Las reservas alimentarias

Chávez siempre tuvo un gran sentido de la oportunidad, y era, sin duda, un maestro de la estrategia. Le preocupaba demasiado el país, y veía que había demasiadas cosas que hacer, pero con el tiempo corto. Como esa tarea de modernizar la industria instalada en Venezuela, que alguna vez confesó tenía 40 años de atraso y ese era el mayor impedimento para el crecimiento del país en materia industrial. Sus arrebatos de arrechera estribaban en que sentía que no había conciencia en sus más cercanos colaboradores de la necesidad de empujar duro y trabajar para lograr algunos objetivos que eran inmediatos. Por eso asesinaron el Plan Maestro Nacional Simón Bolívar, en mi opinión, el más avanzado proyecto de materia educativa que haya conocido el país y quizás uno de los mejores del mundo. Eso, para mencionar uno de los tantos ejemplos que conozco.

Por eso recuerdo muy claro cuando comenzó a hablar del problema de la alimentación, como un problema de fondo y no de forma de cualquier país. Por eso habló de las reservas alimentarias, cuando puso como ejemplo los países europeos. Por eso durante su gestión habló tanto de los tres meses de alimentos, que de hecho fue la única vez que se aplicó en el país. Reserva que a su muerte se la comió de una vez aquel ministro de la Alimentación, tantas veces criticados y hoy prófugo de la justicia por ladrón.

Vamos al grano. Vengo diciendo en mis escritos y en las charlas que dicto, que la Tercera Guerra Mundial es inevitable. De hecho, ya estamos en ella, solo que los preámbulos han sido económicos, afectados duramente por las terribles redes sociales. En realidad, y aunque las comparaciones son incorrectas, también el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial, estuvo caracterizado por una muy aguda crisis económica. La de ahora está centrada en el boicot financiero, el problema energético, la moneda como instrumento del poder, y la supremacía tecnológica -sobretodo las armas- que al final es la decisoria.

Pero todos sabemos que, en el momento de un conflicto, se entrecruzan los problemas, y dos de los más complejos son el sector salud y la alimentación. Por eso los países europeos tiene tres meses de reservas alimentarias, porque ya vivieron dos guerras.

También he dicho que, en el estallido de un conflicto mundial, Venezuela inevitablemente entra de lleno por razones sobradamente claras. Porque sin duda es un estigma tener las mayores reservas de petróleo del mundo.

Hace poco conversaba con un amigo, miembro del gobierno, a quien le preguntaba si el Gobierno se estaba preparando para el caso de un conflicto, que incluía dos elementos tan fundamentales como las medicinas y los alimentos, en un país donde una caja de Buscapina cuesta dos dólares y un kilo de caraotas cuesta dos dólares.

Recuerdo que hace unos años entrevisté a un General de Ejército y me dijo que tenía 30 mil minas para en caso de un enfrentamiento. Se molestó conmigo porque le dije que, en un momento de conflicto bélico, 30 mil minas duraban una semana. Y le argumenté que el problema no eran los soldados sino quien tuviera más misiles, y tiene más misiles quien los fabrica.

No puedo imaginarme un país, en donde el presidente de la república lleva años pidiendo que las bolsas clap se entreguen cada 15 días, y transcurren hasta tres para que entreguen una. Como será en una crisis bélica cuando se necesitan miles de toneladas de alimentos para abastecer a la población. Y, por cierto, será casi imposible su importación, porque los países expendedores estarán en el conflicto. Cómo será la corrupción y la incapacidad de organizar raciones para 32 millones de habitantes. Y mucho menos con un partido, cuyo norte es el despelote y la incapacidad para organizar a una nación, que es, en la esencia, la tarea de un partido; pero que ya ni siquiera es la poderosa maquinaria electoral que fue, vista la estrujada que recibió de la oposición en dos de los bastiones m{as poderosos del chavismo: Barinas y Cojedes, quedó demostrado.

Y a estas alturas, en términos de prevención, ya se deberían estar diseñando campañas propagandísticas que enseñen a la población. Educarla para lo que pudiera ocurrir, hacer comics, hacer canciones, campaña en las escuelas, etc. Inglaterra no había entrado en guerra en 1943 y en las escuelas les enseñaban a los niños cómo protegerse de un bombardeo, cómo usar las máscaras antigás y cómo acudir a los refugios. Cuando los alemanes lanzaron las primeras bombas sobre Inglaterra, ya sus ciudadanos sabían qué hacer.

No creo que exista una persona en el mundo que ansíe un conflicto bélico, salvo los que se van a beneficiar de él, pero no van a combatir. Todos apostamos a la paz y a la necesidad de que impere el diálogo, aunque los análisis -por lo menos los míos- indican que es inevitable el enfrentamiento, porque en esencia es un reacomodo del capitalismo, que está saliendo de la fase de capitalismo de Estado, y entrando a la etapa de la abolición de los Estados: su eliminación como entes, estimulando el enfrentamiento entre connacionales: Iraq, Libia, Siria, México, Colombia, Somalia, etc.

Los próximos diez años serán decisivos para el destino de la humanidad, la que, aún no sabemos hacia dónde va.

Caminito de hormigas…

El hampa y la corrupción volvieron a apoderarse del negocio de la gasolina. Y no hay nadie que explique qué está ocurriendo



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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