La navidad más triste

Recorriendo los mercados populares y abastos privados en busca de los ingredientes para la elaboración de las hallacas, se pudo constar que tienen precios prohibidos para el venezolano que vive de un quince y un último, ni se hable del famoso pan de jamón; en muchas panadería lo elaboran por encargo debido a su elevado coste, el famoso panetón o pan dulce como se le conoce en algunos países hispanohablantes tiene un precio de susto, el precio de la carne de puerco por las nubes y no se diga de la alcaparra, la aceituna y la famosa pasita. Estos son los precios "navideños" que han contribuido a la disminución de las ventas en comparación con el año anterior. Hay muchos "like" como internet pero dinero no hay.

En los marcos de las observaciones anteriores; el profesor universitario, la camarera, la enfermera, el médico, el ingeniero, el mecánico, el obrero y demás empleados públicos y privados cuando pasan a retirar su cheque por taquilla que al hacerlo efectivo se llevan una gran desilusión al constatar que solo es una "paca" de billetes sin ningún valor real con lo que poco o nada se puede hacer para resolver. Hoy día solo son sueldos de miseria, que solo sirven como parte de la alícuota para hacer un "buen mercado", y si quedara un retazo se destinara para la reparación algún bien dado que adquirirlo nuevo sería una hazaña digna de replay.

Es evidente entonces, que la esperanza está cifradas en los aguinaldos o las utilidades para que cada miembro familiar contribuya con su alícuota correspondiente para poder confeccionar a medias la cena navideña. Es evidente, que la tradicional reunión decembrina solo será una simple tertulia porque no están dadas las condiciones básicas para la realización de este evento familiar. Es un rito familiar muy especial que no tiene sentido decretar, pues esta tradición se convirtió en un lujo para el venezolano al alcanzar valores monetarios excesivamente altos, casi imposibles de cubrir.

Paralelamente a este incomodo acontecimiento, los hijos y sus descendientes están virando en busca de nuevas oportunidades de empleos que les permitan al menos mejorar su calidad de vida, en consecuencia las tradicionales reuniones familiares estarán signadas por la melancolía. Es un momento familiar único del cual ya no quedaran las anécdotas para contar, pues el tronco familiar está incompleto. Ya no se les podrá abrazar con emoción y decirles "Feliz Navidad". En líneas generales, esta Navidad estarán marcadas por la ausencia del hijo errante quien tuvo que emigrar buscando un futuro mejor, por la desmoralización de no poder siquiera conformar la tradicional cena navideña, ni mucho menos comprar los estrenos de fin de año, o comprar los juguetes para que el Niño Jesús recompense a los más chiquitos de la casa por haberse portado bien durante el año. Asimismo, las viejas y nuevas amistades casi todas son huéspedes en otras latitudes por diferentes motivos. Por ejemplo, muchas se han ido para siempre porque el hampa les dio de baja y otras se encuentran huyendo de un gobierno y una oposición que no dan en el blanco.

Cabe por considerar, por otra parte; a los famosos bachaqueros quienes están haciendo su agosto en diciembre, sin que exista autoridad alguna que les ponga un freno y la existencia de un gobierno improvisando cada día en materia agroalimentaria. El acaparamiento y la especulación, la inflación y la devaluación son similares a maquinas productoras de pobreza. Ah! tampoco vale enfermarse, las medicinas brillan por su ausencia, es decir, no hay. Los atracos, hurtos y asesinatos no se detienen, los linchamientos por parte de la ciudadanía a la orden del día; dada la desconfianza existente hacia los cuerpos policiales al considerarlos penetrados por el hampa. Dicho de otro modo, la nación está consolidada sobre un volcán durmiente que en cualquier momento puede despertarse más rápido de lo que se cree con consecuencias que lamentar que solo pudieran detenerse con un dialogo franco y cordial; donde estén representados todos los actores políticos que hacen vida en el país para que broten ideas, propuestas y proyectos que beneficien al pueblo venezolano.

Por último, es conveniente apuntar, que usted amigo lector en su peregrinar diario, quizá pudiera haber escuchado estas frases "Yo no quiero que mi hijo venga a Venezuela ni de vacaciones por la inseguridad que estamos viviendo, porque la gente se está muriendo en los hospitales, están comiendo de la basura, hay una falta de oportunidades para todos nosotros". Triste realidad de un país rico que hoy rema hacia la pobreza extrema, sitio del cual el presidente Hugo Rafael Chávez Frías lo había arrancado. Esta es la Navidad que les espera al pueblo venezolano. Es una Navidad de tristeza y desolación. Una navidad que cada año se le dificultad al venezolano realizar; y de la cual disfruto desde su infancia.



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