Burocracia y corrupción contra la revolución

Esta es una temática de nunca agotar, los sectores anarquistas de la oposición, la maximizan en sus pasquines mediáticos y medios radioeléctricos, tratando de trasladar este flagelo cuarto republicano al gobierno bolivariano, ellos, crearon el archivo muerto de su historia, nada dicen de sus andanzas burocráticas y corruptelas en sus 40 años de desgobiernos al servicio de la oligarquía y del imperialismo y sus aliados, quienes siempre han sido propulsores de vicios tan aberrantes, en la conducta inmoral de hombres y mujeres, con responsabilidades de gobernar y administrar los bienes republicanos, con honestidad y al servicio de las mayorías. Estos males son arraigo cultural, que vienen desde la misma colonia y posterior imperialismo, hasta nuestros días.

Sobre estos males, siempre nos llega a través de Aporrea, diversas inquietudes que nos alertan sobre semejantes desmanes que cometen hombres y mujeres, investidos con cargos altos o medios en la ¨Administración Pública¨, viejo vicio arraigado hasta en los tuétanos por los buscadores de cargos donde puedan acceder a la fortuna fácil, cuando a sus manos llegan cuantiosos recursos públicos para administrarlos en obras contratadas, compras de toda índole, otorgamientos de créditos y otros tantos trámites, cuyas comisiones se convienen por adelantado, entre el funcionario responsable de los trámites y los beneficiarios o contratistas que ejecutarán las diversas obras millonarias.

Estas prácticas es a todos los niveles de la Administración Pública: Ministerios y sus ramificaciones, Institutos Autónomos y administración descentralizada, gobernaciones, poderes autónomos de justicia, alcaldías, y en todos esos pulpos gigantes que tienen asignaciones presupuestarias para el desarrollo de grandes proyectos: eléctricos, vías de comunicación, viviendas, obras de infraestructura, educación, salud, obras públicas, programas sociales, publicidad, pólizas de seguros, importaciones, exportaciones, desarrollos y créditos agropecuarios, cobros de impuestos, multas de tránsito que muchas veces las cobran con matraca los funcionarios encargados de extender boletas a infractores para que paguen en bancos, pero estas quedan nulas al hacerse los cobros directos, esta mala práctica es costumbre hecha ley, en las alcabalas con el control de ganado vacuno, madera y otras mercancías que deben transportarse con guías o facturas, muchas veces, los transportistas deben bajarse de la mula, para poder llegar a destino, si por alguna circunstancia hay algún documento no muy claro; en las notarias y registros públicos tampoco escapan a estas prácticas, prefecturas, policías, hasta los bomberos con sus inspecciones en edificaciones para extender los permisos de seguridad; no hay ente donde no sea tocado por estas operaciones ilegales y malsanas.

Son tan arraigados estos males, que son vox populi, los contratistas comisionistas lo comentan y hasta hablan y cuantifican los montos, aunque dicen el milagro, pero nunca el santo, es común oir hablar de corrupción, fulano llegó a equis cargo y no tenía en que caer muerto, ahora posee tremenda nave, finca, casa y dinero en el banco, viaja y echa pinta, es el decir cotidiano; sin embargo difícil es hacerles seguimiento y acusar a corruptos, siempre consiguen burlar las leyes y los que caen, es porque lo hacen sin tomar precauciones y dejan marcadas huellas, que con facilidad son descubiertos, pero estos son contados, los grandes corruptos al ser descubiertos ya tienen fortunas en el exterior y se van a disfrutarlas, casos recientes de los llamados exiliados políticos en Perú. Cuando la realidad fue que huyeron por presuntos delitos comunes y otros por acusaciones de apropiación de dineros públicos.

LEYES CONTRA LOS DELITOS DE CORRUPCIÓN HAN EXISTIDO Y EXISTEN: solo que sus aplicaciones nunca han sido efectivas, por los altos índices de complicidad y lenidad, en la cuarta República, el tráfico de influencias, el compadrazgo partidista, casi eran condiciones normales para cometer actos contra la cosa pública, la ley era letra muerta y de aplicarse, se hacía con los pendejos, aquellos de los que hablara con razón el conocido intelectual, ya fallecido, Arturo Uslar Pietri.

En la Quinta República, el ciudadano Presidente ha sido artífice de la lucha contra el burocratismo y la corrupción, sus llamados angustiosos y reiterativos para que la función pública se adecente y sea en beneficio del pueblo, sus condenas contra el cáncer que corroe las bases de la República, han sido sin contemplaciones, siempre insta a las fiscalías y tribunales a actuar para castigar a quienes cometan delitos contra el erario público, es ejemplo constante e insta a todos los que tengan responsabilidades administrativas a que lo hagan con honestidad en beneficio del pueblo y la República, que reclama honestidad y buen servicio público, sus alertas son fundamentados en la Constitución Bolivariana, la Ley y la contraloría social, es un combate contra esta plaga dañina causante de malestar en la población, por las causas y efectos que ello sindica para la salud y sana distribución de la riqueza nacional.

Viene este comentario a propósito de dos artículos publicados el día 12 de febrero en esta página por Andrea Coa y Moravia Peralta Hernández, relacionados con el renombramiento de Farruco Sesto, en el Ministerio de la Cultura, en los que claman por que el nuevo Ministro, oiga al pueblo, no forme muros con los ¨colaboradores o eternos condicionales¨, que estorban y rodean a ministros o altos funcionarios sin dejarles libertad para atender los problemas de las mayorías, es decir los burocratizan y encasillan, que el tiempo se les va y las acciones gubernamentales quedan en deuda con la gente, es un mal de la burocracia nuestra, no es de extrañar que a ministros(as), vice-ministros(as), directores(as) y otros funcionarios de altos rangos sean absorbidos por la burocracia y la corrupción, quienes se pasman y no cumplen con sus responsabilidades, durmiendo en los laureles la atención al público y la agilización de trámites, todo queda en un marasmo burocrático, que no da respuestas apropiadas a quienes acuden en procura de soluciones.

Eso ha pasado con muchos ministros y otros altos funcionarios que, con su prepotencia y discrecionalidad actúan a criterio propio, sin responder a los postulados constitucionales y legales, la ley son ellos y hasta menosprecian a sus subalternos a quienes humillan con sus imposiciones y órdenes al margen de la ley del trabajo y el Estatuto de la Función Pública, contratan funcionarios y no les pagan con normalidad, además que les niegan sus reivindicaciones, es una paradoja, pero es la realidad, si hubiera supervisión a conciencia, por parte de la alta gerencia detectarían con facilidad todos estos desmanes, que en vez de sumar para la Revolución, lo que hacen es restar con sus procederes arbitrarios.

No olvidemos que esto sucede en los distintos entes administrativos, que se arrogan autoritarismo, por eso muchos funcionarios renuncian o no soportan vejámenes por parte de quienes abusan de autoridad, haciendo caso omiso a lo que establece la ley, al no haber incentivos ni motivaciones con justas remuneraciones, buen trato, méritos, reconocimientos y reivindicaciones de ley, los empleados renuncia o piden la baja, si se trata de militares, que también caen en manos de superiores arbitrarios. Es una cadena de quejas a ser oídas por la vice-presidencia, ministros, directores, altos oficiales y todo el que tenga que ver con los recurso humanos y las buenas relaciones humanas, para ir sepultando los lastres que aún prevalecen en la Administración Pública, la Asamblea Nacional, tiene deudas con la legislación de la función pública y la conducta de quienes dirigen torcidamente las relaciones laborales a todos los niveles, debe haber un cambio en todos los sectores de los trabajadores y la conducta gerencial o patronal, para mejorar la función pública al servicio de la comunidad.

El reestructurar y sanear de todo mal que aqueja desde hace muchas décadas a la ¨Administración Pública¨, es un reto de la Revolución Bolivariana, acabar con vicios, infiltraciones partidistas con la intención deliberada de sabotear y obstaculizar la buena función y servicio público, todo el mundo se queja de la mala prestación de servicios por los trámites engorrosos, las trabas, el mal trato, que suelen practicar muchos funcionarios cuando se acude a ellos en gestiones de rutina. Este es un clamor popular, que se oye en la calle, la buseta, el taxi, las reuniones familiares y sociales, los que escriben o escribimos críticas constructivas, porque lo oímos y de alguna manera lo expresamos a través de los medios que dispongamos, caso de Aporrea y otros medios públicos. De manera que la tarea es ardua y difícil, pero se necesita acometerla, pues de lo contrario, los enemigos aprovecharán las debilidades de la revolución, para fortalecerse ellos, ya como infiltrados, colados o desde la trinchera que escojan para atacar y vulnerar nuestras fortalezas.


saguete@gmail.com


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Teodoro Guerrero Salas


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