Binóculo N° 366

Lucha de clases

Al final, Marx y Engels siempre tuvieron razón, cuando en el “Manifiesto comunista” (1848) dijeron: “La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”. Claro, casi 200 años después, hay muchas cosas que debatir para enriquecer toda esa teoría, como el tema de la llamada Clase media, que, a explicación de Lenin, no era una clase social porque no estaba vinculada a la producción, y que, además, por ese apetito interminable de querer ser burguesía, era “traidora por naturaleza”. Aunque, a decir verdad, es un tema que debe ser discutido en profundidad por los teóricos, partiendo de nuevas redefiniciones que los geniales teóricos no pudieron ver en su época. Por ejemplo, la mayor fuente de riqueza hoy es la información, que no tiene nada que ver con la mano de obra. Las grandes fuentes de riqueza: medicinas, armas, narcotráfico e industria, tampoco está ligada directamente a la fuerza obrera, sobre todo porque la materia prima es un subproducto de la extracción de la tierra. Anexo está el tema de esa clase obrera, corrupta y descompuesta, convertida en lumpen.

Y, por otra parte, porque esa pequeña burguesía –definida así por Lenin- hoy juega un papel fundamental en la economía mundial, es un gran motorizador de las finanzas, y juega un papel clave en los factores del poder del mundo. Pero como en su esencia, es empleada y no patrona pues no es propietaria de los medios de producción, termina siendo víctima de la voracidad de los poderosos, el gran burgués que ambiciosamente necesita incrementar sus ganancias de manera permanente. Es decir, que, al ser empleada, más allá del rango social que tenga, también es víctima del burgués –para usar el término marxista- y de sus instrumentos institucionales: El Estado, las leyes y las fuerzas armadas.

Es un debate que se está dando y que debe profundizarse, porque tomando como patrón las protestas que se están produciendo en Latinoamérica hoy en día, necesariamente habrá que definir conceptos como la falsa mediación de la individualidad personalista para resolver conflictos, la conciencia de clase, el fin de la historia, la agudización de las contradicciones, la radicalización del conflicto, la batalla por la paz y la toma de las armas como única posibilidad para tomar el poder. Y otros temas que no son menos cruciales, tales como: El Estado, el valor de la jurisprudencia como elemento de la justicia y el papel de las fuerzas armadas. Nada de esto podían verlo Marx y Engels, sobre todo porque ellos estaban viviendo el principio del nacimiento industrial y el nacimiento de la burguesía, que comenzaba a desplazar a la aristocracia como ostentadora del poder. Y con toda seguridad no podían imaginar que apenas 50 años después, comenzaría el desarrollo de la tecnología, que no sólo daría un vuelco al mundo, sino que desataría el primer gran conflicto que involucraría a la mitad del planeta: La Primera Guerra Mundial; y que 21 años después, generaría el reparto del mundo y todas sus consecuencias, las que estamos viviendo hoy día, después de los 60 millones de muertos que generó la Segunda Guerra Mundial.

Y mientras un sector de la humanidad, explora incansablemente espacios fuera del planeta para habitar, el resto –la gran mayoría- se debate en una batalla diaria por la supervivencia, que, en el caso de nuestra región, nos lleva a las batallas que están librando los pueblos por conquistar nuevas reivindicaciones, para evitar el avance del neoliberalismo y la voracidad del Fondo Monetario Internacional.

Esta sublevación popular que ocurre en: Argentina, Perú, Ecuador, Chile, Colombia y muy pronto Centroamérica, que es la expresión de las profundas injusticias sociales, tienen características muy distintas a las otroras manifestaciones de los 70 y 80, cuando era la clase obrera la que protestaba. Ahora es un perfecto almácigo, una interconchupancia de sectores de la sociedad motorizadas por una causa común, con una impresionante conciencia social –es decir, de clase- y sin una aparente vanguardia política, que en el pasado era un papel que asumía la izquierda. Y quizás el elemento que más aterra a la burguesía, es el carácter masivo, la gran mácula que hace sombra en todo un país y que aterroriza a quienes siempre han detentado el poder, a tal punto que los tratan de “alienígenas”, y a falta de encontrar culpables, los buscan allende sus fronteras, usualmente el que más odien, en este caso Nicolás Maduro.

Pero, además, esto evidencia el deterioro de todas esas instituciones creadas al final de la Segunda Guerra Mundial, como instrumentos para dominar a los pueblos: ONU, FMI, BID, Banco Mundial, etc, las que aún siguen comportándose como instrumentos neocoloniales que pasan por encima de cualquier país y les importa un carajo sus pueblos.

Los recientes resultados electorales en Colombia y Argentina, el nuevo triunfo de Evo en Bolivia, la suspensión de las conversaciones entre los manifestantes y Lenin Moreno en Ecuador, evidencian que, hay un despertar, más que colectivo, masivo, impresionante, casi de resignación, es el triunfo o es la muerte. Eso es algo que no se esperaban los gobiernos afectados. Nunca se vieron concentraciones semejantes en la región, nunca se vieron a madres manifestar junto a sus hijos. Es la resignación del patria o muerte, venceremos.

Es una batalla que está comenzando y el enemigo tiene recursos de sobra para detener todo. Lo ha hecho por siempre, desde la compra de conciencia hasta el asesinato, dos ejemplos: Ecuador y Colombia. Aún no sabemos qué pasará en Chile, en donde las ofertas no han detenido los ríos humanos que recorren la alameda, Ecuador y Colombia se mantienen en ascuas, Perú es un polvorín y Centroamérica ni hablar. Una cosa que me preocupa, es que ninguna de estas oleadas de manifestaciones ha planteado la toma del poder, sino que solo pide reivindicaciones. Y, además, no se conocen experiencias históricas del triunfo, de la toma del poder, sin una vanguardia política que tenga la suficiente claridad como para plantearse por dónde conducir a las masas.

Por ejemplo, en el caso de Chile, si se deja enfriar la ira de las masas y éstas regresan a sus casas con más ofertas que hechos concretos, habrá triunfado la derecha, porque de inmediato vienen las purgas y los asesinatos selectivos.

Es decir, las últimas tres semanas latinoamericanas, me generan una mezcla de emoción e incertidumbre, porque no veo elementos políticos que estén dirigiendo los conflictos, más allá de las peticiones reivindicativas. Aunque entiendo que estas luchas tienen un carácter completamente distinto a las que vivió mi generación, cuando la izquierda motorizaba todo y las masas no se incorporaban.

Y ahora cabe la pregunta: ¿estamos viviendo una lucha de clases?

Un aparte en estos acontecimientos, son los medios de comunicación y ello requiere un análisis por separado.

Caminito de hormigas…

Tres Cicpc fueron recibidos a tiros en Las Palmitas. Uno recibió un disparo de un R-15, que le voló la cabeza, los otros dos recibieron el impacto de cinco granadas que lanzaron los malandros, ya murió uno. La contraofensiva policial no se hizo esperar y mató a ocho pranes, lo que no dijeron los medios de comunicación. La pregunta, de dónde sacan esos pranes R-15 y granadas de mano. Y no me digan que las compran fuera, por favor.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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