La aceptación de la crisis

“La burguesía, con el rápido perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la civilización hasta a las naciones más salvajes. El bajo precio de sus mercancías es la artillería pesada con la que derrumba todas las murallas de la China, con la que obliga a capitular a las tribus bárbaras más ariscas en su odio contra el extranjero. Obliga a todas las naciones a abrazar el régimen de producción de la burguesía o perecer; las obliga a implantar en su propio seno la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas.  Crea un mundo hecho a su imagen y semejanza.” (Manifiesto Comunista)

 

En este párrafo original del Manifiesto Comunista, queda expresa la codicia con la que el capitalismo se adueñara del mundo con su promesa de riqueza, cuando se llenaban de avariciosos sueños los ojos de todos por ser ricos, cuando tener el poder de compra para ostentar privilegios se hizo como un sueño general de la humanidad, resultó que la gran mayoría terminó siendo esclava, la gran mayoría termino siendo asalariada y explotada y sometida además a la ansiedad del consumo, a la apetencia insatisfecha que esclavizó a todos a la venta de la fuerza de trabajo, al cambio del sudor por billetes con los cuales ostentar la mayor cantidad de bienes. Fueron al final menos de un 15 % los que se hicieron capitalistas y más de un 75 % quienes se convirtieron en esclavos del salario.

La compulsión a producir y a crear mercancías innecesarias que se  imponen  como necesidades por medios de comunicación hipnóticos, llego en ciertos momentos a saturarse. Más mercancía que la que podía venderse produjo en los años 20 ya una crisis, como ahora. Si el capitalista no tiene quien le compre, produce menos, para esto despide obreros y empleados y compra menos materias primas, todo empieza a temblar en las grandes corporaciones y aquella inmensa masa de asalariados se levanta aterrada cada mañana ante la inseguridad de mantener sus puestos de trabajo.

El Capitalismo, esta vez en su fase superior, el imperialismo, constituido ya no por naciones sino por corporaciones internacionales, tiene sus recetas infalibles para protegerse, en anteriores crisis la guerra ha sido el motor para la reactivación de las industrias y el fin de la desocupación, pero en este siglo la guerra ya casi era oficio cotidiano, se debería crear una guerra de orden más intenso u otra solución innovadora.

El fantasma del socialismo se ha escapado y corre por sobre todas las cordilleras de Suramérica y ahora salta a los pueblos olvidados de Centroamérica, los pueblos descubren una falla en la trampa imperial, sencilla y terminante: si somos mayoría los desposeídos, entonces ganamos en las elecciones de la llamada consulta democrática. Despierta y en lo que marcha del siglo 21 cada elección que se realiza es prácticamente un territorio liberado, empiezan las crisis entre los oligarcas nacionales y la nueva fuerza de ordenamiento, se realizan Asambleas Constituyentes y se le restituye el verdadero mando al pueblo soberano.

El cansancio de la humanidad entera hacia la guerra luego de los dos gobiernos de Bush, que comenzaron con un autoatentado a las torres gemelas el 11 de Septiembre, se hace notorio en la elecciones Americanas y de alguna forma, la misma conciencia de los pueblos que tomara el poder político se hace presente en Norteamérica y surge el fenómeno Obama, un complicado fenómeno en el que el candidato sucesorial de Bush y los republicanos, al no tener apoyo, deja dos alternativas: una mujer o un hombre de color. Inevitablemente algo pasaría en Norteamérica.

Cambios, veremos muchos cambios, la artillería pesada del imperio ya no está vestida de presidente, ya no hay un Bush con mal de rabia, ladrando y enseñando sus colmillos en la Casa Blanca,  la crisis se irradia a todos los ámbitos. Obama no se puede mostrar definitivamente a favor de los países dominados, pero logra mantener su inflexible apoyo a las democracias y el respeto de la voluntad de los pueblos. Pareciera que los halcones de Washington salen a revolotear su disgusto y  se amotinan en Honduras y se reúnen todos los que viven horrorizados ante el fantasma de Hugo Chávez, que ahora es también Correa, es Evo, es Lula, Cristina y una larga lista a la que se preparan a dar cacería.

Toman posesión de los territorios leales: Colombia y Perú.  Honduras y sus gorilas no cederán posiciones a menos que se haga un buen negocio y los pueblos despiertos no cesarán su marcha en pos de la libertad.

La crisis no es sólo Honduras y los temores burgueses al Chavismo, Europa y Norteamérica mes a mes se llenan de parados, el desempleo, las ejecuciones de hipotecas, la pobreza en fin, va creando otro polo de descontento que todavía no se encuentra con los movimientos Latinoamericanos que han sido mercadeados como regímenes dictatoriales a los pueblos de Europa, pero que más temprano que tarde, terminarán uniéndose en una nueva liga internacional, en un frente mundial para desarmar para siempre la sociedad del valor del cambio y comenzar a crear la nueva sociedad socialista donde la propiedad social brinde una nueva esperanza de futuro y de vida.

El traspatio de los gringos se transformó en el jardín de donde florecen los sueños. Los halcones hacen sombras de muerte con el acecho de sus vuelos. CNN intoxica con mentiras las mentes  de los que pronto la lapidarán en represalia, todo tiene olor a crisis, a guerra, a sangre injustamente derramada, a muerte. Cada día que pase estaremos más cerca del colapso, de la guerra, de la pesadilla y más lejos de los cambios. Cada día será más necesaria la lucha libertaria que demos todos para dejar atrás la prehistoria respaldada por las bombas y abrir un camino a una sociedad nueva donde ganar no siga siendo la premisa, sino ser,  donde la unión nos haga dar el salto al mundo nuevo.

 


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Raúl Bracho


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