En respuesta al artículo que acusa a esta serie de "burlarse de la Nación"

Ver Para Creer, o cómo ViVe TV invita a la reflexión y el debate

 El pasado 27 de octubre, apareció publicado un artículo en Aporrea titulado “Ver para creer, o cómo ViVe TV se burla de la Nación” (http://www.aporrea.org/medios/a132456.html), escrito por Emilio Lazo Zaia, en el que el autor afirma un par de cosas de interesantes, pero las diluye en una avalancha de apreciaciones erróneas, interpretaciones personales expuestas como masivas, y una serie de descalificativos de todo tipo.
 
Ver Para Creer nace como un proyecto del Departamento de Nuevos Contenidos de ViVe, el canal del Poder Popular, a finales de 2010, como una serie de falsos documentales –es decir, historias ficticias narradas con formato documental- que se planteó principalmente dos objetivos desde sus primeras etapas de conceptualización:
 
-Contar la historia de Venezuela desde una perspectiva novedosa. Aunque las historias centrales narradas (cuatro) eran ficticias, el contexto histórico, político y social en que se desarrollaban fueron verídicos.
-Estimular un debate en torno al ejercicio de la comunicación –especialmente la comunicación televisiva- ¿cuál es el poder de la televisión? ¿cuál debe ser nuestro papel como usuarios y usuarias de medios de comunicación? ¿es posible que el ejercicio de la comunicación sea representativa o debe ser un proceso participativo?
 
Las cuatro historias emitidas por Ver Para Creer (‘Un Quijote en el Lago de Valencia’, ‘Azir, sueños de alquimia en Buría’, ‘Llano, lucha y punk-rock: la historia de Vómito Adeco’ y ‘Venehacker: la Desaparición del Milenio’) narran biografías de personajes que no existieron, en un contexto histórico real, como si sí hubieran existido. Fueron emitidas varias veces entre el 9 de agosto y el 20 de septiembre de 2011. Pueden verse en http://www.youtube.com/nuevoscontenidosvive
 
El proceso creativo de esta serie fue muy trabajado, conversado y debatido. Se fueron puliendo cosas, cambiando otras, introduciendo elementos nuevos, desde el inicio. Todas las personas externas a ViVe invitadas a participar en el proyecto –ninguna de las cuales cobró- conversaron con nosotros sobre la idea del proyecto y se animaron a participar porque entendieron la importancia de generar ese debate tan necesario sobre la comunicación –no sólo dentro del Sistema Nacional de Medios Públicos (SNMP)- pero también dentro del mismo, sin excluirlo. 
 
Desde el prinicipio se monitorearon las reacciones de todas las maneras posibles –medición de audiencias, comentarios en internet, comentarios en otros medios como radio, comentarios de familiares, amigos, conocidos, de quienes hacemos vida laboral en ViVe... Sin embargo, el Sr. Lazo concluye en su artículo cuáles fueron los negativos efectos de Ver Para Creer en otras personas (sin citar ejemplos ni pruebas, sólo opiniones y suposiciones). Nosotros, por el contrario, sí hicimos un seguimiento continuo y exhaustivo, y si no en su totalidad -¿acaso algún programa puede conocer el impacto total que tuvo tras su emisión?- tenemos un conocimiento de su alcance bastante significativo.
 
Al concluir la emisión del quinto y último episodio de Ver Para Creer, el 20 de septiembre de 2011, donde se explica en detalle en qué consistió la serie y se invita a ese debate tan necesario sobre la comunicación, se realizó un foro transmitido en vivo por ViVe, precisamente para conocer las reacciones de usuarios y usuarias, programa donde se recibieron mensajes de texto vía celular y vía twitter, también leídos en vivo. De cada diez comentarios recibidos –y hubo más de cien- aproximadamente nueve fueron de felicitación y uno de crítica. Este programa en vivo y los resultados que arrojó el mismo fueron completamente silenciados por el Sr. Lazo en su artículo, ignoro si por descuido o conveniencia.
 
¿Por qué quienes realizamos la serie habríamos de pedir disculpas públicas, como exige el autor del artículo, si la mayoría de las personas que siguieron la serie emitieron críticas muy positivas? Si el Sr. Lazo, a título personal, necesita una disculpa por parte de quienes hicimos Ver Para Creer, no tenemos inconveniente: vayan nuestras disculpas para quien se haya sentido ofendido u ofendida. Pero si cree que esa disculpa debe ser para la Nación (de quien afirma –arrogante e irresponsablemente- que nos burlamos) que primero demuestre que fue la Nación quien se sintió burlada, y no él.
 
No es mi intención con este artículo contradecir las opiniones estéticas y audiovisuales del Sr. Lazo, y si nuestras historias le parecieron “lamentables”, “ridículas”, “deplorables” o “patéticas” es bien libre de creerlo y expresarlo. Pero sí debo salir al paso de las interpretaciones erradas de las que parte para sacar conclusiones todavía más erradas.
 
Por ejemplo, las supuestas “debilidades ideológicas” de las que acusa el autor del artículo a todo el equipo que participó en Ver Para Creer, parten siempre de incomprensiones o declaraciones sacadas de contexto por su parte.
 
Cuando en el tercer falso documental Vómito Adeco publicó su album ‘Caracas arderá’ en 1979, no está invitando a nadie a quemar Caracas, está anticipándose a un hecho que tendría lugar diez años después: El Caracazo. Esto está sobradamente explicado en el episodio en cuestión, y la afirmación de que ese album es más digno de pajulios que de llaneros revolucionarios que hace el Sr. Lazo, totalmente fuera de lugar. La letra de la canción no es una invitación a la piromanía, sino una advertencia de lo que a mediano plazo podría ocurrir tras la Venezuela Saudita del primer gobierno CAP (y que efectivamente ocurrió). Pueden escucharla aquí: http://www.youtube.com/watch?v=wX_fx7E5Fcc.
 
En el episodio Venehacker, el protagonista no se va voluntariamente a estudiar a EEUU como erróneamente afirma el Sr. Lazo, sino que su familia cuartorepublicana y conservadora lo lleva obligado –en el capítulo se habla literalmente de “secuestro”- para alejarlo de las luchas estudiantiles en las que participa con enstusiasmo.
 
Cuando la madre del protagonista dice de su hijo Venehacker que él está trabajando actualmente para la NASA, no se trata de una afirmación de la autora del documental ni significa que el equipo de producción comulgue con tal frase: es la interpretación de la madre del personaje, por cierto un personaje completamente alienado como se demuestra a lo largo de todo el documental (personaje que dice que su hijo no tenía por qué luchar por el pasaje estudiantil porque vivía a dos cuadras del liceo. ¿Será que el Sr. Lazo acusará al equipo de Ver Para Creer de estar de acuerdo con esa afirmación del personaje? Parece que el autor del artículo tiende a confundir caricatura o parodia con homenaje). Es decir, para la madre de Venehacker –una madre pitiyanki- su hijito “trabaja para la NASA” porque así lo querría ella. Confundir las opiniones de los personajes con las opiniones de autoras y autores del documental es uno de los errores en los que incurre el Sr. Lazo en varias ocasiones.
 
Error similar el que comete respecto a la aparición del payaso Popy en el episodio de la Negra Azir, que evidentemente es una alegoría a la política de “pan y circo” tan habitual en los años adecocopeyanos, y que él interpreta como si el equipo de Ver Para Creer estuviera de acuerdo con usar payasos y entretenimiento ligero para hacer olvidar los problemas del país.
 
Como estos, el Sr. Lazo comete múltiples errores de interpretación, y no abundaré en ellos para no aburrir al lector o lectora. Las debilidades ideológicas que achaca al equipo de Ver Para Creer son errores suyos de interpretación, que se habría evitado de comentar el contenido de los documentales con terceras personas, u observar los documentales con algo más de atención (y con algo menos de predisposición negativa, que parece que incubó tras descubrir el “truco” en uno de ellos).
 
Pero en el fondo del artículo en cuestión, entre los descalificativos, interpretaciones erróneas asumidas como debilidades ideológicas ajenas, etc. hay algunos aspectos interesantes. Principalmente uno: ¿valió la pena el riesgo? El Sr. Lazo, opina que no. Nosotros nos atrevemos, en base a la realimentación generada, comentarios y felicitaciones recibidas, llamadas telefónicas, artículos en internet, prensa escrita, que sí.
 
El autor del artículo está preocupado por el efecto que pudo haber tenido Ver Para Creer en quienes vieron alguno de los documentales de ficción, y se perdieron el quinto y explicativo episodio final. No es el primero. Mucho antes que él, antes incluso de haber emitido el primer episodio, lo estábamos quienes integramos el equipo creativo de Ver para Creer.
 
Sin embargo, la necesidad de estimular un debate sobre comunicación –tal como se logró, de hecho el Sr. Lazo difícilmente hubiera escrito su artículo de haber realizado nosotros un programa desde un punto de vista audiovisual “formal”- nos parecía fundamental y asumimos el riesgo. Más de un mes después del final de la serie, nos reafirmamos en que dicho riesgo mereció la pena.
 
La aplastante mayoría de personas- recuerden, unos 9 de cada 10 comentarios recibidos- que siguieron la serie no se sintieron burlados, ni estafados, si no que lo entendieron como una manera original y sí, arriesgada, de poner sobre la mesa un debate muy necesario. Personas que creyeron las historias y, al saberlas falsas, no se sintieron ofendidas, sino que asumieron que, tal y como les había ocurrido con Ver Para Creer, ¿cuántas cosas no nos creemos a diario –todos, equipo de Ver Para Creer inclusive- sólo porque son expuestas con la magia de la TV? ¿Cuántas no nos habremos creído a lo largo de nuestra vida? ¿Seguiremos haciéndolo?
 
Casos como los de Indira Carpio y Efraín Nicolayev, que escribieron en sus respectivas bitácoras (http://icarpio.blogspot.com y www.chivacoa.com) tras creer lo narrado en el episodio relativo a Vómito Adeco, y que no sólo no se sintieron burlados ni estafados al conocer la verdad tras Ver Para Creer, sino que aceptaron la invitación a participar en el ultimo documental, donde se revela el objetivo final de la serie y de las ficciones narradas como verdaderas en los episodios anteriores. Como ellos dos, la aplastante mayoría de los comentarios recibidos por multiples vías. ¿Por qué habría de ser distinto en las personas que por un motivo u otro todavía no lo han descubierto a día de hoy?
 
Hay personas que siguen creyendo que Vómito Adeco existió, o que Venehacker sí tuvo algo que ver con el Y2K. ¿Qué tan dramático es eso? ¿Acaso no hay gente que cree en El Silbón, La Sayona o en cualquier otra manifestación legendaria venezolana? ¿Qué pasa si no descubren “la verdad”? Así es que nacen las llamadas leyendas urbanas o cuentos de camino, que a la larga enriquecen la cultura popular y nacional. Y dudo que Ver Para Creer llegue tan lejos como eso.
 
Por cada diez personas que sigan creyendo algunas de las historias mostradas por la serie (que no hacen daño a nadie), con que haya una que no volverá a ver la televisión con los mismos ojos, habrá merecido la pena Ver para Creer.
 
Por otro lado, al Sr. Lazo le escandaliza que haya sido un medio del Sistema Nacional de Medios Públicos (SNMP) quien realizó esta experiencia audiovisual. ¡Al contrario! Sólo en Revolución podemos hacer contenidos como este, porque una cadena privada jamás querría que la gente debata y reflexione sobre lo que ve en la TV, porque el día que la mayoría de la gente lo haga, dejarán de vender productos y entretenimiento hueco, y se hundirán solitas.
 
En ningún proceso de liberación –y la Revolución Bolivariana lo es, ¿quién lo duda?- nuestro papel debe ser pasivo, ni en lo social, ni en lo político, ni en lo económico, ni en lo cultural… ni en lo comunicacional.
 
Nuestro papel frente a lo que vemos en TV no puede limitarse a mirar la mosca y, según el canal, creerlo todo o no creer nada, como parece defender el Sr. Lazo. El “quién” es un factor determinante a la hora de procesar un mensaje televisivo, pero no el único: el “cómo”, el “cuándo”, el “por qué” (¡o el “por qué no”!), etc. son igual de importantes. Flaco favor le haremos a la comunicación liberadora que buscamos construir si nos sentarnos frente a cualquiera de los medios que integran el SNMP, desconectamos el cerebro, y nos limitamos a recibir datos pasivamente. Flaco favor le haríamos también al propio SNMP, estimulando con nuestra pasividad la mediocridad, el conformismo y el conservadurismo audiovisual en los contenidos, en el fondo y en la forma.
 
Como se afirma en el quinto documental, en palabras de Gabriel Saldivia (Director de la Sala de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Nacional) y Freddy Ñáñez (Vocalista de Los Residuos y Presidente de Fundarte):“la duda es interesantísima, porque la duda es la que genera esa energía de poder indagar y poder investigar” (Saldivia); “dudemos de todo, porque la duda es un acto creador, y mientras nosotros estemos creando, es imposible que nos puedan inocular ideas, o que nos puedan manipular” (Ñáñez); “al preguntarnos, al dudar, todos los medios se enriquecen” (Saldivia).
 
Por ultimo, aclarar que el formato audiovisual de falso documental –que no es un invento nuestro- es un género perteneciente a la ficción, no al periodismo, con lo que las menciones al Código de Ética por parte del autor están fuera de lugar. Si algún episodio se enmarca en el periodismo, es el quinto y último, y no contradice ninguno de los preceptos allí enunciados.
 
Ver Para Creer nació como invitación a la reflexión y al debate, no como burla de nadie, mucho menos de toda Venezuela. Puede que el Sr. Lazo no esté de acuerdo, pero al escribir su artículo, así sea criticando y polemizando, demuestra lo necesario que era (y sigue siendo) un proyecto así.
 

Responsable de Nuevos Contenidos de ViVe
mcasale@vive.gob.ve


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