¡Maduristas pueden estar felices! Me han diagnosticado cáncer y no hay medicamentos: Mi muerte es inminente

¡Maduristas pueden estar felices! Me han diagnosticado cáncer y no hay medicamentos, como tampoco tratamientos para esta terrible enfermedad en virtud de la quiebra del sistema de salud, aunque en esos espacios veamos el cómo las orgías maduristas se efectúan públicamente, sin importar que hasta esos hospitales queden sin electricidad, y mueran los pacientes. Se ha llegado al extremo que si una mujer venezolana sufre de cáncer debe mostrar cómo sus senos están infestados de la terrible enfermedad, y ante la insensibilidad de tales "autoridades" ¡Claro! Ya dirán que la culpa es del imperio y el "bloqueo económico" y toda esa bazofia política que están acostumbrados a vociferar en sus desgraciados discursos ¡Total! Eso a ellos nos les importa, al contrario, les alegra saber que otro venezolano se verá condenador a morir, mientras se jactan de tener las mayores reservas de petróleo, y negociar el oro que de manera impune es extraído del hábitat de nuestros indígenas y destruyendo la máxima biodiversidad del mundo.

¡Maduristas pueden estar felices! Me han diagnosticado cáncer y no hay medicamentos. Hoy, veo como el pueblo sobrevive con salarios que apenas superan los cinco dólares al mes, con una espantosa hiperinflación que según expertos superará la barrera de los 10.000.000% en este 2019, lo cual nos coloca en una situación de extrema pobreza y máxima miseria de los venezolanos.

¡Maduristas pueden estar felices! Me han diagnosticado cáncer y no hay medicamentos. Hoy, todas las instituciones educativas en sus diferentes niveles: inicial, primaria, secundaria y universitaria están atravesando una destrucción absoluta. La infraestructura se encuentra en pésimas condiciones. Las aulas carecen de mobiliario, pizarras y sistemas de aire acondicionado. Las instalaciones sanitarias han sido convertidas en la bazofia de políticas públicas del sector. No hay canchas ni materiales deportivos. Los programas de comedores escolares desaparecieron, así como los transportes de escuelas, liceos y universidades. Y toda esa realidad se circunscribe en una terrible deserción estudiantil y de educadores, éstos últimos condenados a devengar salario mínimo aunque tengan títulos de pregrado y posgrado, según declaraciones de los ministros del sector, y más grave, con "ingresos" quincenales que apenas si alcanzan para comprar medio kilo de queso.

¡Maduristas pueden estar felices! Me han diagnosticado cáncer y no hay medicamentos. Vemos como los servicios públicos de agua, electricidad, gas y transporte público – terrestre y subterráneo – están colapsados. Las protestas son a diario, y en cualquier pueblo y ciudad de los estados del país. Y mientras ello ocurre, poblaciones enteras pasan largo tiempo sin agua, o deben estar condenados a soportar días enteros sin luz, escuchar audios – que no son desmentidos – de altas autoridades maduristas quienes dicen que el pueblo debe cocinar con leña o fogones, porque esa es la "orden presidencial"¹, o pasar horas esperando por un autobús, o en su defecto, ver el cómo van quedando en escombros los servicios del ferrocarril hacia los Valles del Tuy, o los sistemas del Metro en Caracas y otras entidades federales.

¡Maduristas pueden estar felices! Me han diagnosticado cáncer y no hay medicamentos. Así tenemos que la guerrilla y los paramilitares colombianos se desplazan con impunidad en las zonas fronterizas del país. Y en Caracas, el mal llamado colectivo "La Piedrita", comandado por un criminal de nombre Valentin Santana cuya aprehensión fue ordenada por el fallecido presidente Hugo Chávez, es un aliado del madurismo en sus acciones que son violatorias de la ley, acciones que son calladas por la cúpula del régimen, y no existe ni fiscalía, ni tribunal, que ordene su detención. O sea, que actúa con máxima impunidad.

¡Maduristas pueden estar felices! Me han diagnosticado cáncer y no hay medicamentos. Por ello, vemos como existen presos políticos – civiles y militares – quienes son llevados hasta espacios que son denominados individualmente como "La tumba", porque en ellos se impone la peor de las torturas físicas y psicológicas, y cuyos privados de libertad en algunos casos llegan a esa condición hasta por exigir los derechos laborales, tal y como es la situación de varios sindicalistas y líderes obreros.

¡Maduristas pueden estar felices! Me han diagnosticado cáncer y no hay medicamentos. Esa es la razón por la cual la corrupción llega al extremo de ver el cómo desde Estados Unidos un solo individuo confiesa que se roba miles y miles de millones de dólares, y el madurismo ante ello calla de manera atroz. Es tal la afasia del grupo pueril que nos gobierna, que de ninguna manera justifican sus posesiones inmobiliarias, vehículos último modelo, costosas prendas, así como ropa y calzado de marca, sin obviar que hasta se dan el lujo de comer en los restaurantes más costosos del mundo, mientras el pueblo muere de hambre o tiene que comer de la basura.

¡Maduristas pueden estar felices! Me han diagnosticado cáncer y no hay medicamentos. Esa es la razón por la cual la industria petrolera está siendo rematada a chinos y rusos, después de ser una de las empresas más poderosas del mundo. Tal es el nivel de destrucción que todas las empresas estatales han quebrado. Desde siderúrgicas que sólo producen chatarras, hasta ferris hundidos, son las pruebas más evidentes de una cúpula neototalitaria que sólo ha desangrado a la nación.

¡Maduristas pueden estar felices! Me han diagnosticado cáncer y no hay medicamentos. Me llamo Venezuela, y en algún momento fui una próspera nación, pero ahora tengo un tumor enquistado en mi espacio de Miraflores que sólo contamina todas mis zonas geográficas e "institucionales". Ese cáncer debe ser extirpado de mi anatomía para poder recuperarme y volver a tener una vida en pleno desarrollo, y con posibilidades de mejorar mis condiciones de vida. Por ello, hago un llamado urgente a todos aquellos que deseen ayudarme para curarme de este cáncer. Las medicinas y el tratamiento que más necesito se encuentran en el apoyo de todos ustedes. Si la mayoría quiere ayudarme, podré vencer este cáncer, pero si me abandonan, mi muerte está escrita. Si todos me ayudan con su colaboración de amor, afecto y apoyo, y sobre todo de espíritu de lucha ese tumor canceroso saldrá de mi organismo, y podré recuperarme. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

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¹ https://twitter.com/jvivassantana/status/1086259276342005761



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

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