Nuestro derecho a la autodeterminación

El derecho de autodeterminación de un pueblo, su lucha por alcanzar la justicia social en paz, con respeto, identidad, dignidad, ética, solidaridad, tolerancia, responsabilidad y conciencia, tan anhelada por todos los pueblos del mundo, es el camino que el pueblo bolivariano decidió transitar, con todas las debilidades de un pueblo con niveles extremos de exclusión social, política, económica, cultural, pero con toda la fortaleza que guarda un pueblo en su corazón, con el puño cerrado y en alto para aferrarse a sus ilusiones, sueños, a sus esperanzas de constructor, con el elemento mas importante en el ser humano, que es ser humano. Esto parece un pecado imperdonable por los mercaderes y mercenarios del mundo y de nuestro país, no es aceptable que hallamos decidido romper el cartel que decía, país petrolero de amplias costas al caribe en venta, parecía que éramos una presa fácil del neoliberalismo, de la globalización sin escrúpulos e irracional.

Hermanos latinoamericanos y del mundo con sangre, con su vida pagaron nuestros ancestros el derecho a vivir en paz, se nos cobró casi hasta el exterminio hace quinientos años el querer ser libres, hoy nuevamente tenemos que pagar en nombre de la libertad a nuevos negreros con diferentes métodos, pero con los mismos objetivos, el horror de la mezquindad y el egoísmo, de la dependencia, se nos exige vivir de rodillas, o morir de pie, pues ante los ojos del mundo, hemos decidido vivir de pie, por la única y verdadera paz del mundo, que es la justicia social y universal de todos los hombres y mujeres de la tierra, por que sabemos que en caso de repetirse el genocidio, esto no será en vano. Por ello la consigna acertada del pueblo bolivariano revolucionario, le dice a nuestros hermanos latinoamericanos y del mundo:

"¡alerta!, ¡alerta!,
¡alerta que camina!,
¡la espada de Bolívar!
¡por América Latina!".

A los pueblos del mundo les recordamos que Simón Bolívar, el Libertador, el 7 de diciembre de 1824 en Lima, llamó a uno de los primeros esfuerzos de agrupación continental, el congreso anfictiónico de Panamá, convoca a las Republicas hispanoamericanas (Colombia, México, Rió de la Plata, Chile y Guatemala) para el 22 de Junio al 15 de Julio de 1826 en la antigua iglesia de San Francisco, países unidos por su idioma y cultura, antiguas colonias de España, con la participación de otras naciones observadoras, para tratar asuntos de interés, apoyo, amistad, concordia de todos los pueblos, estabilidad de sus instituciones y de sus Estados, con ideales de libertad y justicia. Las razones que motivaron la convocatoria al congreso anfictiónico siguen presentes, el ideario bolivariano sigue tan vigente como hace 200 años, las mezquindades, egoísmos, la actitud esquirol y falta de escrúpulos, siguen imponiéndole caminos tortuosos a nuestros pueblos para someterlos a vías para nunca alcanzar el desarrollo, mantienen buena parte del continente permanentemente de rodillas, sujetos a reglas ajenas a su idiosincrasia, identidad, multietnicidad, pluriculturalidad y mas elementales necesidades, solo responden a una equidad injusta, competitividad desigual, donde hasta la conciencia y la vida son bienes de mercado, en un mundo de excluidos, esto solo nos ha dejado una herencia que nos causa día a día mas miseria, empobrecimiento, exclusión, hambre, falta de educación o de cualquier derecho social, así como asegura la falta de capacidad de organización, participación y por ende acceso al poder. Es así como sueños, ilusiones, conciencia, esperanzas y la memoria histórica de nuestro pueblo, se mezclan para desatar una serie de procesos sociales, que permiten el despertar del espíritu aventurero, creador y constructor del glorioso pueblo de Bolívar.

Iniciamos el avance del proceso constituyente a finales del siglo XX, con grandes resistencias en el propio sector gubernamental, inclusive al mas alto nivel, quedando demostrado que no basta con la intención, coherencia y claridad de un Proyecto País y de un proceso político, independientemente que contásemos con el sustento jurídico constitucional y los lineamientos político estratégicos básicos del Proyecto y del Proceso. Existe un ser social muy maltratado que se ha mantenido indiferente ante su dolor, que debe transformarse en un sujeto de derecho, al que le corresponde aprender entender y asumir las directrices estratégicas del proceso en marcha, formándose en política e ideológica, con coherencia, compromiso, transparencia y liderazgo, que apuntalen el desarrollo, consolidación, legitimidad, credibilidad y gobernabilidad del proceso. Indudablemente la inercia y pobreza de muchos de los actores en los diferentes niveles de poder y lo que de ellos emana hasta las comunidades, impone una resistencia al cambio que produce amarras que generan incoherencia, por ello que requerimos permanentemente oxigenar el proceso con hombres y mujeres revolucionarios, para la articulación de deberes, derechos, necesidades, prioridades, acciones y resultados, se plantea una condición irrenunciable para el éxito del proceso revolucionario, que es tener individuos que sean capaces de generar una participación y organización consciente del pueblo, como única vía para derrotar la miseria, el hambre, la desnutrición, la falta de acceso al poder y al desarrollo social, en el terreno de la esperanza, los sueños, la paz, la justicia social, la solidaridad, la educación y el trabajo. Para esto, se requiere de la construcción de un liderazgo colectivo muy claro en la responsabilidad asumida, donde la visión de conjunto, la unidad es la única garantía de éxito, esto indudablemente nos obliga a consolidar un equipo humano con la más profunda convicción política de la necesidad de asumir a plenitud, los procesos de cambio y justicia social, de democracia participativa con carácter de corresponsabilidad, protagónica y vinculante, sustentada en entes rectores de políticas nacionales con lineamientos político estratégicos equilibrados, hacia lo coyuntural y lo estructural, enmarcados dentro del Proyecto de País con diáfana claridad, articulados desde el punto de vista operativo en dos componentes, realmente indivisibles, como son el desarrollo individual, familiar y comunitario y el desarrollo local saludable, sustentable y sostenible, centrado en el ser humano y la necesidad consciente de cambio de actitud mental, como fuente de invención, creación y generación de ideas, muchas veces no necesariamente nuevas, complementadas con otras formas de pensar y desarrolladas a través del pensamiento lógico, la construcción de una red expansiva e integrada de significaciones, para desarrollar el aprendizaje, lo que ya se sabe, la sensación de satisfacción por lo que se hace y la generación de habilidades de comprensión, integración, construcción y capacidad de autonomía. Esta propuesta de trabajo, es un modo de filosofar y no simplemente un adoctrinamiento lecciones de filosofía, que hace sus propias acciones y simultáneamente reflexiones y no simplemente se dedica a repetir pensamientos ajenos u opiniones excéntricas, a su vez nos permite con humildad aceptar que siempre tendremos una deuda con lo ya pensado o expresado por otros.

Estamos integrando la política, la ciencia, la filosofía, a la realidad de cada grupo humano, esto no es otra cosa que articular la información obtenida, al conocimiento, dándonos un espacio para la reflexión y generación de conocimientos a partir de la información de cada grupo humano y a su vez vincular a estos, con otros saberes o inteligencia social, replanteándonos la oportunidad de formular otros patrones diferentes a los convencionales, muchas veces anacrónicos y de escaso impacto social, es así como nos abrimos un abanico de opciones y la posibilidad de elegir asertivamente y de modo contextualizado para el logro progresivo, permanente y reflexivo de una mejor calidad de vida. Con ello hemos invitado, que a lo frío e impersonal de la ciencia y de la falsa intelectualidad apolítica, se le adicione la comprensión de sus acciones, su impacto y sus consecuencias en un sujeto o grupo de ellos, debiendo evaluar antes, durante y después de cada hecho, de manera que se puedan aplicar los correctivos necesarios y no se escape de nuestras manos ni la acción, ni sus consecuencias y que siempre este presente la opción de rectificar, para el logro del efecto deseado, para ello si el proceso es autentico, no requerimos de apoyos o oposiciones irreductibles e irracionales, carentes de soluciones y respuestas. Debemos ser capaces de enfrentar asertivamente la fragmentación del saber y de la sociedad y la irracionalidad sin escrúpulos de la manipulación y desinformación del conocimiento y la información veraz, que se hacen llamar medios de comunicación en Venezuela. Es por ello que el proyecto se ha fundamentado en esencia, en la construcción de ciudadanía, en la democratización y universalización del saber, en la recuperación de la autoestima del venezolano, en el conocer y ejercer derechos, pero asumir deberes ciudadanos que nos son obligantes, en la necesidad de construcción de un aparato productivo que se adecué a las realidades sociales, geográficas, económicas y culturales del país, donde de modo integrado, confluyan todas las estrategias y políticas, para asegurar la mayor suma de bienestar, felicidad y calidad de vida de nuestros ciudadanos y bajo ningún concepto seguir derrochando recursos y tiempo, de modo asistencialista, requerimos la creación de espacios reales de participación ciudadana en el contexto político, social, económico, territorial, cultural e internacional, para ello es necesario la integración intersectorial e intergubernamental de las comunidades a nivel local, municipal, regional y nacional, en espacios saludables de discusión, formación y toma de decisión compartida. Todo ello nos obliga ha direccionar en forma oportuna, políticas a nivel local, municipal, regional, nacional e internacional, que impacten de manera acertada, en las causas y no en las consecuencias, en las necesidades reales insatisfechas, en el desarrollo de capacidades para resolverlas, sustentadas en la información, el acceso a la formación y el poder, la corresponsabilidad, los deberes y derechos. Este camino ha sido sumamente complejo y tortuoso, la transición en extremadamente inestable, muy difícil de operativizar desde cualquier nivel. Probablemente una de las razones principales para ello, es la permanencia en la estructura de conducción de actores por acción o por oposición del equilibrado pero injusto viejo régimen, con los mismos paradigmas e intereses. A todo esto se le suma entender con absoluta claridad lo que enfrentamos en el contexto internacional, una globalización que no puede ser considerada un proceso social que impacte los requerimientos de las sociedades o que armonice elementos en beneficio de las comunidades, mucho menos en los países en desarrollo. Su estructuración, desarrollo y aplicación, elaborado en Centros Financieros Mundiales, como estrategias geopolíticas neo imperiales o neoliberales, centradas en el terrorismo económico, ético, moral y social, que se fundamentan: en el control hegemónico de la economía, por parte de transnacionales y pequeños sectores nacionales serviles, así como en el sometimiento o subordinación de pueblos y continentes enteros, a espaldas de sus realidades y necesidades, donde el beneficio colectivo se sacrifica, por la ganancia de pequeños sectores de empresarios, emporios económicos, sectores sindicales privilegiados, políticos de partidos esquiroles y entreguistas, cúpulas eclesiásticas impregnadas de lujo y abundancia y mercenarios o mercaderes de organizaciones no gubernamentales que viven de los programas sociales del Estado en nombre de la miseria y el hambre.

Indudablemente estamos planteando la ruptura de barreras de comercio e inversión, en forma unilateral, que han favorecido la hegemonía de grandes transnacionales, donde se invierte bajo las reglas más seguras del mercado, se extraen los recursos naturales, financieros y culturales de sociedades minimizadas, por la escasa calidad de vida, desarrollo humano y familiar, bienestar social y un avanzado estado de pobreza e indigencia. Situación que se expresa por ejemplo, en que en los países en desarrollo, tenemos más del 84% de la pobreza del mundo, que el 93% de la carga de enfermedad mundial es nuestra y que sólo disponemos del 9% del gasto en salud del mundo. Definitivamente si la internacionalización de políticas y la globalización, contaran con la solidaridad y la universalización de los derechos sociales como instrumentos de trabajo, solo bastaría la redistribución del 1% de la riqueza del mundo para mitigar con impacto, la pobreza mundial. Si existiese racionalidad y humanismo en la economía mundial, podríamos hablar de que estaríamos en el camino de erradicar la pobreza del mundo, pero esto es tan hipotético como pensar que los Estados Unidos no controla las políticas de la Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, los gobiernos de casi todos los países del Continente Americano, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo. Si la solidaridad de los norteamericanos con sus mascotas, perros y gatos se redujese en tres cuartas partes y estos recursos se invirtieran con criterios de solidaridad humana, de los que más tienen, hacia los que menos tienen, esto permitiría cubrir las deficiencias de la pobreza mundial e iniciar políticas de promoción, prevención, educación y resolución de la misma. Indudablemente la trasgresión de la solidaridad mundial, servida en la mesa de la globalización, extrae hasta la sabia de los pueblos más pobres para derrochar el excedente de los más ricos. Otros ejemplos podrían ser, como los Fondos de Pensiones de los Estados Unidos, Europa y Japón, alcanzan los 8 trillones de dólares estadounidenses, lo que se traduce en la tercera parte de la economía mundial, sería difícil pensar en que estos fondos sacrificarían su poderío económico, para satisfacer las necesidades de los pueblos pobres, o que los países desarrollados que controlan el 97% de las patentes del mundo sacrifiquen parte de sus beneficios, para mitigar la pobreza mundial. O que los tres hombres más ricos del mundo reflexionaran, que poseen la riqueza equivalente a todos los países en desarrollo, o definitivamente no es de esperar, que la calidad humana de los estadounidenses sacrifiquen una parte de las necesidades de sus mascotas, para saldar la deuda que permita solventar el hambre y la pobreza del mundo. Indudablemente el vacío institucional de entes gubernamentales de países en desarrollado, dentro de los cuales nos encontramos, así como de quienes los han dirigido, la falta de escrúpulos y desmedida ambición de quienes controlan los medios de comunicación, explotación, producción, distribución y comercialización, el chantaje, explotación y clientelismo al que han sido sometidos los trabajadores por parte de sus dirigentes y finalmente la falta de participación del pueblo, indujo a la mendicidad y sumisión, para asegurar el festín de beneficios.

Ante estas realidades, sería criminal no plantear criterios de justicia social en la implementación de la globalización. Si el nuevo estilo de vida, que nos planteamos asumir, es trabajar y luchar por cambios autóctonos, acordes a nuestras necesidades y realidades, entonces debemos ser actores fundamentales del trabajo y la lucha, deberán ser estas las banderas de la etapa más larga, compleja y difícil del proceso constituyente que vivimos, que podrá durar décadas de esfuerzo, con objetivos precisos que nos permitan vivir como un país soberano, solidario y consciente de sus realidades, con dignidad, equidad y justicia social y ser a su vez inductores, de procesos similares dentro de los países en desarrollo del mundo. Si bien es cierto que durante los procesos de colonización e industrialización del mundo, quedamos reducidos como pueblos, a trabajar para satisfacer con dificultad, los más elementales derechos del ser humano.

No podemos permitir ser los excluidos y excluirnos nosotros mismos de la era del conocimiento. Trabajar, formarnos, participar, organizarnos y luchar no es vencer, pero es el compromiso, que debemos asumir con constancia y tenacidad. Si deseamos coexistir en el mundo con dignidad, justicia, equidad y así poder decir con orgullo, somos un pueblo soberano, el camino de la transformación está servido y solo es cuestión de asumir el reto colectivo de transitarlo.

Por todo esto, debemos evaluar cuales son los elementos que mantienen el circulo intergeneracional y los niveles de pobreza, desde el punto de vista conceptual y real, y diseñar mecanismos integrados para combatirlos, la resultante de esta evaluación nos lleva a varios factores, como la falta de acceso al poder, como expresión de la escasa formación ciudadana, capacidad de participar y organizarse, la falta de acceso a la información y al conocimiento; la falta de formación para el trabajo; la exclusión de derechos y deberes del orden social; la vulnerabilidad social sustentada en el profundo desequilibrio económico y social, la injusticia social, la desigual distribución de la riqueza. Es aquí donde nos hemos replanteado las instituciones del Estado que apuntan al pensamiento individual, antisolidario y no al colectivo, sin identidad, despolitizados, ese establecimiento que adoctrina al ser humano como competitivo y de uso limitado, como si se tratara de una tuerca o tornillo, que forma parte de una maquinaria que su desgaste solo genera el desecho, ese que se desarrolla en un espacio entre cuatro paredes, que ha cercado a la comunidad y sus saberes en parcelas, que mutilo la construcción de ciudadanía, la participación ciudadana, los derechos y garantías sociales, ese espacio que su techo no permite que fluya la luz de la construcción colectiva, las ideas y la creación, sus puertas y ventanas están cerradas al conocimiento y a la información. Por ello la integración se debe iniciar por la construcción de instituciones pilares de la sociedad, las que deben asumir un rol social de vanguardia en la transformación estructural de las comunidades, deberá asumir un liderazgo conductor en la construcción de la red social, tendrán la responsabilidad de dibujar el rostro de la integración social, como institución unificadora de políticas y estrategias de los diferentes entes gubernamentales y no gubernamentales a nivel local, en forma intersectorial y descentralizada, construyendo nuevos paradigmas de desarrollo holístico, que coloquen la tecnología al servicio del ser humano y sus necesidades, que operativicen la transformación de las organizaciones, redefinan, formen y desarrollen programas de formación integral y continua de su recurso humano, relanzando e integrando programas interinstitucionales y la sistematización de la información; en respuesta a deberes, derechos y saberes existentes y a realidades, necesidades y prioridades de las comunidades, para asegurar el desarrollo humano integral y local saludable, sustentable y sostenible.

Simultáneamente se requiere que se inicien a lo interno de las instituciones una serie de cambios definidos en el contexto general, pero que deben ser desarrollados en la especificidad de los diferentes ámbitos, se requieren desarrollar fundamentalmente tres ejes de acción que integren la doctrina y su marco regulatorio, primero lo referente a lo formativo, informativo, educativo, ético moral y técnico (planificación, supervisión, estrategias y evaluación), segundo lo administrativo y tercero a la participación y organización social.

Indudablemente el impacto del proceso revolucionario en el contexto de los ejes de desarrollo, bajo ningún concepto pueden desatenderse en su planificación, acción o control de resultados, el logro de objetivos y metas en el orden político, como es la formación ciudadana, la recuperación del autoestima de la condición de ciudadano (a), la formación política sustentada en las bases del Estado de la República Bolivariana de Venezuela, el ideario Bolivariano, la integralidad territorial, la condición de pueblo multiétnico y pluricultural, solidario, la corresponsabilidad ciudadana, la formación, organización social y participación ciudadana y vinculación en la toma de decisiones del Estado, la conformación de las redes sociales, la formación de un nuevo liderazgo político y social, legitimo, con credibilidad y gobernabilidad, la construcción de una sociedad descentralizada, desconcentrada, sustentada en la concertación, transparencia, solidaridad y en las alianzas e integración intersectoriales e intergubernamentales, que permitan la unificación de políticas y estrategias institucionales, la prevaléncia de criterios que aseguren la optimización y racionalización a la hora de la toma de decisiones y la utilización de recursos, así como el logro de calidad de vida, justicia social y un desarrollo saludable, sustentable y sostenible que apuntale a la producción local, desarrollo rural integral y la protección del ambiente, evaluando permanentemente el impacto ambiental de cada una de las acciones a desarrollar.

En lo social estamos creando espacios reales para la participación protagónica, en los diferentes sistemas que intervienen en el desarrollo social y su integración en redes y el desarrollo de la gestión y contraloría social, la articulación de redes sociales y la creación de medios de comunicación alternativa.

En cuanto a lo económico, el desarrollo de una economía social, humana, solidaria, cogestionaria, competitiva, eficiente y eficaz, pero que bajo ningún concepto sacrifique la justicia social y la mejora permanente de la calidad de vida y la justa distribución de la riqueza de los venezolanos, la misma se sustentará en el incremento del trabajo productivo, el desarrollo de la economía local y por ende de la producción interna y el autoabastecimiento. Para ello es indispensable la responsabilidad del Estado en la formación de hábitos para el ahorro, la reinversión comunitaria solidaria, la construcción de un sistema de seguridad social único, solidario y universal, la inversión comunitaria en la investigación y tecnología para el desarrollo de la producción y de mejorar permanentemente la calidad de los productos y el retorno que se percibe por la inversión hecha, como también es importante la conformación de una red integrada de distribución y comercialización a partir de sus propios espacios de participación que le salga al paso a las cadenas que monopolizan los mercados. Para una estable ejecución del equilibrio territorial, es indispensable, el andamiaje de los primeros tres ejes esbozados anteriormente, esto permitirá que los ciudadanos (as) habiten todo el territorio nacional en condiciones dignas, con todos los servicios requeridos que aseguren calidad de vida, el fortalecimientos de las condiciones sociales y económicas que permitan un desarrollo local saludable, sustentable y sostenible y la consolidación y desarrollo de asentamientos rurales e indígenas, así como las condiciones que permitan un seguro retorno al campo de un contingente importante de familias, que se desplazaron hacia los cordones marginales de las grandes ciudades, en búsqueda de una mejora de condiciones de vida, todo esto a su vez, coadyuvara a la diversificación de la economía.

En el eje internacional, estamos desarrollando una conciencia e identidad nacional, latinoamericana y caribeña, consolidando y desarrollando comunidades en nuestras extensas fronteras, desarrollando y fortaleciendo un Estado libre, independiente, solidario y autodeterminado. Las metas finales donde deberían confluir todas las políticas y sus estrategias son el desarrollo humano integral (con el consecuente desarrollo de capacidades y conocimientos integrales para solventar necesidades básicas) y local saludable, sustentable y sostenible (justicia social, protección ambiental, educación y salud integral, incremento del trabajo, la productividad y la capacidad de autoabastecerse), con el logro del máximo de bienestar, felicidad y calidad de vida de sus ciudadanos, quien a su vez son el corazón y la razón de ser de nuestra revolución tranquila.

El avance del proceso revolucionario bolivariano definió el rostro de una forma de organización social revolucionaria, el Circulo Bolivariano, que viene respondiendo progresivamente a todos estos planteamientos, que crece en el pueblo bolivariano como su conciencia social, política e histórica, que hoy se encuentra ante el reto del desarrollo de escuelas de dirección o formación, de medios de comunicación alternativos comunitarios y la parroquialización territorial (que obedece a factores geo políticos, de concentración o dispersión poblacional, medios de comunicación, vías de comunicación, niveles de pobreza, educación, acceso a servicios, niveles de organización y participación, entre otros) y sectorial (que se define en el marco del quehacer comunitario y el desarrollo social) Ante la premisa de que no está permitido fracasar, no debemos preguntar por quien tocan las campanas, ya que tocan por nosotros, ahora y aquí, no se le puede tener miedo al tiempo, ni ha la mediocridad, ya que esta última estará permanentemente haciéndonos resistencia, requerimos enriquecer nuestro espíritu revolucionario y voz de justicia. Bajo ningún concepto podemos seguir dejando que a nuestro pueblo se le vaya la vida, como al vendedor de periódicos, "que el mundo se pasea debajo de sus brazos, pero el no lo conoce, por que no tiene tiempo".

Los sueños, las esperanzas y la luz de cada corazón y mente del pueblo bolivariano está luchando contra los poderes económicos y políticos mas inhumanos del mundo, en este pequeño país sub desarrollado, lleno de pobres, personas excluidas de los mas mínimos derechos sociales, desigualdades, pero que para nosotros, es lo que tenemos y amamos y el país que queremos transformar con esperanzas, sueños y trabajo. Para otros solo es petróleo, gas y riquezas minerales. Por ello hacemos un llamado al mundo, aquí en la tierra natal de Bolívar estamos librando una batalla contra el neoliberalismo y la globalización irracional, anti solidaria, hagan esta lucha, una lucha de cada hombre y mujer conciente del mundo por la solidaridad, la universalización de los derechos sociales, la paz, la ética, la justicia social, la democracia participativa y protagónica, la protección ambiental, por que esa es la revolución bolivariana que lideriza el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, por que aquí en Venezuela se esta forjando una opción humanista y solidaria para el futuro del mundo, gracias.

Dr. Rodrigo Chaves
Coordinador Nacional de Círculos Bolivarianos.


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