Venezuela asediada pero no derrotada

Nunca Venezuela ha estado más asediada por factores tan disimiles externos como internos, empeñados en borrar su influencia independentista del resto del planeta  pero, tampoco nunca como hoy su pueblo alcanzo mayor conciencia para defender ese futuro soberano que ni el mismo padre de la patria pudo garantizar, pese  haber derrotado al otrora imperio español.

En efecto, salvando las circunstancias que privaron en la España imperial de saciar sus ansias en aras de ampliar sus dominios en el nuevo continente y, si bien la Venezuela de entonces, pudo truncar tal pretensión, sin embargo, no logro extirpar el tumor maligno que continua afectando la salud de la patria.

No en vano nuestro gigante eterno explico tan acertadamente que la bien llamada revolución bolivariana no es nueva, sino la continuación de la iniciada por nuestros inmortales libertadores empezando, incluso, por el propio Guaicaipuro.

La baja vertiginosa en el precio del petróleo y la aparición del dólar Today, emulan sofisticados misiles con los que el imperio de turno busca amedrentar a quienes se niegan a formar parte de un modelo cuya insaciable voracidad, pone en peligro la propia sobrevivencia del planeta y en consecuencia, está apunto de fenecer.

No es casual la campaña mediática nacional e internacional que, en función de mostrar al gobierno revolucionario como responsable de un presunto fracaso agroindustrial y de las penurias, producto de una guerra económica; se intente desesperar a la mayoría de un pueblo tradicionalmente tachado por la invisibilidad y que, cuando empieza a ver la luz al final del túnel, se le pretenda quebrar su espíritu batallador, dando al traste con el sueño del gigante eterno, cuya única aspiración fue  hacernos dignos dueños de un futuro prometedoramente   irreversible y glorioso en el cual definitivamente impere la paz.

El flagelo de la inseguridad como consecuencia del incremento de pandillas criminales, estimuladas por un paramilitarismo procedente de Colombia que se ha trazado como meta el asesinato selectivo y la resurrección de sus falsos positivos; igualmente es parte de esa estrategia creada en los laboratorios del odio y la mentira que tanto daño ha causado a la hermana Colombia.

El decreto de Obama señalándonos como una amenaza a la estabilidad interna y externa de su gobierno y las provocaciones del jefe de estado de Guyana, no son más que aristas de ese mismo fantasma que no deja flancos sin espinas para doblegarnos a como dé lugar.

Pese a tan trágico panorama en el que la ultraderecha internacional ha cifrado sus fatales expectativas contando con el apoyo de sus cipayos acá, este pueblo ha demostrado haber aprendido las enseñanzas del gigante barines. De eso ya dio cuenta en las elecciones primarias para postular sus candidatos a la Asamblea Legislativa en las que el mismo gobierno fue sorprendido al no estar preparado para responder a la avalancha de más de tres millones de compatriotas que se volcaron sobre las urnas para hacerse escuchar por la vía del voto

De todas maneras, hasta ahora, no hay porque negarlo, el presidente Nicolás Maduro lo ha venido haciendo bien, cuando, por encima de tan atroces dificultades, ha mantenido el ritmo ascendente de sus programas sociales, amén de los operativos de liberación del pueblo (OLP) que han puesto al descubierto la participación de la ultraderecha en el incremento del crimen organizado del que han venido dando cuenta muchos de sus cabecillas detenidos infraganti, gracias a la efectividad de esos operativos. Tampoco ha sido menos relevante su postura frente a la provocación del títere guyanés al contar con el apoyo unánime de la Asamblea Legislativa y de las propia ONU para que sea el diálogo y la diplomacia la vía expedita capaz de hacer valer nuestra reclamación sobre el esequibo venezolano.

No obstante, a estas alturas, nuestro futuro soberano, sigue estando en manos del pueblo civil y del uniformado, de su gobierno, del PSUV y de las demás fuerzas políticas resteadas con el proceso.

Se trata de no defraudar a ese Chavez que se hizo pueblo para que la revolución bolivariana, siga siendo el espejo en el que los todavía invisibles del resto del mundo, se sigan mirando y así, prosigan su irreversible marcha hacia el triunfo del socialismo del siglo XXI. Allí está la respuesta que garantiza no ser derrotados e indefinidamente vivir para seguir venciendo.



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Mauro Briceño Prato


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