Sobre fechas, y otras cosas

A propósito del 25 de julio, el cronista de Caracas y la Alcaldía Metropolitana

Una de las características comunes en el campo de la discusión académica, es que algunos de sus aspectos secundarios se convierten, muy a menudo, centrales. Ello no sólo demuestra la inmensa riqueza del lenguaje, que permite a fondo la subjetividad infinita de la relación dialógica, sino la extraordinaria incompetencia que poseen algunos interlocutores para: 1) no hacerse entender. 2) Desplegar en «respuesta» cosas absolutamente ajenas al tema de discusión propiamente dicho.

Nos parece que algo por el estilo ha ocurrido con la supuesta disputa acerca de la fecha de fundación de Caracas. El cronista de la ciudad, el historiador Guillermo Durand, ha invertido buena parte de su tiempo y esfuerzo desde el año pasado a, por un lado, ratificar la opinión generalizada de que Caracas se fundó el 25 de julio de 1567 y, por otro, afirmar que celebrar alguna otra fecha a la anterior es algo completamente «[..] falso, un contrasentido».

Llama poderosamente la atención el uso del categórico. Según él, algún loquito quiere proponer la fecha patria del 19 de abril como la de fundación de Caracas. Si eso fuera sólo así, Durand simplemente podría limitarse a divulgar ante la opinión general los resultados empíricos deducibles de su evidencia documental como aval, para derrotar cualquier otra pretensión. Y, francamente, es lo único que hace en sus Apuntes sobre la fundación de Santiago de León de Caracas. Ocioso gesto «divulgativo» de materiales pues, además de seguir siendo sólo accesibles a través del cronista Durand, no resultan para nada útiles a la hora de propiciar o fomentar una discusión inexistente.

¿Por qué? Porque la argumentación de Durand se basa en una premisa falsa: Que el Alcalde Juan Barreto y, más concretamente, la Comisión designada por él en 2005 para investigar la historia del área metropolitana, se propone «demostrar» la mayor validez de una hipotética nueva fecha sobre la «oficial» del 25 de julio. En eso, fundamentalmente, se ha consumido todo el esfuerzo de nuestro cronista el último año.

Lo primero que convendría precisar, es que hasta ahora nadie ha encontrado el Acta de Fundación de Caracas (por supuesto, elemento ratificado por Durand). Lo demás son puras conjeturas; unas más avaladas que otras y muy valiosas desde el punto de vista historiográfico, pero conjeturas al fin. Colateralmente resulta provechoso ver, en retrospectiva, que fue precisamente cuando el Alcalde Metropolitano llamara la atención sobre las dudas que se cernían sobre las fechas, que éstas pasaron a un segundo plano de discusión. Precisar científicamente la fecha fundacional de Caracas es irrelevante; siempre lo hemos sostenido desde entonces. Por eso nos sorprende ver al cronista de Caracas discutiendo todavía sobre el mismo básico problema.

Lo esencial, a nuestro juicio, no es determinar si Caracas fue o no fundada en «X» fecha. Al parecer, esta anodina verificación parece ser de vida o muerte para los encargados en proporcionar fechas, llámense cronistas o ex-historiadores. Si fue el 25 de julio o el 25 de agosto, ¿Es importante? ¿Para quién? Lo central del debate que hemos planteado, es que de ningún modo la fecha de la fundación de Caracas puede ser objeto de celebración, pues ella representa uno de los actos más importantes de la conquista del imperio español, apuntalada en un lago de sangre vertido por sus pobladores originarios. La misma historia de siempre, pues. Nada ha cambiado en Roma, Hanoi o Beirut.

¿De dónde sacaron que la Alcaldía Mayor quería celebrar la fundación de Caracas el 19 de abril? Es absurdo, y sorprende que aún gente cuya inteligencia nos era palpable en el pasado, no la utilice en este caso. Se trata, como la mayoría de las cosas cotidianas, de una reflexión ético-política. El 12 de octubre es el día más sagrado y el que más patriotismo moviliza en los españoles de hoy hace 500 años, y sobrada razón tienen. Es motivo de orgullo. Pero yo no soy español. Puedo tener algo de europeo —bien lejano, por cierto—, y nada de indio, y mucho africano. Pero me solidarizo igual con los mártires peninsulares españoles de los fusilamientos del 2 de mayo, como con la dignidad de Egmont en 1568 y con todo aquello que grite ante la planta invasora: ¡go home! Es también la misma historia de resistencia de siempre, y Guaicaipuro, con el que seguramente no nos une consanguinidad inmediata, es hermano de todos los pueblos que luchan por su independencia y contra la injusticia. Sean castellanos, nicaragüenses, venezolanos o argentinos. Por eso surgió la idea de nombrar al 19 de abril como el día de Caracas y no como la fundación de Caracas. Dos cosas muy distintas, y sobre las que habrá que discutir en lo sucesivo también.

Todo el mundo sabe que Jesucristo no nació un 25 de diciembre de 01. La Iglesia católica lo dispuso así porque, entre otras cosas, era la fecha del nacimiento de un dios romano que moría y revivía todos los años: El Sol. Puro y simple mercadeo. Hasta Juan Pablo II dijo algo a propósito de la Navidad de 1993. Es tradición. Una tradición basada en mentiras acerca de un personaje del cual no tenemos ciencia cierta, pero sobre cuya «fe» se basa toda la cultura occidental. No obstante, me gusta esa fe, donde seguramente no importan fechas y donde sus primeros cronistas fueron muy descuidados, a tal grado que cualquier pedazo de trapo de esa época causa sensación. Algo totalmente benigno y que mantendrá ocupados y ganando dinero por mucho tiempo a los productores de documentales y a varios tinterillos mediocres. ¿Verdad que nada de eso tiene que ver con fechas?

Porque no se trata de fechas.



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Oscar Battaglini Suniaga

Dirigente de los Círculos Bolivarianos, comunicador alternativo, Director del periódico La Voz del Valle

 lavozdelvalle2@yahoo.es

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