En Venezuela, siguen pasando estas cosas...

Estoy profundamente agradecido, por la solidaridad recibida.

En Venezuela, para la gente que proviene de los sectores populares y para los trabajadores, nada es fácil. La salud como un derecho fundamental, está en el suelo. Acudir a un hospital y ser atendido, con la garantía de que recibirás la mayoría de los medicamentos, o que tendrás todos los servicios dispuestos a tu atención, es imposible. No se trata de que el personal médico y de salud, se nieguen en su trabajo. NO. Con toda seguridad, harán de tripas corazones para lograr el mejor resultado. Ellos también son trabajadores y ponen de sí, con toda responsabilidad, todo cuanto este a su alcance. Se trata, de que los hospitales no están dotados con las herramientas, equipos e insumos necesarios y en buen estado, para esa atención que favorezca el cumplimiento y garantía del derecho. Eso no ocurre en la mayoría de los hospitales en Venezuela.

Cuando en octubre del año pasado, me enteré por un joven médico del HVS, que tenía que operarme de urgencia, ya que de no hacerlo "podría quedar en silla de ruedas", fue un duro golpe. Esa información me impactó y por unos días no sabía qué hacer.

Lo consulté con Marisol, mi compañera, y decidimos buscar opiniones de otros médicos. Fueron tres más. En el Pérez de Leon II de Petare, afirmaron que de no apurar la operación "podría terminar haciendo mis necesidades, sobre mi". Prácticamente, era lo mismo. A mediados de diciembre decidí hacer campaña pública y recabar fondos para operarme, "extrayendo un quiste en formación dentro del conducto medular". Los equipos estaban valorados en 4.500 $ y los insumos en 500 $, sin incluir una lista larga de exámenes, análisis y medicamentos, que a posterior y por los inconvenientes presentados, me solicitaron. Aunque se dice en una sola línea, era mucho dinero. Más aún en el marco de la crisis asistencial y de salud que se vive en Venezuela y aun mas con los miserables salarios, que devengan los trabajadores.

En el mes de marzo, fui atendido en el Pérez de Leon II en Petare y la operación fue un éxito. Sin embargo, hay cosas que pasan y al salir de la sala de operaciones, fui contaminado por una bacteria; no se detenía la emisión de líquido -seroma posquirúrgico- en la herida y me dio dengue, por lo que la batalla, aun no terminaba, comprometiendo, pulmones, el bazo, hígado y páncreas. Emitiendo respuestas, solo los riñones. Luego de tres días de terapias, fui nuevamente operado, para determinar si había una fístula que explicara la procedencia del líquido, emitido por la operación anterior.

Superados estos inconvenientes, a finales de mayo, me dan de alta. Pero es necesario aclarar, que además del innegable trabajo del personal médico, dirigido por el Dr. Rosendo P. Duddly y del acompañamiento del Dr. Luis Emiro Carrero, superar esta situación solo fue posible gracias a un gran número de personas, que no permitieron que me sintiera solo y que de manera solidaria, aportaron de sus recursos y habilidades para lograr mi total recuperación. Mencionarlos no podría, puesto que la lista es muy larga y sería un error omitir alguno. Basta con decir que llegaron aportes, de manera diligente y distintos lugares del globo. Cada solicitud medica, encontró el aporte para su realizacion. No puedo mas, que estar profundamente agradecido, a todos. Ojalá les llegue y puedan leer estas líneas, o se enteren por algún amigo del profundo respeto y agradecimiento, que les expreso.

En Venezuela, siguen pasando estas cosas. Es mucha la gente que está pasando por esta y peores situaciones. Pero además de buscar la solidaridad, a todo aquel que la pueda brindar, es necesario recordar: Que solo la lucha cambia la vida y que para rescatar este, como otros derechos, debemos dar la pelea juntos.

Mil gracias a todos.



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Armando Guerra


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