A propósito del Starbucks del este de Caracas: hablemos de café

Después de la controversia generada en redes sociales por la apertura de una sucursal falsa de la trasnacional de café Starbucks en el este de Caracas, las generalidades y banalidades inundaron las plataformas 2.0, otros hicieron sus respectivos memes para de manera jocosa interpretar el mensaje de una realidad que no existe en el país. Sin embargo, podemos pasar de la controvertida Starbucks de Caracas que emociona a un sector muy dependiente de la propaganda trasnacional y el exhibicionismo de las nuevas y viejas burguesías y con un buen café andino en la mano hablar de la política cafetalera que se ha implementado a lo largo de nuestra historia como base económica nacional en un momento determinado y su caída por el surgimiento del rentismo petrolero.

El café en Venezuela llega por intermedio de los españoles en 1730, estos ya conocían de sus sabores y sus atributos energizantes y se comercializaba desde el oriente de áfrica ensayando cultivos en las Nuevas Indias a través de los misioneros conocedores de las plantaciones, manejo y tratamiento de este rubro; es entonces que comienza un proceso de expansión de sus plantaciones en nuestros territorio dominada por designios de la corona Española cuyas órdenes y compañías religiosas se disponían a desarrollar este importante cultivo para consumo propio y para el comercio colonial hacia la península ibérica y toda Europa.

Las características agroclimáticas de nuestro país son propicias y se asemejan a los cultivos originarios de África fundamentalmente de variedades arábigos y robustas que se adaptan perfectamente en las zonas cultivadas generando progresivamente asentamientos y pobladores que no sólo desarrollan el cultivo sino que comienzan a establecer las condiciones comerciales, creando una economía de centro cafetalera en el oriente, andes, centro occidente, pie de monte llanero y la cuenca del sur del lago.

A partir de 1864 la producción de café, comienza a tener un impulso y un crecimiento sostenido sobre todo en los andes venezolanos, especialmente en el estado Táchira cuyo comercio histórico con Colombia desarrolla aún más el intercambio comercial, no es casualidad la hegemonía de los presidentes Andinos desde 1899 hasta 1945 como bien lo señalaba mi paisano Tovareño Domingo Alberto Rangel en su libro Los Andinos al Poder, todos ligados a las montoneras y al caudillismo sobre la base de una economía cafetalera que fue transformando y mejorando su producción y manejos tradicionales por procesos industrializados y la conformación de grandes haciendas que floreció en un comercio exportador hacia Europa y Estados Unidos y el desarrollo de una economía local sólida, que obligó a los cabildos y al gobierno central a generar una serie de políticas públicas en el mejoramiento de caminos, vías y mecanización de los procesos productivos, creando junto a los productores mejoras y consolidación de la vialidad del Táchira, Mérida, Trujillo y Zulia, así como también ampliando la asistencia crediticia y técnica progresivamente, además de la construcción de ferrocarriles de El Vigía, La Fría y Encontrados para sacar las cargas de café y otros productos que antes se hacían en bestias para posteriormente comercializarla de forma más rápida y segura por vía férrea y fluvial hacia el gran puerto de Maracaibo donde se asientan las grandes casas comerciales de Europa y Estados Unidos.

El Café siempre tuvo una importancia estratégica para la economía local y del país, en contertulias con César Burguera a propósito de un buen café me comentaba que en el periodo de la crisis económica de 1928 con el desplome de la bolsa de Nueva York y la caída de los precios agrícolas, los productores percibían por el gobierno de Juan Vicente Gómez la cantidad de seis reales y cinco céntimos por quintal de café por concepto de subsidio para que mantuvieran la producción y no abandonaran las plantaciones previendo la superación de la crisis en los próximos años, es decir, hasta la llegada del petróleo que propició el abandono de la economía agrícola y rural, el café siempre fue un rubro bandera para el cual se le destinó especial atención en las políticas públicas centrales y locales.

Gracias al incremento de los precios del petróleo en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974) y bajo la intervención directa de la Asociación Venezolana de Caficultores (AVC) se crea una gran infraestructura en cuanto a los centrales de beneficio que en su momento tenían participación directa entre los productores y el gobierno nacional, se constituye el Fondo Nacional del Café (FONCFE) cuyo objetivo era el de prestar asistencia crediticia y técnica, al igual de ejercer un control del sistema fitosanitario, regulación y protección del mercado debido a las fluctuaciones de los precios internacionales garantizando los remanentes a los productores generados por la comercialización internacional y el resultado del diferencial cambiario. También se crea el Instituto de Crédito Agrícola (ICAP), el Fondo de Crédito Agropecuario y otras instituciones que atendía el sector y que directamente eran asistidos por los ingenieros y peritos técnicos agropecuarios, el objetivo nacional apuntaba hacia una diversificación de la economía fortaleciendo los sistemas y organizaciones cooperativas de los productores las cuales llegaron a tener músculo propio mediante las Productores Asociados del Café (PACCA) las cuales funcionaban como centros de acopio y beneficio para la compra y venta.

Venezuela tuvo su época dorada en cuanto a la producción y comercialización de dicho rubro, sin embargo, esta se vio afectado por las fluctuaciones de los precios internacionales, la corrupción y por la desatención de todo el sistema, el Estado no supo mantener una política coherente al contrario, privó los intereses económicos de las nuevas clases políticas y las empresas privadas que tenían el monopolio de la torrefacción y manejaban el precio a discreción, a finales de los ochenta se genera una pérdida importante de la producción nacional, comienza la crisis neoliberal de los gobiernos del bipartidismo y los años 90 se convirtieron en la época más dura para el sector, los productores estaban totalmente solos y quebrados económicamente y sin un Estado que les protegiera, el mercado giro en torno a las licencias de compra venta y exportación que otorgó el gobierno de Rafael Caldera a empresas privadas, pero estas nunca se interesaron por el crecimiento del sector, no hicieron inversiones, en ésta época los sectores cafetaleros entraron en la peor crisis de su historia.

Con la llegada del gobierno del comandante Chávez se intentó recuperar el sector mediante la liquidación de la mayorías de instituciones sumida por la corrupción y la desidia, para dar paso a renovadas y nuevas instituciones como Fondo Nacional de Desarrollo Agropecuario, Pesquero, Forestal y Afines (FONDAFA), El Banco Agrícola de Venezuela (BAV) y se crea una serie de MISIONES SOCIALES con procesos y tramites simples y directos totalmente desburocratizada, para atender de forma integral el campo venezolano, llevando salud, educación, vivienda, mejoramiento de la vialidad Rural, sistemas de riego, asistencia técnica y se ejerce autoridad en la banca privada para democratizar el crédito agrícola, los cuales estaban destinados únicamente a los grandes productores y empresas privadas del País, ante la crisis del sector cafetalero, se implementa el PLAN CAFÉ y se crea la marca Café Venezuela, cuyo objetivo era precisamente el de impulsar el desarrollo del sector, sin embargo, no tuvo los resultados esperados en principio por desconocimiento de la dinámica del sector, los programas de asistencia técnica y crediticia no se cumplieron cabalmente y mucho menos se hizo el SEGUIMIENTO respectivo, a esto se agrega, los compromisos Internacionales para la importación de café en detrimento de la producción nacional, imposición discrecional de precios por parte del Ministerio y la disolución prácticamente de las organizaciones de productores, las cuales fueron sustituidas por comisarios políticos del partido, además de la desestabilización política por parte de la derecha que sigue perturbando la economía y los sectores productivos del país.

El gobierno del Presidente Maduro, ha generado una ruptura con la política de atención en sustitución a la liberación de precios, operando a sus anchas el libre mercado, dejando a los productores en una situación de desventaja, la asistencia técnica es inexistente al igual que el crédito, el Estado no tiene suficiente recursos debido al manejo de las políticas económicas emprendidas y las sanciones económicas criminales por parte del imperio de los EEUU, que se afinca contra los productores y consumidores y todo el País, por lo tanto, el comercio depende de dos o tres empresarios y los capitales colombianos aprovechándose de la inflación y del ataque a la moneda, se llevan el café, lo procesan y lo devuelven a nuestro país en diferentes marcas colombianas en detrimento de las torrefactoras y emprendimientos locales, igualmente no existe condiciones para competir en el mercado internacional, pues la producción no es suficiente y se ha dado un incremento desmedido de los costos de toda la cadena productiva que va desde los fertilizantes que anteriormente eran surtidos por Pequiven y ahora se hacen mezclas locales no certificadas y a precios dolarizados, los operativos agrícolas son esporádicos mientras que la agricultura es continua, a esto hay que sumarle el agravante del combustible. En conclusión, se ha impuesto una política de libre mercado bien conocida en el país y sabemos del daño que hace a la producción y al consumo nacional generando terribles desigualdades económicas y sociales teniendo esta como centro de acción el capital y no el ser humano.

Por tanto, se hace necesario la recuperación del sector caficultor, respetando y reconociendo las formas de organización y asociación campesinas y productoras que permita un gran acuerdo nacional en el impulso y la atención de más de 54 mil familias que dependen de este rubro a nivel nacional, recuperar la infraestructura y en especial los centros de beneficios asociativos.

Por ser un rubro estratégico, me atrevo a sugerir: la creación de un Banco Público Cafetalero con aporte del gobierno nacional y los productores; fortalecer las instituciones técnicas y crediticias actuales, formar al menos 20 mil técnicos y peritos agropecuarios que atiendan directamente al productor en la cuestión agraria y agrícola, con nuevas técnicas productivas y fitosanitarias para el control de la broca y la roya y demás plagas que afectan el rubro; la recuperación de Pequiven en manos del Estado para garantizar el suministro de forma continua y a precio justo de los fertilizantes y biosidas, elaborar un plan nacional, con metas claras para relanzar la producción y llevar de las 35 mil hectáreas plantadas a 120 mil hectáreas en los próximos años y seguir incrementándolas con el propósito de fortalecer el consumo interno y la exportación garantizando la cantidad y calidad de nuestro café que promueva mejoras y beneficios directos al producto, también se hace necesario impulsar planes científicos para mejorar la genética y variedad del café invirtiendo en tecnología, nuevos manejos, técnicas e innovaciones; invertir para recuperar y crear nuevos sistemas de riego; sobre el tema de la vialidad que es un problema permanente, sugiero crear y asentar nuevamente los campamentos de maquinaria por eje o corredores agrícolas, luchar contra el contrabando para proteger a los nuevos emprendedores; prohibir la importación de café verde y manufacturado; en lo social se debe reactivar todos los programas sociales y servicios públicos en atención a la salud, educación, vivienda, electricidad internet, agua. Retomar con fuerza el proyecto Café Venezuela como vitrina para promocionar nuestro café a nivel mundial; por ser el café bajo sombra un cultivo conservacionista se hace necesario promover una agenda de protección ambiental de las cuencas medias y altas desarrollando incentivos al productor y a las comunidades además de ayudar directamente a mitigar el cambio climático desde lo local, que permita generar fuentes de financiamiento bajo el concepto de una economía ecológica como aportes concretos al acuerdo de París y deudas de los pasivos ambientales. Son muchas las propuestas que existen, basta un poco de voluntad para poder avanzar en ese proceso progresivo de la diversificación económica bajo la doctrina de una economía socialmente Justa, rentable y sostenible en el tiempo, y ecológicamente sustentable.

Ah! se me olvidaba los de Starbucks, es una empresa trasnacional que no produce un solo kilogramo de café pero que monopoliza los mercados internacionales y forma parte de la imposición de los precios internacionales, el negocio del café a escala mundial para el año 2020 registro una actividad económica financiera de más de 450 mil millones de dólares lo cual indica que es un negocio altamente rentable, sin embargo, los beneficios de esa masa de dinero no refleja mejoras a las comunidades productoras de nuestros países, por el contrario ese dinero pasa a manos del proceso de acumulación de capital internacional, por eso, se hace necesario establecer una política coherente de crecimiento de la producción mejoramiento de los procesos de calidad que permitan diversificar y competir con nuevas formas justas de comercio e intercambio en los mercados internacionales. En lo personal el mejor café es el venezolano apostémosle al País.

Les deseo a todos un Feliz año 2022.

¡Sólo por el Camino de Chávez Venceremos!



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Alexis Ramirez

Ex Gobernador de Mérida, Militante del PSUV.

 alexisramirezmarquez75@gmail.com

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