A la dama boba le faltan votos y seso

Alguien se le ocurrió decir bajo no sé que estado de alteración de conciencia, la frase: “mundo es de los arrogantes” o “de los arriesgados”. Desde ese momento no han faltado quienes realmente crean en esa religión nutrida de imbecilidad. Peor la han convertido en su escudo. Desde allí le disparan al mundo sus palabras envueltos en el manto de la arrogancia de clase.

El ultimo grito en esta ordalía lo lanzó la precandidata a las primarias que ostenta el mas endeble – o escuálido, como prefieran- índice de popularidad. Desde esa lápida que es su centro de operaciones decidió ripostarle nada mas y nada menos que a Fidel Castro. Quiérase o no, uno, sino el mas, connotado líder político vivo de hispanoamérica.

La granizada de letras sin sentido en que intento comunicarse con Fidel no puede ser tenida sino como gesto de atrevimiento difícilmente imaginado y del cual hoy solo debe quedar burla y pena de quienes lo leyeron, y nunca pensaron tan jocosa falta de continencia y juicio.

Que pudiera decir un psiquiatra de este demesura y falta de realidad de la joven precandidata. Sencillamente que se trata de un problema derivado de un sistema de pensamiento estrecho; un psicólogo le recordaría qué: nada se parece mas al atrevimiento que la ingenuidad sazonada con ignorancia.

Un demiurgo aconsejaría que cuide su mente pues está inundada con la oscuridad de los hiperincultos. Un psicoanalista le exhumaría: que a ella su bobería la fascina o que su vida habita cómodamente en una perpetua banalidad que navega hacia la estupidez.

Pero su cuadro de escases es amplio y diverso en su arrojo, grave, no tiene limites y va de allá para acá. Se bambolea

Ahora ella y sus asesores pretenden esconder de sus estrategias a la figura de Chavez. Evitarlo, obviarlo, quitarle significado a su papel en este momento. Es otra triste, solitaria y necia aventura. Como esconder en sus planes a quien hasta ahora les a dado oportunidades para poder medrar políticamente?. ¿Cómo olvidar que Chávez es en el país el gran elector¿.

Sabrán o no, que todo o buena parte de sus novedades políticas las logran a partir de jugar al ping-pon con las, señuelos que él les lanza.

Ejemplo la ganancia obtenida con una improvisación de María Corina en la asamblea. Que en su escases de estrategias, la derecha venezolana, a convertido en una hazaña política. Para mayor absurdo se quiere trasmutar su grosería en un mito desde el cual va a nacer una utopía y una forma de gestar la colosal venganza contra el régimen.

En acto bobo, pretenden convertirla en Juana de Arco para enfrentarla al Demonio Chávez. En la comedia que montan no falta ni siquiera el soldado de la MUDS - cual Arcángel San Miguel- que le indique: "No temas, el Señor te tiene reservada una gran misión para liberar al pueblo". Peor, ellos lo creen.

Suponen que la necedad en Asamblea se convierta en estrategia para hacer guerra frontal a Chávez. Se enredan no saben si obviarlo o enfrentarlo.

Aunque de este endeble escalón de Maricory, ya sabrán que hacer sus jefes adecos MUDS para bajarla de esa nube. Es simple, ellos, viejos en la marramucia siguen mandando en su templete.

En fin, que con la carta a Fidel y su guarimba en la Asamblea, pretende tomarle delantera a sus contrincantes Muds y avanzar a su batalla contra Chavez. Pero sin seso no hay paraíso.

En este camino solo se dirige a una cárcel de humo adonde detendrá su pequeñez disuelta en ignorancia. En sus estertores la dama cabalga hacia un espacio cuya infantilidad solo crea esculturas de cenizas. Como para decirle: eso que vemos de Ud. son pobres y oscuras ruinas. Adonde el olvido y la joda será de aquí en adelante la guachafa que debe maquillar cada uno de sus actos.

Su epitafio: aquí yace, sombra y muestra de vanidad, ignorancia y atrevimiento.

tuliom@cantv.net


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2664 veces.



Tulio Monsalve


Visite el perfil de Tulio Monsalve para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Tulio Monsalve

Tulio Monsalve

Más artículos de este autor