Firmas contra la injerencia y por la paz

A propósito del decreto ejecutivo del presidente Obama, declarando a nuestro país de amenaza y peligro para la potencia norteamericana, nos hemos dado cuenta, una vez más, de los traspiés de la oposición local. Si se le ha venido acusando de antipatriota no es por decirlo ni levantar falsos testimonios de estos angelitos de pecho. Es que sencilla y llanamente, ante una situación como la planteada, pierden una oportunidad de oro para manifestar ante el país su posición venezolanista.

Como en el fondo parecen estar complacidos y expectantes ante la amenaza de los "dueños del mundo", ni siquiera se atreven a resongar la vileza del señor Obama. Todo lo contrario. Guardan un cómplice silencio y parecen frotarse las manos en espera de su anhelada invasión. Hemos dicho mil veces que parecen olvidarse que pagaremos justos por pecadores el atrevimiento de iniciar en nuestro país una Revolución, cuyo único propósito ha sido saldar con nuestros compatriotas una monumental deuda social.

Para despecho y sorpresa de los desnacionalizados, nuestro gobierno y la Revolución Bolivariana, ante la evidente amenaza del guerrerista del norte, ha recibido una contundente solidaridad. Desde todos los rincones del mundo los mensajes reafirman la respuesta efectiva y contundente al ejemplo de Chávez y su práctica de una política internacional sincera y amorosa con los pueblos hermanos de todo el mundo.

De manera que a muchos les sorprenderá que ante el anuncio del Presidente Maduro, las rúbricas comiencen a llegar desde todos los confines del planeta. Movilizaciones grandes, medianas y chicas ratifican la nobleza de la Revolución Bolivariana.

Hemos dicho que la campaña por los diez millones de firmas para entregárselas al señor como una iniciativa más para que derogue su decreto guerrerista, tiene el color de la patria y el sentir profundamente venezolano. Quien la descalifique, como han pretendido, no hacen más que alejarse y desdibujarse de los verdaderos sentimientos de orgullo por nuestra tierra, sus héroes, tradiciones, querencias y una hermosa historia que es ejemplo de libertad.

Así, este sencillo acto de dirigirnos al señor Obama a través de una carta firmada por millones, tiene hoy el peso y la fuerza de una América Latina que se ha declarado zona de paz. En consecuencia, también se declara en contra de la injerencia de quienes azotan al mundo con su negocio de la guerra. Una vez más, levantemos nuestro firme voz para decirles a los aventureros, mercenarios y desalmados imperialistas: "Yanqui, go home". Sigamos movilizados, luchando y firmando por la paz de la américanuestra libre, soberana y en paz.



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Juan Azócar


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