El Estado del Bienestar, capitalismo y socialismo

Reconocido es que el Estado de Bienestar fue una creación de los defensores del capitalismo para detener el avance de la propuesta socialista (Galbraith, John K. Historia de la economía. Editorial Ariel, S. A. México, 1989. http://www.mty.itesm.mx/dhcs/deptos/ri/ri95-801/lecturas/lec073.html) atribuyéndosele a Otto Bismarck (1815-1898), el denominado Canciller de Hierro de Alemania. Ante la legitimidad de las demandas de los obreros por mejorar sus condiciones de vida en pleno auge de la Revolución Industrial del Siglo XIX, el Estado de Bienestar nació en las propias entrañas del capitalismo, otorgando en sus orígenes lo que hoy pareciera una indispensable obligación de cualquier Estado como son los seguros de accidentes y de protección durante enfermedades, así como el establecimiento de las pensiones para ancianos. Luego Keynes ya en pleno siglo XX puede ser catalogado como el salvador del capitalismo al ampliar la acción del Estado para la protección del empleo, medio indispensable para poder dar sostenibilidad al proceso de consumo sin el cual el capitalismo por más alarde que se le de a la propiedad privada perdería toda legitimidad. A pesar de la institucionalización del Estado de Bienestar en casi todos los países capitalistas, centrales y periféricos, el socialismo logró abrirse espacio y construir un Estado socialista en buena parte del planeta, ampliando los derechos a los ciudadanos y cubriendo necesidades desde la vivienda, pasando por la educación gratuita. Todavía se discute si la caída de la Unión Soviética y con ella el derrumbe del proyecto socialista, se debió a la burocratización del proceso socialista, o a la desviación de recursos para la fabricación de armas.

Entre esas dos razones del fracaso del primer intento serio del socialismo se encuentran otras, entre las cuales pudiera decirse que fue precisamente el abandono de los principios del Estado del Bienestar lo que socavó las bases del socialismo soviético. La ausencia de productos básicos para la cotidianidad de la ciudadanía ha sido una constante en todos los proyectos socialistas que se han intentado adelantar. No importa las explicaciones de las restricciones y los bloqueos (caso Cuba) o de la guerra económica (Venezuela) lo cierto es que ha sido característico de los ensayos socialistas la escasez de bienes prioritarios para el desenvolvimiento de la visa social de las sociedades que han abrogado la propuesta de socialista. De la derrota del socialismo en el plano de la producción de bienes y servicios ha salido hasta ahora vencedor el capitalismo, ¿quién lo duda?. Pero esa victoria de no administrarse adecuadamente puede dar con el triste también del propio capitalismo. La financiarización de la economía, según la cual el dinero no debe invertirse en la producción de bienes o servicios sino en actividades financieras ha hecho que la manufactura solo sea rentable en condiciones miserables para los trabajadores (China, India, México, por ejemplo) surgiendo así una peligrosa amenaza a la sustentabilidad del capitalismo sí no se atiende a las demandas de los trabajadores. Hoya a diferencia de la Europa de Bismarck y de Keynes, y de los EEUU de Roosevelt, no solamente los obreros de baja o poca calificación los que demandan Estado de Bienestar, sino que ahora se habla de trabajadores para incorporar a las numerosas categorías de empleo que se han desarrollado a la par del desarrollo del capitalismo.

Producto de la financiarización de la economía se prestó a diestra u siniestra para las adquisiciones de vivienda, carros y para estudiar. Al pasarse de la raya amarilla vino la debacle financiera del 2007 y 2008 la cual la están pagando los trabajadores y los que quedaron sin empleo por la desindustrialización que conlleva la financiarización. De nuevo se hacen presentes los dilemas de Bismarck, Keynes, Roosevelt: ¿cuánto Estado de Bienestar necesita sostener el capitalismo para no irse a la tumba? Al igual que en el campo socialista, no existe homogeneidad en las élites sobre cuál es la mejor fórmula. El caso de Europa, en particular los países PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España -Spanish-) enfrentan no solo la insostenibilidad económica, dentro del capitalismo, del Estado de Bienestar sino que su pirámide poblacional la hace depender de inmigrantes que para que se conviertan en consumidores necesitan empleo, salud, educación, vivienda que solo un estado keynesiano se los puede brindar. De tal manera que la lucha entre el capitalismo, hoy en su fase de financiarización suicida gobierna al mundo, y la propuesta socialista despojada de populismo y burocratización está al menos como referencia teórica, por lo que sería una verdadera estupidez ignorarla.



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Ramón Rosales Linares

Ex Ministro de Producción y Comercio del Comandante Presidente Hugo Chávez Frías

 rrosaleslinares@gmail.com

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