La muerte de un año

Se nos muere el 2009 …. tan bueno que quiso ser, sin lograrlo

El año que agoniza se inició bajo los auspicios de la Operación Plomo Fundido, iniciada por soldados de Israel contra inermes civiles palestinos en la Franja de Gaza, sobre todo ancianos, mujeres y niños. El genocidio fue ejecutado con eficiencia y tecnología de punta, sin dejar piedra sobre piedra, en acciones de tierra arrasada. De nada valió el clamor internacional ante el debutante Barack Obama, que se hizo el sordo de manera olímpica.

La muerte continuó la zafra en Irak, donde los invasores actúan como en sus peores tiempos, fingiendo que existe un gobierno autónomo de cipayos designados y asesorados por procónsules del imperio.

La muerte siguió su juego del gato y los ratones en Colombia. Un gato que ahora tiene siete bases que equivalen a las siete vidas del felino doméstico. Los ratones aportan los muertos. Guerrilleros liquidados donde sea, dentro o fuera del territorio nacional. Gobernadores y alcaldes asesinados a granel. Campesinos que mueren como moscas por encargo de terratenientes. Falsos positivos, persecución en caliente, secuestros en frío. Rehenes que yacen muertos en vida en cárceles oficiales o selváticas. Narcotráfico al por mayor, paracos, sicarios, mulas, desplazados.

Todo ello repercute en los países vecinos. Venezuela y Ecuador sufren el “daño colateral” que les infieren los militares de Colombia, que aún cuando reconocen la culpa se niegan a ofrecer disculpas.

Durante 2009 murió la democracia en Honduras. Mel Zelaya fue secuestrado y arrojado al extranjero por militares gorilas que solo obedecen a sus jefes gringos. Obama, otra vez, se hizo el tonto.

La muerte, con modalidades y expertos importados de la “hermana república” se soltó el moño en Venezuela. Los asesinos entran y salen como Pedro por su casa, sin que se vea la eficiencia de la Fuerza Armada Bolivariana, con sus fusiles de estreno y otras armas que lucen vergatarias en los desfiles.

Tal vez lo conveniente sea desfilar menos y echarle voluntad, a ver si los narcoparacos empiezan a respetar y toman otras rutas para sus exportaciones de muerte en polvo.


augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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