Municipio Bolivariano. Estos propósitos sólo se lograrán si nos proponemos impulsar una real participación protagónica de las comunidades, estimulando en ellas mismas sus capacidades de ejercer el poder, para ello es necesario convertir a la escuela en el centro del quehacer comunitario. Es bueno resaltar que unos propósitos de esta naturaleza no deben ser un decreto desde arriba, sino un compromiso protagónico de las comunidades que con la elaboración colectiva la construyan, la hagan suya, y, en consecuencia, estén dispuestas a llevarla a la práctica. Ese debe ser uno de los grandes retos de las actuales autoridades municipales, quienes deben dar el ejemplo de conducción revolucionaria si quieren demostrar con hechos que son consecuentes con la construcción de la República Bolivariana de Venezuela.


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Iran José Aguilera Abad


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