Movimiento Sin Tierra

La reconstrucción de la dignidad humana

Nota de Aporrea: Servicio Informativo "Alai-amlatina"
ALAI-AMLATINA 15/12/2004, Montevideo.- Mientras otros
movimientos sociales se debilitan ante la llegada al gobierno
de fuerzas progresistas o de izquierda, que suelen
"arrebatarles" sus banderas históricas y poner en cuestión su
autonomía, el caso del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin
Tierra (MST) de Brasil, es completamente opuesto. En los dos
años del gobierno Lula no ha dejado de fortalecerse, al punto
que hoy más acampados que nunca en los veinte años que lleva
trabajando por la reforma agraria y por la organización de los
más pobres.

Bernardo Mançano Fernandes, geógrafo y asesor del MST, autor
de varios libros sobre el movimiento más importante de América
Latina (entre ellos "A formaçao do MST no Brasil", editoria
Vozes, 2000, imprescindible para comprender la historia del
movimiento), sostiene en esta entrevista que "el proceso de
territorialización es un triunfo del MST" y que "el movimiento
se reproduce en la conquista de la tierra".

- ¿Cómo definiría la actual política del gobierno Lula hacia el
sector agropecuario y hacia los campesinos sin tierra?

- En Brasil tenemos dos ministerios que se ocupan del
desarrollo agrícola: uno es el Ministerio de Agricultura que se
preocupa de la agricultura capitalista o agronegocio; el otro
es el Ministerio de Desarrollo Agrario que se dedica a la
agricultura campesina y a la reforma agraria. Los grandes
propietarios rurales "eligieron" al primero, que defiende los
intereses del agronegocio, o sea, no hubo ningún cambio de
política con el gobierno Lula, respecto al de Fernando Henrique
Cardoso que, además mantuvo la misma política que los gobiernos
de la dictadura militar.

Los grandes propietarios se quedan con el 90 por ciento de los
recursos para inversiones en la agricultura. Por otro lado, el
Ministerio de Desarrollo Agrario queda con apenas el 10 por
ciento de los recursos. En 2003 participé del equipo que
elaboró el II Plan Nacional de Reforma Agraria, con el objetivo
de asentar un millón de familias durante el gobierno Lula, pero
el plan no fue aceptado por el gobierno, que presentó una
propuesta de asentar 530 mil familias. En 2003, el gobierno
apenas asentó 38 mil familias y, en 2004, hasta el mes de
noviembre asentó apenas 44 mil.

Con este ritmo, el gobierno Lula no conseguirá asentar ni
siquiera las 530 mil familias que prometió. Los movimientos
campesinos, en especial el MST, están realizando ocupaciones de
tierras todas las semanas. Hay alrededor de 200 mil familias
acampadas. Pero esta forma de presión no está siendo suficiente
par que el gobierno atienda las demandas de las familias sin
tierra. Ante esta realidad, no hay duda, que la política del
gobierno mantiene el carácter de una política compensatoria, de
acuerdo con lo exigido por el Banco Mundial y el por FMI.

-¿Cuáles son las razones por las cuales la reforma agraria
marcha de forma tan lenta?

-Son dos razones: una porque las organizaciones multilaterales
( Banco Mundial y FMI) que son las que determinan la política
interna, sólo aceptan la reforma agraria como política
compensatoria, o sea atender parcialmente las presiones de los
movimientos campesinos para evitar conflictos mayores. Otra
razón es que el propio gobierno Lula no cree en la reforma
agraria como una política de desarrollo territorial, que pueda
cambiar la estructura fundiaria, la estructura de la población
y de poder, y promover otra política para la agricultura. Los
partidos políticos brasileños tampoco tienen propuestas ni
emprenden acciones para defender la reforma agraria. Ellos
apenas responden a las presiones de los campesinos sin tierra.

- Usted ha señalado que para el MST el principal enemigo ya no
es el latifundio sino el agronegocio. ¿Esa definición no supone
un enfrentamiento de hecho al gobierno petista, en la medida
que el agronegocio tiene lugar importante en el gabinete Lula y
en su política económica?

-La modernización tecnológica de la agricultura y la
globalización crearon una nueva realidad. Grandes empresas
transnacionales están invirtiendo en Brasil y están aumentando
la producción y la productividad, al mismo tiempo que eliminan
empleos y expropian a los campesinos. El gobierno Lula no va a
interferir en ese proceso porque adoptó una política
neoliberal, de modo que la cuestión agraria en Brasil tiende a
intensificar las desigualdades. No habrá otra salida para los
campesinos que no sea ocupar las tierras del agronegocio. Para
tener una idea, el agronegocio genera un puesto de trabajo cada
200 hectáreas, en tanto la agricultura campesina genera un
empleo cada 8 hectáreas. El agronegocio controla el 80 por
ciento del área cultivable, se queda con el 90 por ciento de
los recursos y produce el 60 por ciento de la producción
agrícola nacional. Los campesinos, que se quedan con el 10 por
ciento de los recursos, producen el 40 por ciento de la
producción nacional en apenas el 20 por ciento del área
cultivable. Con estos datos no hay duda que el agronegocio sólo
interesa a los capitalistas, porque les genera mucha riqueza y
mucha miseria al país. Y parte de esa riqueza es para pagar la
deuda externa. O sea, trabajamos cada vez más para ser cada vez
más pobres. El gobierno petista está ilusionado con el
agronegocio, y la mayor parte de los intelectuales brasileños
están también ilusionados y no perciben el atraso que este
modelo representa para Brasil.

- El MST parece cada vez más fuerte: cinco mil asentamientos,
200 mil acampados a la vera de las carreteras, más de cien
ocupaciones de tierras en el "abril rojo". ¿Cuáles serán los
próximos pasos del movimiento? ¿No temen que las ocupaciones
terminen por debilitar a Lula y favorecer el retorno de la
derecha?

- De hecho, este es el gran dilema del MST. La derecha está
esperando que los movimientos campesinos derriben al gobierno
para retornar al poder. El MST ha sido muy cauteloso. Es la
primera vez en la historia de Brasil que estamos viviendo esta
experiencia de un partido de los trabajadores en el gobierno.
Por eso todo cuidado es poco. El MST no va a frenar las
ocupaciones, porque no debilitan al gobierno. Lo que lo
debilita es su propia política económica. El MST necesita
ayudar al gobierno Lula a cumplir sus metas y las ocupaciones
de tierras son una forma de hacerle cumplir parcialmente con
sus promesas. Pero reconocemos que elegir nuestro presidente no
es suficiente para cambiar el país. Es necesario ampliar la
organización del pueblo y crear nuevos espacios políticos para
superar esta realidad. Nos quedan aún dos años de gobierno para
aprender a relacionarnos con un gobierno que hace poco, pero
que puede mejorar si lo apoyamos. Sin embargo, tenemos la
certeza de que no es éste el gobierno que esperábamos. Peor
hace bien soñar. Nos vamos a mantener atentos para luchar por
nuestros principios y continuar intentando cambiar Brasil.
Sabemos que Brasil sólo cambiará si cambia junto al resto de
América Latina.

- Uno de los aspectos más fascinantes del MST, son las nuevas
formas de vida que en los asentamientos, desde las formas de
producción cooperativas hasta la educación. ¿Hasta qué punto
este tipo de relaciones "no capitalistas" se están consolidando
y expandiendo?

- Sin duda, lo más hermoso que podemos observar en la lucha por
la tierra es la resocialización de las personas, la
reconstrucción de la dignidad humana. Cuando el latifundio es
transformado en asentamiento, centenas de familias construyen
sus viviendas, los niños y los jóvenes van a la escuela, la
familia tiene trabajo y construye su comunidad, promoviendo el
desarrollo territorial. Con cada asentamiento conquistado, con
cada cooperativa que se forma, las relaciones de trabajo
familiares o no capitalistas, se expanden y se reproducen tanto
en el trabajo como en la lucha, pues muchas de las familias
asentadas contribuyen con la formación de un nuevo grupo de
familias para organizar una nueva ocupación y conquistar un
nuevo asentamiento. Y así en todo Brasil.

- Usted ha escrito sobre el proceso de "territorialización" del
MST, en el sentido de la conquista de la tierra como espacio
autocontrolado por el movimiento, desde el que se produce un
salto cualitativo en la lucha por la tierra. ¿Cree que estas
"islas" sin tierra son conquistas irreversibles o será
necesaria una larga lucha para consolidarlas?

- El proceso de territorialización es un triunfo del MST. El
movimiento se reproduce en la conquista de la tierra. Aún no
hay ninguna garantía de consolidación, porque el proceso de
crecimiento de las desigualdades avanza más rápido que el
proceso de lucha. Muchas familias asentadas no consiguen
ingresos suficientes para tener una buena calidad de vida. La
resistencia aumenta cada vez más, porque no existen otras
posibilidades de sobrevivencia. No hay trabajo, de modo que la
resistencia en la tierra ha sido la forma más eficaz de
garantizar la existencia de las familias. Vivimos en una
constante amenaza de expropiación y en un continuo esfuerzo
garantizar las conquistas.

- ¿Hasta qué punto el movimiento es una alternativa para el
conjunto de los desocupados de Brasil? ¿La tendencia a retornar
a la tierra, por parte de sectores urbanos excluidos, es una
tendencia firme, una alternativa a la desocupación y la
alienación urbanas?

- Brasil tuvo un éxodo rural muy violento. Entre 1950 y 1980, 40
millones de personas emigraron del campo a la ciudad. Ese
fenómeno se terminó. Hoy, el crecimiento de la población urbana
es solamente vegetativo. Por otro lado, está sucediendo una
migración urbano-rural, como consecuencia de la ocupaciones de
tierra. El retorno o la ida al campo es una posibilidad de
cambiar de vida. De salir de las periferias urbanas y vivir con
mayor calidad de vida. Pero ese proceso aún es incipiente, pero
puede ser motivado pro el gobierno federal. El gobierno aún no
cree que ser moderno consiste en vivir en la ciudad, no importa
cómo. Creo que la trayectoria vivida por las familias que
dejaron las ciudades y van a ocupar tierras representa una
tendencia que puede incrementarse de acuerdo con las políticas
que se desarrollen. Lo interesante de este proceso es ver cómo
las familias de origen urbano consiguen buenos resultados
económicos en la producción agrícola, quebrando el mito de que
hay que tener vocación par ser campesino.

- Por último, el MST es visualizado en América Latina como un
verdadero movimiento alternativo al modelo capitalista. ¿Cree
que en Brasil el ejemplo del MST está siendo imitado de alguna
manera por los sin techo y por otros pobres urbanos?

- Sin duda, el MST construyó una forma de organización
totalmente nueva y ha sido copiado por los movimientos de los
sin techo. Porque ambos tienen el mismo objetivo: luchar por la
conquista del territorio. Por esa razón, la lucha por la tierra
y por la vivienda están creciendo en Brasil.


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Raúl Zibechi


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