Alerta mediática

Las corporaciones mediáticas han asumido como conducta propia el ilícito de colocarse por encima de todas las leyes y reglamentos que rigen en Venezuela. Realmente fungen como un Estado dentro del Estado. Esta situación de ventajas evidentes sobre la sociedad y sobre las instituciones fue denunciada siempre por académicos e investigadores de la comunicación y por la CEV.

Eran los años dorados de la IV República, cuando era "cacheroso" ser de izquierda, de avanzada, ¡progresista, pues! Los últimos 10 años han convertido al país en un laboratorio donde se han experimentado perversas estrategias y en las cuales la industria mediática ha conducido la batuta en un proceso de manipulación y distorsión de la verdad. El llamado "Caracazo" en 1989 precedió los eventos de 1992 con las insurgencias en contra del gobierno de CAP. La situación de apremio del pueblo venezolano incidió en la inestabilidad y crisis institucional de aquel momento.

Las Cámaras de Radio y Televisión incorporaron sendos Códigos de Ética que pretendían regular la conducta muy cuestionable de estos usufructuarios del espectro. La Cámara de Radio (1993) hablaba de "responsabilidad social" y de "autorregulación de los mensajes" para el fin primordial de "la orientación cultural y de sano entretenimiento para la colectividad receptora del servicio".

La de Televisión (1991) señalaba que la TV "debe defender la democracia, la unidad de la nación, su integridad territorial y los principios supremos de la Constitución", entre otros.

Tanto la Ley de Ejercicio del Periodismo, en el título sobre los deberes y derechos, como el Código de Ética en sus artículos 7, 8, 9, 10, 11, 20, 21 y 40, establecen la defensa de la nacionalidad, condenan la manipulación, excluyen el anonimato y reiteran la defensa de la soberanía nacional y la integridad territorial. La Constitución de 1999 prohíbe la propaganda de guerra, el anonimato y lo discriminatorio (art. 57); así como las informaciones inexactas o agraviantes (art. 58). La Ley de Responsabilidad Social es taxativa cuando habla de la corresponsabilidad.

Todas esas normas o pautas de conducta deberían, asumidas responsablemente, evitar los delitos mediáticos. No es esta la situación en el país. Volveremos sobre el tema.

Periodista/Prof. universitaria


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Asalia Venegas S.


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