Iglesia católica y la guarimbera en Venezuela

En la conseja bíblica y en la de los cristianos se ha difundido la especie de que "levanta una piedra y ahí estará dios", para significar que está en todas partes, razón por la cual, en un sector de los crédulos de deidades no hace falta religión alguna, como lo parafrasea en su canción "Civil war", el grupo rockero Gun's n' Roses.

Pero, abundan los creyentes de religiones, establecidas como el canon, sine qua non hay dios posible, entre las que destaca la religión católica, como la principalísima heredera o catálogo de los primeros cristianos, la que se ha convertido en un poder omnímodo y real, sustentado en la fe de sus adeptos, en el dogma, moral y culto, nada racionales.

En este sentido, Emir Rodríguez Monegal señala que el poder religioso (para referirse a la iglesia católica jerárquica) forma parte de la Trinidad embrutecedora del indígena latinoamericano.

karl Marx cuando señaló que "la religión es opio del pueblo", no estaba ni siendo ateo, ni religioso, ni agnóstico, ni escéptico, ni estaba perdiendo su tiempo en el idealismo metafísico, ni en hacer teología. Simplemente, retrataba una realidad concreta de su tiempo, que no ha cambiado, en lo absoluto, en los últimos días del siglo XXI y es la de que toda religión, sea cual fuere, es un mecanismo de manipulación y control social, por lo tanto, es un poder dentro del Estado y supraestadal, que opera, en términos concretos, como cualquier emporio económico transnacional.

Además, la narrativa latinoamericana y caribeña, dado su contenido profundo y filosófico, al mostrar realidades, pinta la verdad de nuestros pueblos, de manera potable y digerible para el canon académico y pseudointelectual que ha dominado en el mundo capitalista occidental de los siglos XIX, XX y XXI, al servicio del Estado burgués, con carácter estético, como mascarada que pueda ser aceptada en universidades de la intelectualidad inorgánica.

Prueba de ello, son las obras literarias maravillosas, en las que la religión, el poder religioso, el cura, la monja, la mitra y el báculo, han regado incienso en favor de la opresión, del crimen y de la explotación, como podemos leer en Huasipungo (Jorge Icaza), El reino de este mundo (Alejo Carpentier), Pedro Páramo (Juan Rulfo), Tierra bajo los pies (Rómulo Gallegos), Del amor y otros demonios (Gabriel García Márquez), Si yo fuera Pedro Infante (Eduardo Liendo) y Entrego los demonios (Denzil Romero), por solo mencionar a unos pocos, que entre el humor, la comedia, la tragicomedia, el realismo inusitado y la ridiculez, dan testimonio de esa Iglesia luciferina, ataviada de santidad, que hemos heredado.

Aún y con todas las coincidencias y divergencias en cuanto a los constructos, Dios - religión - cristianismo - catolicismo, en Venezuela hay un absoluto respeto a la fe del Pueblo y a la libertad de religión, en un Estado laico.

También, hemos de señalar que, indiferentemente de que el catolicismo fue impuesto a sangre y fuego, con el paso de los siglos, la fe en este credo es mayoritaria en Venezuela, aunque la practiquen tanto como la carpintería nuclear y la gimnasia intergaláctica.

Pero, en los últimos quince años están sucediendo cosas horribles con la jerarquía de la iglesia católica, es decir, con la mayoría, casi absoluta de sus sacerdotes, monjas y obispos, quienes odian a los chavistas, expresan su odio abiertamente en púlpitos y confesionarios, se negaron pedir por el "alma" y por la salud del Comandante Chávez, celebraron su muerte temprana y bendijeron el cáncer que lo mató asumiéndolo como la "Divina Providencia" a la que invocan pidiendo, de manera bastarda, abyecta y ruín, como lo hizo la monja criminal y delincuente, quien en la red del twitter ruega al "Altísimo" la "gracia de la muerte" de chavistas y de una noble mujer, como lo es Jacqueline Farías, la que despojada de toda militancia y cargo político, es eso: pureza y bondad de mujer venezolana, contraria, a esa bastarda e inhumana petición de la santa religioso, "con olor de santidad".

También, hemos tenido que padecer el ambiente lúgubre deliberado, impuesto por los curas en estas navidades, quienes dedicaron los sermones aguinalderos a atacar al gobierno revolucionario, mientras abandonaron el ambiente festivo de la natividad, que los católicos acostumbran.

Pero, esto es nada, si tomamos en cuenta el chisme de pasillo, acerca de la posible canonización del médico, Dr. José Gregorio Hernández, con la que se han comprometido representantes de la Curia Romana, toda vez que sea derrocado el Presidente Nicolás Maduro, para así, salir con un supuesto renacer de la fe católica en Venezuela y distraer la atención. De ser cierta tal componenda, el vaticano estaría comportándose de manera enemistosa con el gobierno venezolano.

Lo cierto es que ya un obispo castrense, recién ascendido post mortem, se encargó de sacar del país a todos aquellos curas que eran leales con el proceso revolucionario y fieles al Comandante Hugo Chávez, mientras que los pocos presbíteros pendejos que aún quedan en Venezuela con la creencia de la Iglesia del Pueblo, corren el riesgo de ser difunteados, como acostumbra el Movimiento P2 o la Secta "Tradición, Familia, Propiedad" que se encarga del trabajo sucio del Opus Dei.

Esta grave situación no es ajena para el Embajador del Vaticano en Venezuela, razón por la cual hemos de suponer que el honorable Nuncio Apostólico tendrá bien enterado al Sumo Pontífice, el Papa Francisco y, éste tomará las medidas pertinentes que pongan fin a la conspiración golpista, que por quince años se ha convertido en un asedio al gobierno bolivariano, socialista y chavista, además de que en la práctica, la clerecía ha excomulgado masivamente a católicos chavistas y acompaña junto con diligentes monjas las guarimbas asesinas en la Plaza Francia de Altamira, para legitimar los asesinatos y delitos cometidos con mampara de protesta estudiantil, quienes incluso, ya piden la muerte de chavistas y dirigentes políticos en las redes electrónicas, aunque, aculillados como son, no asumen sus delitos y se esconden en la cruz y en los hábitos religiosos, creyéndose con patente de corso para apelar a que les malinterpretaron sus palabras, eso sí, para seguir conspirando y delinquiendo, atenidos a la impunidad que suponen por ser patriarcas, jerarcas clérigos y religiosos de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Que nadie se equivoque. Los demás, sigamos apostando al amor, por la vida y por la paz.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2190 veces.



Luis Alexander Pino Araque


Visite el perfil de Luis Alexander Pino Araque para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Luis Alexander Pino Araque

Luis Alexander Pino Araque

Más artículos de este autor