Sobre la profundización de la división ideológica en el seno de la revolución


Las acciones que condujeron al derrumbe de la estatua de Colón y sus consecuencias no se pueden ubicar como el punto de inflexión, o el punto de enfrentamiento entre reformistas y revolucionarios en el seno del movimiento revolucionario venezolano.

Fuera de cualquier interpretación ideológica que se le quiera dar al acto del 12 de octubre, por parte de los que lo propiciaron y ejecutaron y sumados ahora los que lo apoyan, o por aquellos que desde distintas tiendas, lo condenaron. Venezuela es en esencia un estado democrático y social de derecho y dentro de los márgenes que establece la constitución del país, el gobierno venezolano y los ciudadanos deben actuar.

La constitución bolivariana constituye por si misma un conjunto de reglas que regulan el comportamiento social y el actuar de los organismos del estado, así que propinar un acto como el ejecutado, simplemente es actuar en contra del orden establecido, por más que la mayoría de los habitantes del país y de amplios sectores sociales de los países latinoamericanos estemos de acuerdos, en que algún día habrá que establecer la verdad histórica, del proceso colonial a que sometió la corona española a toda la región.

Poner en situación de juicio la atención que el gobierno bolivariano le prestó a los acontecimientos, es poner en juicio su propia capacidad para hacerle frente a cualquier manifestación de carácter subversivo que actúe al margen del ordenamiento constitucional vigente. Los márgenes para el despliegue de autoridad gubernamental están definidos por la constitucional, instrumento central que fue oportunamente aprobado de manera libre, espontánea y democrática por una mayoría significativa del electorado venezolano.

Plantear el tema de la actuación de las autoridades de la Alcaldía de Caracas y las reacciones posteriores del Presidente Chávez y otros altos cargos del gobierno y atribuirle connotaciones ideológicas, es totalmente desproporcionado y al margen de toda realidad objetiva. Atribuir posiciones reformistas a la visión general del gobierno, sobre el supuesto “acto de rescate de la verdad histórica” que se pretendía por medio de los actos del 12 de octubre o en su defecto definir las mismas connotaciones políticas de los hechos “como un acto de poder popular”, se constituye por si mismo en una grosera interpretación de la evolución del proceso revolucionario venezolano.

En el fondo, las acciones desarrolladas por un grupo de ciudadanos, no representan nada y no definen nada, desde la perspectiva del proceso político que se desarrolla en el país. Lo único que crean son alteraciones del orden público, poner en tensión a las fuerzas a cargo del orden público y propiciar un flanco de ataque, de los que siempre están en disposición de atacar el nuevo orden político vigente en el país, por medio del recurso de crear confusión en la ciudadanía y contradicciones en el campo de las fuerzas y factores políticos que apoyan, desde su particular visión, el proceso de cambio.

En un país como Venezuela, sometido porque así lo ha definido la mayoría de la población, a un proceso de transformación, el poder se manifiesta y descansa en una estructura institucional presente en la constitución y se expresa a la vez por medio de mecanismos debidamente establecidos, que propician y facilitan la participación de la ciudadanía y de los grupos organizados en toda la estructura social.

El papel fundamental del gobierno bolivariano en la actual etapa de desarrollo del país consiste, efectivamente, en poner todas las herramientas que necesita la economía del país para poder garantizar un proceso de reactivación, que sea sostenido en el tiempo, que permita abatir los índices de pobreza y desempleo. No hay otro camino. Y en este sentido hay que preparar a los sectores más vulnerables de la sociedad para que logren incorporarse al proceso productivo de la manera más calificada posible y conforme a los nuevos conceptos de capacitación que se están aplicando en toda la geografía de Venezuela, poder insertar a los nuevos planes productivos que se están organizando mediante los planes de recuperación de tierras, a los productores agropecuarios, de nueva generación, para que transformen, desde el punto de vista social, la realidad del campo venezolano, bajo las formas de organización productiva y social, que lo indiquen el tipo de cultivos, explotación pecuaria y organización económica.

En otras áreas de la actividad productiva, con la finalidad de diversificar la economía del país, se están estimulando planes de incremento de la producción mediante la apertura de ambiciosos programas de financiamiento y crédito a sectores establecidos, y para aquellos que estimulados por las necesidades nacionales y el intercambio comercial con el exterior, asuman la responsabilidad de crear proyectos productivos viables.

Venezuela tiene que dejar ser esa economía monoproductora para convertirse en una economía que dependa y se soporte de diversas fuentes motoras de la actividad productiva. En este esfuerzo, cuya ruta ya está trazada y se está caminando, deben encontrarse todos los sectores productivos del país, desde la gran empresa consolidada, los sectores medios y aquellos que, como producto del proceso de transformación e impulso de nuevas actividades productivas, con el apoyo del estado venezolano, logren ocupar un espacio en la economía del país.

Que papel más importante jugarán en este esfuerzo los nuevos emprendedores que surgirán como producto de los esfuerzos que se están desplegando por medio del programa Vuelvan Caras. Evidentemente en las nuevas condiciones creadas por el gobierno bolivariano, los organismos reguladores a cargo de la asignación del gasto e inversión pública, tendrán que ejecutar sus actividades esenciales y accesorias, en función de los intereses nacionales, que aseguren condiciones de equidad y solidaridad en el reparto de la riqueza producida por la sociedad.

En el tanto en que esté vigente la constitución, la soberanía reside en forma intransferible en el pueblo, quien la ejercerá en la forma directa prevista y de la misma manera, en forma indirecta mediante el sufragio, por los órganos representativos que ejercen el poder público. Los partidos políticos y organizaciones con representación popular que forman parte de la escala de organismos de poder público, la Asamblea Nacional, las Asambleas Estatales y los Consejos Municipales se constituyen, dentro de los marcos constitucionales y funcionales en correas de transmisión de los intereses e iniciativas de los ciudadanos, ya sea en forma particular o integrados en organizaciones de diversa índole y nivel de representatividad.

El proceso de transformación que vive Venezuela es el producto de la agudización de circunstancias políticas y económicas que nacieron en el pasado y que se expresan en la herencia de abandono y de exclusión social en que fueron sumidos amplios sectores del país. En respuesta a tales condiciones y para lograr su transformación, de ninguna manera, la respuesta de los sectores que apoyan el proceso de cambio, debe consistir en excluir a los sectores productivos de los planes y acción del gobierno, por su simple procedencia y origen social. Una sociedad no se puede construir o reconstruir en base de consignas panfletarias e irresponsables, que por lo demás carecen de contenido.

Unos dirán en las nuevas condiciones políticas, ahora le toca al pueblo pasar la factura, pero actuando en forma responsable debemos pensar que lo fundamental es pensar que ahora le toca a la sociedad, sin exclusiones de ninguna índole, tomar por nuevos rumbos.

Indudablemente, como parte de un sistema democrático anclado en la constitución nacional, se deberán propiciar los procesos de participación de todos los sectores sociales, organizaciones de la sociedad, partidos políticos, organismos gremiales y de representación de intereses económicos y actividad productiva y en tal sentido, luego de los intentos golpistas, paros patronales y de paralización de la actividad petrolera, importantes iniciativas se han activado en ese sentido. El gobierno bolivariano ha emprendido iniciativas importantes tanto en el plano interno como en el externo, con el objetivo de crear condiciones para el crecimiento de la producción nacional y en ese sentido las cifras presentan resultados importantes.

Evidentemente en este proceso habrán sectores que se saldrán de la línea principal de orientación del gobierno nacional y sus manifestaciones los lleve a actuar al margen de la legalidad ya sea por iniciativa particular o en complicidad con gobiernos extranjeros, ignorando los espacios que garantizan el orden constitucional.

En tal sentido corresponderá a los organismos de seguridad del estado y todos los recursos disponibles de defensa de la soberanía nacional y del orden interior, tomar las medidas que se estimen pertinentes, para la defensa de gobierno nacional, incluyendo el extremo de llamar a los sectores organizados de la población a asumir las funciones que les correspondan, dentro de una concepción de consolidación del proceso revolucionario ante la agresión combinada de fuerzas internas y/o externas.

La coyuntura internacional adversa, difícil y compleja, constituye el terreno en que se despliega en el plano externo la revolución venezolana y su análisis constituye un elemento vital en la definición de los alcances del proceso. Los objetivos del corto, mediano y largos plazos, de los ritmos de implementación de los mismos y esencialmente el carácter de las tareas actuales, deben ser propuestos en función de la coyuntura internacional, de la coyuntura de fuerzas en el plano mundial y de la correlación de las fuerzas internas, vistas estás como correas de transmisión de los factores de poder internacionales.

En la actual etapa, podemos decir que el proceso revolucionario venezolano es de carácter nacionalista, democrático, patriótico y anti-impoerialista. De la misma manera podemos decir que las fuerzas de vanguardia, de carácter motriz de la revolución bolivariana son : las trabajadoras y trabajadores del campo y de la ciudad, las capas medias sensibles al proceso de transformación, los soldados y oficiales de las FAN y en general los patriotas de cualquier origen y ocupación, intelectuales, profesionales y la juventud.

Los sectores patrióticos de la burguesía nacional, propietario de los medios de producción de capital venezolano, en disposición de incorporar sus esfuerzos e iniciativas al proceso de cambio y transformación de la economía nacional, bajo el nuevo modelo y condiciones de desarrollo, podrán incorporarse como elementos integrantes de las fuerzas motrices del proceso, en el tanto en que la revolución venezolana no se propone ni se debe proponer medidas anticapitalistas que traten de minar la actividad empresarial y de negocios, de carácter privado.

El modelo económico del proceso de cambio incorpora dentro de sus objetivos y medios de reactivación de la actividad productiva, estimular la inversión privada y dar seguridades de carácter jurídico a cualquier tipo de actividad productiva, siempre y cuando la misma se inscriba dentro de los parámetros y condiciones de orden estratégico del proceso revolucionario.

Alguna mención a la situación de Chile y el desenlace del gobierno de la Unidad Popular.

Hay aspectos de la historia política contemporánea de Chile, sobre los cuales no se ha escrito y sobre los cuales no se han establecido responsabilidades políticas. Resulta para algunos sectores anda con el tema de los desaparecidos y de los derechos humanos en la agenda diaria que analizar realmente las condiciones políticas que se propiciaron para la derrota del 11 de setiembre de 1973. Todo lo que se ha publicado, salvo raras excepciones, sobre el golpe militar y sobre el período posterior de represión brutal que se desató es suficiente para tener una idea clara de los abusos y sufrimientos que tuvieron que soportar muchos sectores militantes y no militantes que apoyaron el proyecto de la Unidad Popular y el gobierno constitucional de Salvador Allende.Nadie habla de las causas de la derrota y todo gira alrededor de echarle la culpa a las transnacionales del cobre, a la CIA y a los partidos de la derecha política chilena, incluyendo a la Democracia Cristiana, que se confabularon en contra del Gobierno de la Unidad Popular. Se ignoran las responsabilidades conductoras que se incumplieron. De la ausencia de preparación de los sectores combativos de la Unidad Popular, de los militantes del Partido Comunista y del Partido Socialistaas y del MIR, para asumir la defensa militar del proceso, en un enfrentamiento que estaba a la vuelta de la esquina.

Para algunos sectores el tránsito pacífico hacia el socialismo como que se convirtió en una obsesión que los hizo desconocer la realidad de los hechos que se estaban acumulando.De la misma manera pienso que la Unión Soviética estaba muy maniatada con el tema de Vietnam y Cuba, como para poder acudir en una especie de respaldo material, a un gobierno que se diera como producto de un enfrentamiento definitivo entre izquierda y derecha en Chile y lo que correspondía era abortar el proceso político que se había iniciado en 1970, con el triunfo de Allende.

De la misma manera pienso que los estrategas políticos de la UP no supieron medir adecuadamente las condiciones objetivas imperantes en Chile como consecuencia de esa especie de reforma agraria limitada aplicada por la Democracia Cristiana y por la iniciativa de chilenización del cobre, logrados en el período de gobierno precedente, durante la Administración de Eduardo Frei Montavo.

Era posible seguir adelante con un proceso que golpeara el corazón de la burguesía chilena, mediante la nacionalización del cobre, la intervención de conglomerados industriales, bancarios y acelerar el proceso de reforma agraria, o lo que correspondía era bajar el tono de los objetivos del movimiento revolucionario, consolidar lo actuado y esperar coyunturas con un proceso que golpeara el corazón de la burguesía chilena, mediante la nacionalización del cobre, la intervención de conglomerados industriales y bancarios y acelerar el proceso de reforma agraria o lo que correspondía era bajar el tono de los objetivos, consolidar lo actuado y esperar coyunturas políticas internas y externas favorables.

Pienso que hubo responsabilidades políticas que no se asumieron correctamente y el entusiasmo revolucionario inflado por la política cubana de la época, hizo caer al proceso en una especie de aventurerismo, que generó como resultado final, la unión de la derecha y de las fuerzas armadas.

Si realmente no había capacidad de respuesta en el terreno de la defensa armada del proceso, entonces simplemente se crearon las condiciones para llevar por la vía del sufrimiento, cárcel y la tortura a amplios sectores de la población de Chile.


federicopicadog@hotmail.com






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Federico Picado –San José, Costa Rica-


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