#NoSomosCharlieHebdo

 Nadie, a cuenta del humor negro y la sátira tiene derecho de zaherir a nadie, ni de arrinconar al prójimo, a un colectivo, por sus creencias religiosas, su forma de vida, el color de su piel, su procedencia, sus gustos o preferencias sexuales.

El falso humorismo es sadismo, es enfermedad del espíritu y tiene una finalidad, político-económica, para fines subalternos. También, es el recurso del que los cobardes se valen para la maldad, sin risibilidad, aunque algunas veces, sea con hilaridad, Aún el mundo está saturado de eso: de segregación y odio, para aniquilar.

     Y las consecuencias, son tan graves, que superan en creces el daño inicial, generando más heridas que las primeras, como una gran bola de nieve, que solo se detiene, corrigiendo la causa del daño causado y cambiando de actitud, sin caer en hipocresía.

      Me atrevo a afirmar esto, en momentos de dolor causado por los actos terroristas contra personas de la revista francesa Charlie Hebdo, muy a pesar de que ha habido millones de personas en el mundo que han mostrado el rechazo a los crímenes cometidos por los extremistas contra la vida de estos ciudadanos franceses.

      Pues bien, nada justifica el asesinato de nadie. Pero, tampoco se justifica el zaherir a los musulmanes y dejar sembrado más odio y rechazo del que ciertas potencias promueven contra ellos, valiéndose de la xenofobia, para intereses económicos, que permitan una escalada de violencia y así, justificar incursiones armadas contra países musulmanes, lo que ayudaría a repotenciar a los perros de la guerra y a la industria armamentistas, que sacaría del default a países como EEUU, Francia, España y Alemania, entre otros europeos que ven esta posibilidad como atajo para salir de sus crisis económicas internas.

     Por eso, hubo quienes hemos ignorado la marcha de los hipócritas, a la que faltó el gran genocida endorracista, para escándalo de los otros sepulcros blanqueados, hipócritas que ni conocían la revista en cuestión, ni su contenido.

    Son los mismos hipócritas que han bombardeado naciones enteras y tienen cercados a pueblos, como Palestina, para ir asesinándolos a cuentagotas, hasta desaparecerlos de la faz de la tierra, hipócritas que piden pasar la página de los 43 estudiantes asesinados y desaparecidos en Ayotzinapa y todos los desaparecidos anónimos en la gran fosa común llamada México, hipócritas que boicotean el proceso de paz en Colombia entre las FARC y el ELN con el gobierno de derecha, hipócritas imperiales y monárquicos que niegan la autodeterminación de pueblos y naciones como, Asturias, el país Vasco, Puerto Rico, Lugantsk y Donetsk, entre otros, que hacen de celestinos en organizaciones como la Unión Europea, la OTAN, la ONU, por ejemplo.

     Ante el despuntar de ese mundo multicéntrico y pluripolar, es tiempo de que todos los habitantes de la tierra, apostemos y trabajemos por la vida y por la paz. Agredir y promover la xenofobia, específicamente, el odio contra los musulmanes, nada lo justifica.

     La oportunidad es propicia, para que el pontífice de los católicos, el Papa Francisco I, invoque a la paz sin hipocresía, el respeto y amor hacia nuestros hermanos musulmanes, que pasa porque no se les ridiculice como lo hacen los pseudohumoristas de Charlie Hebdo. Seguramente, muchos políticos de nuevo cuño, los no maleados por el imperialismo voraz, harán lo suyo por la vida y por la paz, desde los BRICS, la UNASUR, la ALBA-TCP.

     Definitivamente, contrario a la etiqueta que circuló en las redes del twitter, muchos, la mayoría del mundo #NoSomosCharlieHebdo, #SomosAmantesDeLaVidaYLaPaz y #

RepetamosLosCredosYLaDiferencia. No dejemos que el capitalismo, que es genocida y xenófobo, le ponga barreras al amor entre los habitantes de esta tierra.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1868 veces.



Luis Alexander Pino Araque


Visite el perfil de Luis Alexander Pino Araque para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Luis Alexander Pino Araque

Luis Alexander Pino Araque

Más artículos de este autor