Las perlas de Beatriz "De Asco" y el silencio de nuestras instituciones

Estas son algunas de las joyas dichas por la señora De Majo en su programa Balance, subtitulado "El venezolano: ¿rumbero o trabajador?"

A su invitada italiana: "Estar en Sicilia es entender en buena parte a los Venezolanos, porque los venezolanos nos parecemos muchísimo a los sicilianos, no es cierto? Somos desordenados..."

Dirigiéndose a Coquito: "Hay mucha gente [¿alude a tal vez a gente como ella?] que piensa que los venezolanos que tienen algún buen nivel -en el sentido de que sí son personas responsables, trabajadoras- son aquellos venezolanos que tienen sangre europea. Los que son hijos o nietos de portugueses, de italianos, de españoles son los que tienden a ser mejores [!!!] porque los europeos nos inocularon (yo tengo a los europeos muy cerca porque tengo... por la rama de mi papá tengo todos franceses y por el lado de mi mamá son alemanes)... entonces yo siento muchísimo que eso influye en la vida de uno y en la manera en que uno aborda las cosas. Pero el típico, típico, típico venezolano como tú [señalando a Coquito con el dedo!] es una excepción, no es cierto?..."

Volviendo de comerciales: "Nos dice [la italiana] María Catalano, que has estado con nosotros esta noche y que tiene 40 años en Venezuela, que el que viene de una raíz totalmente venezolana está fregado de por vida, porque esa persona va a ser un flojo hasta que se muera."

El sociólogo presente en la emisión, llamado Héctor Gatica, dice: "Una cosa es que el venezolano, su productividad no sea la mejor, y otra cosa es lo que realmente produce." A lo cual De Majo responde: "Tú estás siendo muy indulgente con los venezolanos." Coquito alcanza a decirle: "Y tú estás siendo muy dura con los venezolanos". El sociólogo replica: "No es que sea indulgente sino que... fíjese una cosa, sin ánimos de ofender: si la mafia es siciliana, y Sicilia es Italia, luego todos los italianos son mafiosos... Eso es una generalización." De Majo interviene, sin dejar terminar su argumento a su interlocutor: "Pero los países tienen sellos, tú eres sociólogo y tú sabes que dentro de los países hay sellos." El sociólogo dice "Sí." De Majo continúa: "Hay países que uno sabe que son enormemente combativos, hay países que uno sabe que son, verdaderamente pues, 'no-me-importistas'. Y entonces nosotros claro que tenemos que tener un sello. Todas las generalizaciones son malas, pero claro que nosotros tenemos un sello [!!!]. El sello nuestro es el sello de la flojera. Si este país fuera eficiente nosotros estaríamos rellenos de empresas. En Colombia están rellenos de empresas."

¿Disfrutó el silogismo?:

"Todas las generalizaciones son malas" (no son verdad). "Todos los países tienen un sello" (o sea una generalización, la cual no es verdad). "Nosotros tenemos un sello, el de la flojera" (el cual es entonces cierto?).

La prueba es que no somos como Colombia...

La señora De Asco, perdón, De Majo, despide su programa epilogando de la manera siguiente: "El caso queridos amigos es que tenemos mucho que aprender de los extranjeros. Pero tampoco es cierto que los venezolanos somos todos unos manganzones. Lo que sucede es que nosotros también vivimos en una sociedad enormemente fracturada, fracturada de una manera social terrible. Entonces trabajar a nosotros nos cuesta muchísimo más, porque las necesidades nuestras son infinitamente más grandes. Y es un hecho súper conocido que la mayor parte de los países pobres viven, ellos sí, en una línea muy cercana al ecuador. El mundo está dividido de esa manera. Nosotros: el trópico, el petróleo, los malos gobiernos, y además una tendencia natural que tenemos a ser gozones hacen que nosotros seamos un poquito menos trabajadores. ¿Es eso un pecado? No, ocúpese usted de su familia, ocúpese de salir usted adelante: va a darse cuenta como no le pega esta etiqueta." Fin del programa.

Gracias a las muchas quejas del pueblo venezolano -que sin embargo nunca fueron tantas como hubieran debido ser- la conductora del programa dijo algunas palabras al respecto en uno posterior. No fueron excusas, precisamente, sino falsas justificaciones. Dijo que para mantener el programa a la altura ella se veía muchas veces obligada a decir cosas que realmente no pensaba, pero que servían para provocar el debate.

¿Qué pasa entonces, en caso de que eso sea cierto, con sus conclusiones al despedir el programa (último párrafo citado)? En las conclusiones sobre un debate, ya ha pasado el debate. No se justifica más la provocación. Pero es precisamente allí donde ella evoca la fatalidad etnológica y geográfica falaz de nuestro país como argumentación a favor de su tesis: que somos flojos, y por ende inferiores. Antes, durante el supuesto debate, habló de sus raíces europeas, lo cual le sirvió para ponerse ella misma como ejemplo [!!!] en tanto que trabajadora y distinguirse tácitamente de Coquito, el cual sería flojo (genéticamente) por obviamente no tener esas raíces.

Si los europeos por genética, como esta señora, consideran a los no europeos tamaños flojos ¿se habrán ellos mismos preguntado por qué entonces sus ancestros escogieron a los africanos para hacer el trabajo que, en todo caso, le correspondía a ellos mismos hacer?

¿Es que dan cuenta, personas como esta señora, del exabrupto que constituye llamar a los descendientes de africanos y a los pueblos del sur, FLOJOS!!!?

Por haber sostenido públicamente propósitos racistas como este hay gente en prisión en los países europeos. Sí, hay gente cumpliendo condena allá, en el continente que esclavizó y exterminó tantos pueblos a través de sus conquistas. Venezuela, en cambio, país víctima de tales monstruosidades, receptor de la infamia, ¿tolerará lo que ni los mismo países victimarios toleran de su historia?

No hemos aún sido informados por Conatel de ninguna medida respecto a este caso, ningún funcionario del gobierno a mencionado el mismo. Sólo en programas de opinión, medios alternativos y foros web se han emitido... opiniones. ¿Pero cuántas opiniones son necesarias, y qué debito de denuncia popular debe alcanzarse para que nuestras instituciones se manifiesten?

¿No estaríamos frente al mismo tipo de institución burguesa que nuestra revolución cree estar transformando? El caso que nos ocupa no necesita siquiera de instituciones revolucionarias para condenar el hecho. Las europeas ciertamente no lo son, y lo hacen!

¿No convierte esto a las nuestras en no sólo mucho menos que revolucionarias, sino ya fascistas? En una revolución donde prioritariamente hablamos de reivindicación cultural y de redignificación de nuestras raíces, no es este silencio y falta de reacción de nuestras instituciones un grave signo de ausencia de compromiso?

¿Y no es esta ausencia, desde un punto de vista pragmático, asimilable a complicidad, y complicidad a traición?

Incluso tratándose sólo de una eventual ineficiencia de nuestras instituciones al respecto, podríamos -por esta misma vía de razonamiento- considerar su inacción como traición, pues indistintamente produce una situación que favorece al enemigo.

El enemigo es gente como esta que nos desprecia, explota y luego insulta, propiciando incluso la auto desvalorización del individuo psicológicamente frágil, como por ejemplo el niño. Sería muy triste ver a nuestros niños crecer y reproducir los valores del "amo", y luego escuchar a este último decirnos: "lo siento, las leyes permiten que hagamos lo que hacemos, no pueden acusarnos cuando miles de personas nos apoyan y tienen, como ustedes, libertad y derecho de expresión."

¿No nos suena familiar?

xavierpad@gmail.com



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Xavier Padilla


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