La premisa aquí es que nuestra Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela, FAPUV, se ha mantenido muy activa en la defensa de nuestros derechos y reivindicaciones en lo que va de Revolución en la República Bolivariana de Venezuela. Lo cual es de agradecer, sea dicho sin sombra de ironía. Porque para nadie es un secreto la lenta capacidad de respuesta de nuestro gobierno a esas demandas, por demás muy legítimas, y todos los ministros de Chávez a Maduro mantienen oídos sordos; siendo increíble tal actitud. Pero sucede que, oh coincidencia, en los momentos más álgidos de los conflictos políticos de la república, por ejemplo: en abril de 2002 y ahorita cuando la MUD y el Comando Don Simón, con los cuatro niños de pecho estos que suenan alegres el tambor de las guarimbas, bombas incendiarias y gatillos alegres de Capriles, exigen el reconteo de votos al CNE, junto a Leo López, Ocariz, Aveledo y demás… Cuando Venezuela está en vilo por la agitación y la violencia, ahorita y hace once años, ahí mismito, entonces y ahora, sale FAPUV a echarle más leña al fuego: convoca paros en nuestras universidades… ¡Qué cosa, verdad! Y no es que uno sea mal pensado ni que esté diciendo que no haya razones para activar la lucha gremial, porque los profesores universitarios en Venezuela casi somos una orden de mendicantes, sino que a uno le da por pensar que no vaya a ser que la MUD y la FAPUV sean una y la misma cosa o que pareciera que se ponen de acuerdo en hacer coincidir conflictos que ponen en vilo la convivencia y la funcionalidad de nuestras instituciones.
No decimos que FAPUV sea oportunista. Sino oportuna. Esto es, que no desactiva el conflicto gremial en momentos de tensión política de la república sino que lo inscribe como parte de la crisis de gobernabilidad que ciertos sectores económicos, comerciales y políticos nacionales y extranjeros hacen circular en el cuerpo social de la nación; y por otra parte la revolución bolivariana tiene poca o nula respuesta para las demandas del gremio universitario, se hace a un lado y se hace crear otros dispositivos organizacionales de tipo sindical más proclives a coincidir que la que podríamos llamar filosofía universitaria de la revolución, que consiste en privilegiar al sector estudiantil y precarizar las condiciones laborales del talento humano que hace posible que las universidades venezolanas cumplan sus funciones clásicas de docencia, investigación y extensión, todo lo cual, como dicen en mi pueblo se está realizando con las uñas. Esto es, docentes empleados y obreros estamos al borde del precipicio en cuanto a finanzas personales y calidad de vida…Y ahora, como dice el añejo Chapulín Colorado, ¿quién podrá salvarnos? Pues bien, con perdón de todos, para la mayoría de en la FAPUV creen que es Capriles y su proyecto del progresismo y una minoría que es el chavismo. Por eso es que no puede haber elección en la universidad venezolana que no dejen de ganar los llamados factores democráticos y los nuevos dispositivos de educación que desarrollara nuestro nunca bien amado Comandante Chávez, a quien Dios tenga en gloria, no se atreven a democratizar los campus porque las autoridades que nunca dan pié con bola en eso de la transformación universitaria perderían en control que tienen administrativa y nominalmente sobre tales organizaciones. Y en ello estamos todos entrampados.
El presidente Nicolás Maduro, a quien no conocimos su temple sino cuando habló en los funerales de estado y nosotros estábamos ahí mismito en la cola para subir a la capilla ardiente y que fue el espacio donde surgió la consigna de Chávez lo juro mi voto es por Maduro, dijo estos días que era urgente oír a los sectores universitarios y si es posible, digo yo, iniciar allí una micro misión. No saben cuán mal atendidos estamos en la universidad. Una micro misión no para desarticular y perseguir ideológicamente sino para valorar todo el potencial que existe en estas organizaciones o acompañar los procesos de calidad.
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