La intelectualidad subversiva

A juzgar por la tradición los intelectuales se caracterizan por decir las cosas tal cual son. Guste o disguste. Pero decir que es verdad que los intelectuales expresan las cosas tal como son es correr un riesgo muy grande, pues estaríamos dando por hecho que sólo ellos y ellas tienen una forma de pensamiento, de conocimientos, de sapiencia que puede aprehender e interpretar la realidad conforme a los principios de validez que sólo la ciencia le confiere. En otras palabras, lo antes señalado sería equivalente a expresar que los intelectuales son los únicos capaces de ver las cosas en su justa dimensión. Y digo que el riesgo es muy grande porque si existen hombres y mujeres desapegados de la realidad concreta o de los hechos son, precisamente, los intelectuales.

De la subversión

Lo cierto es que los intelectuales de izquierda han asumido pronunciamientos que bien vale un examen riguroso. Y lo primero que debo decir es que la izquierda actual tiene distintas tonalidades, enfoques, lecturas de la realidad.

La izquierda que se congregó recientemente en el Centro Internacional Miranda merece cuando menos una felicitación. Pues allí no hubo la extraña, incómoda, inquietante y castradora y aniquiladora “complacencia” que uno observa en otros espacios de la Revolución. Creo que es digno considerar que un “intelectual”, Emir Sader, haya señalado que el capitalismo y su consorte, el neoliberalismo, no han muerto. Y es importante evaluarlo porque está en juego nada más que las futuras generaciones.

Es cierto que el capitalismo ha recibido una gran vapuleada por la codicia y la especulación que le son inherentes, pero también ha sufrido mucha gente que ha vivido de forma irremediable en un sistema que no escogió. Y en todo este entramado han estado los intelectuales como radares viendo ya no de forma ascética lo que ocurre.

Puedo decir entonces que la intelectualidad de izquierda es subversiva en tanto que su propósito ha sido el de subvertir o extinguir el estatus quo o el orden establecido, lo cual es interesante porque nos ubica en una perspectiva distinta a los fines de lograr visualizar los caminos por los cuales debe transitar la revolución.

1. Cuando Michael Lebowitz dijo que es necesaria la organización del movimiento de los intelectuales de izquierda y una alianza con los sectores populares, está admitiendo que esta sublime misión no ha sido lograda por los “intelectuales” y que urge llevarla a cabo. Es una autocrítica, señores.
2. Cuando Eva Gollinger expresó que el gobierno de Obama solicitó 320 millones de dólares con el objetivo de promover las democracias en América Latina, nos está alertando sobre futuras injerencias en estos países, donde los sistemas democráticos se han afianzado, demostrando la autodeterminación de nuestros pueblos y de nuestra conciencia… Por cierto, esa cifra supera, sólo en este año, el monto total utilizado por Bush con el mismo propósito en ocho años de gobierno.
3. Cuando Vladimir Acosta manifiesta, al igual que el poeta Walt Whitman, que este es el momento y que no podemos seguir usando y arrastrando la lamentable y trágica excusa según la cual “este no es el momento”, está invocando la necesidad de hacer praxis que redunde en la máxima felicidad de nuestros hermanos.
4. Cuando Iraida Vargas levantó su voz para decir que el problema no radica en tener un Estado más o menos fuerte y que la revolución bolivariana necesita un verdadero poder popular constituyente está clamando por la única forma de romper con la hegemonía predominante, pues tal como muy acertadamente lo expresó, el Estado tiende a cooptar las redes sociales. En consecuencia, el Estado debe ser independiente del poder popular.
5. Cuando Mario Sanoja, en un acto de verdadera subversión, indicó que una revolución es un hecho cultural y un hecho cultural es ideología, hizo un cuestionamiento a la falta de acompañamiento ideológico en el proceso ¿Cómo superar la sociedad de consumo, plagada de valores capitalistas, si aún continúan los mismos valores y prácticas del sistema que deseamos aniquilar? ¿Cómo?
6. Cuando Víctor Alvarez utilizó los datos de instituciones del Estado: BCV, Ministerio de Planificación y del INE para demostrar que en Venezuela aún no han sido transformadas las relaciones capitalistas de producción, nos está diciendo que el Estado sigue legitimando relaciones de opresión, relaciones esclavistas de producción, pues la mayor tasa de crecimiento en materia de empleo radica en el sector privado. De manera tal que no se ha materializado la necesaria emancipación de la clase trabajadora venezolana, muy a pesar de Vuelvan Caras, del resto de las misiones y de las nacionalizaciones de algunas empresas.
7. Como corolario Carmen Bohorquez manifestó que “el socialismo está muy lejos” y que aún “falta muchísimo por hacer”. Esto debe ser asumido como una invitación a la reflexión y a revisar la forma en que estamos implementando la praxis revolucionaria.
8. Y -digo yo que no soy intelectual- no se trata de cuestionar al camarada Chávez ni a sus sublimes objetivos, los cuales compartimos. El propósito consiste en generar una reflexión sobre cómo llegar al Socialismo que invocó por vez primera en el año 2005. En evidencia ha quedado que no ha habido acierto en la elección de los caminos para la ejecución de las políticas públicas que nos permitan desmontar el modelo capitalista, el cual ha cobijado hasta ahora, incluso, la existencia misma… Esta es la intelectualidad que busca extinguir el odioso orden que aún sigue vigente.

“Di la verdad aunque sea amarga. Di la verdad aún contra ti mismo”. Mahoma

(*) Periodista/ Trabajadora Social


marbemavarez@yahoo.es


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Marbelys Mavárez (*)


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