(VIDEOS) Samir Amín en Conferencia del CIM sobre la Crisis Econónica Mundial: Debemos aprender las lecciones del siglo XX para aplicarlas al comienzo del siglo XXI

Samir Amín, economista de Egipto

Samir Amín, economista de Egipto

8 de julio de 2009.- A finales de 2008 se llevó a cabo una Conferencia sobre la Crisis Económica Mundial, a continuación les presentamos la intervención de Samir Amín, destacado pensador neo-marxista, con estudios sobre política, estadística y economía:

Estamos asistiendo a un derrumbe, lamentablemente no del capitalismo sino de la forma calificada de liberal y mundializada que caracterizó al capitalismo estos últimos treinta años. Ese modelo se está cayendo de manera definitiva. Dentro 5 o 10 años veremos cómo se estará formando otro mundo. Sin embargo, la probabilidad de que ese nuevo mundo sea mejor es muy débil. Luego diré cuales son las condiciones para que esta probabilidad sea más fuerte. Existe el riesgo de conocer un mundo peor del que conocemos actualmente. Este riesgo es enorme.

      Primera pregunta: ¿Por qué este sistema se está derrumbando? Segunda pregunta: ¿Por qué este derrumbe no crea las condiciones de un nuevo modelo de izquierda permitiendo la apertura de una perspectiva socialista? Tercera y última pregunta: ¿Cuáles son las estrategias y políticas necesarias para crear condiciones favorables a los trabajadores y a los pueblos, sobre todo los del Sur, bajo la dominación imperialista, es decir, las tres cuartas partes del planeta?

      El sistema del capitalismo mundializado liberal nunca fue viable, aunque se instaló durante treinta años dando la sensación de ser viable por un período histórico más largo.

Este sistema no era viable porque se fundamentaba, en una dictadura unilateral del mercado porque este es un discurso ideológico vacío. La dictadura unilateral del sector dominante de la pequeña oligarquía que se ha globalizado, lo que yo llamo el imperialismo colectivo de la tríada Estados Unidos, Europa y Japón, sin hacer distinciones entre ellos. Esta dictadura unilateral se soldó y se fortificó por un agravamiento permanente de las desigualdades sociales en todas las sociedades del mundo y entre las sociedades del Norte y del Sur y entre las mismas sociedades del Sur.

      Para que un sistema como este pudiese sobrevivir o pudiese reproducirse todavía por un tiempo más, basado en un estancamiento relativo del crecimiento del sistema productivo, mientras que la tasa de ganancias, sobre todo de aquellos segmentos dominantes del capital, estaba en continuo crecimiento, necesitaba abrir nuevos caminos para los aspectos financieros en un crecimiento continuo en comparación con una profundización del sistema productivo. Esto no es nada nuevo, es similar a todas las grandes crisis que el capitalismo ha conocido en su historia, no solamente la del 29, sino también la del Siglo 19 que Marx había analizado.

      Las técnicas de créditos, sobre todo la titularización, dando liquidez cada vez mayor, permitía retrasar el momento de la crisis y mientras más lo pudo retrasar más profunda se volvía la crisis. Entonces, no se trata de especulaciones, aun cuando la especulación es la punta del iceberg, se trataba más bien de una lógica interna. El agravamiento continuo de esta contradicción, superada durante 30 años por la expansión del sistema de créditos, exigió que se acentuara y condujo finalmente a la crisis.

      La crisis es por lo tanto exclusivamente debida a la contracción de las condiciones internas propias del mismo sistema. Desgraciadamente, no se debe a las luchas sociales cada vez más presentes; es decir, las luchas de clases de los pueblos que son las principales víctimas de este modo de expansión capitalista que ha dominado en los últimos treinta años.

      Sin embargo, si un sistema capitalista se ve acorralado y que debe ajustarse, algunas veces lo ha hecho en forma brillante, debe adaptarse a las luchas sociales haciendo algunas concesiones que llamamos regulaciones sociales, concesiones sociales o desarrollo económico. Si se ve obligado a ajustarse a exigencias sociales que no se corresponden con su lógica de maximización de ganancias, el sistema logra durante un cierto tiempo histórico estabilizarse y reproducirse con cierto consenso social y esta fue la característica de la postguerra, antes de la Primera Guerra y durante más o menos medio o un tercio de siglo, y este es un ejemplo de cómo el capitalismo puede ajustarse cuando se ve obligado a aceptar responsabilidades sociales en regiones geográficas que escapan de su control inmediato, del dominio de la oligarquía dominante.

      A veces algunas regiones que querían construir socialismo lograban más o menos escaparse a la lógica de esta dominación. Es el caso del mundo socialista soviético y del chino, también, en una menor medida, del conjunto de algunos países asiáticos y también fue el ejemplo que vimos en el compromiso histórico entre el capital y el trabajo en los países capitalistas desarrollados en Europa, con una social democracia que no era el momento social liberal, sino social democrática.

      El sistema, por lo tanto, fue sustituido por estos modelos, luego fueron decayendo poco a poco hasta derrumbarse, creando con esto la posibilidad de una vuelta a lo que podemos llamar la utopía permanente del capital; es decir, todos los aspectos de la vida social política se ven dominados por la lógica exclusiva de la dominación del capital. Este sistema nunca fue un sistema viable y no es sorprendente que se haya derrumbado. Es aún menos sorprendente ese derrumbe por su talón de Aquiles, que es la debilidad financiera a través de la expansión de créditos, la titularización, las subprimas, que fueron un accidente. Si eso no hubiese pasado quizás se generaba una situación similar que provocara las mismas consecuencias.

      En estas condiciones, debido a que las luchas políticas y sociales en todos los países del mundo y también a nivel internacional, en su dimensión de conflicto aparente internacional, no están a la altura de los enormes desafíos por la lógica propia del intento del capital de superar sus contradicciones internas y por esto es que para los años venideros, espero que no sea mucho tiempo, veremos las respuestas a la crisis.

      La estrategia de este capital dominante y de estos vividores políticos en el poder es la misma, tanto de países dominados como dominantes, es sumamente clara. Se trata después de haber privatizado las ganancias, de socializar las pérdidas y hacer que sean las clases populares las que paguen, los pueblos más vulnerables. Entonces, son las principales víctimas de las consecuencias de este desajuste porque el restablecimiento del modo de producción del capitalismo exigirá una desvalorización masiva de este capital, que fue sobrevaluado durante treinta años de forma constante.

      Quizás tendremos un 50% o más de desvalorización de todas las bolsas con diferentes niveles, por supuesto, de los sistemas bursátiles, quizás menor para el sector inmobiliario. Entonces, ¿quiénes son los que van a pagar? Evidentemente, todas las medidas políticas tomadas por las clases dominantes, tanto en países dominantes como países dominados, desafortunadamente, van a hacer que los trabajadores paguen las consecuencias a través de una inflación sin que haya ajuste de salario real y por consiguiente con una coyuntura no de recesión, sino de depresión con situaciones de desempleo muy graves. Los trabajadores serán los que paguen las consecuencias, pero también los países vulnerables del Sur.

El período entonces se abre, hay un escenario propicio para que haya una situación de conflictos sociales y políticos. Pero también conflictos internacionales pero no entre los que forman la tríada imperialista colectiva, sino del Norte contra el Sur. Esto ya comenzó y va a continuar.

      El desafío es para los países del Sur, países es un término muy vago, es decir, los pueblos, pero también de las fracciones, no sé todavía cuáles de las clases burguesas, cuáles de las clases dominantes y de las clases políticas en el poder. Las fracciones quizás concederán, deberán hacer que el Norte se ajuste al nuevo escenario y esto no es nuevo, es un reto permanente que existe desde hace siglos, pero que comienza a ser más visible y que ha sido asumido parcialmente por lo que llamo la primera ola de avanzada socialista del siglo XXI.

      La revolución o no del socialismo, particularmente en Rusia, China, Vietnam y Cuba, o de movimientos de liberación nacionales en Asia y África, que abrieron la época de Bandur, lograron obligar un poco a los países del Norte a ajustarse a lo que hemos llamado desarrollo con características sociales, complejas, ambiguas, a la vez populares, con distintos niveles, pero también burguesa y capitalista, en su lógica principal o dominante a distintos niveles.

      El Sur hoy tiene la posibilidad de obligar al Norte a ajustarse. Puede hacerlo con muchos bríos. Es decir, que pasamos del viejo monopolio, de tener la exclusividad de la producción industrial, el control de las tecnologías, el control de las finanzas internacionales, del acceso, la explotación y despilfarro de los recursos naturales del planeta, el control de los medios de comunicación, de las armas de destrucción masiva nucleares, entre otras. Este ajuste estuvo asociado al menoscabo de la lógica interna del sistema, no solamente del sistema soviético, sino también del sistema maoísta, y también del sistema social democrático, y también de sistemas nacionales populares de las avanzadas de Bandur, que dio lugar a las condiciones necesarias para este nuevo desafío.

      Sin embargo, los países del Sur, los países de una manera muy desigual, tienen hoy la capacidad, si quieren, de hacer que este monopolio del Norte se tambalee. Primero, un país como China, no solamente es capaz de absorber la mejor tecnología, sino que puede desarrollarla para usos alternativos como a ella le parezca mejor. Otros quizás no están tan decididos, como Brasil e India, a diferentes niveles, por supuesto.

      El monopolio del acceso a los recursos naturales es el conflicto principal de los decenios que vendrán y es la razón por la cual debemos ser sumamente pesimistas en cuanto al otro mundo que está por construirse.

      Hace rato, uno de los expositores hizo una presentación brillante a partir de los problemas del mercado energético de los países del Sur. Es necesario que los pueblos del Sur retomen el control absoluto de sus recursos naturales y desarrollen estrategias de uso; primero, para favorecer su propio desarrollo, oponiéndose a los conservadores del Norte si es necesario. Esto puede ser una fuente de conflicto incluso militar. Ya comenzó en Irak y puede continuar aún más. Pero los pueblos del Sur tienen la capacidad de desarrollar a distintos niveles, lo más fácil es salir del sistema financiero mundial, con algunas ventajas porque han podido invertir sus excedentes comerciales en esos dólares desafortunados, o en otras monedas que no valen tanto y van a perder con la desvalorización del capital, eso es seguro. Pero será quizás una lección que ellos habrán aprendido, sobre todo para las clases dirigentes, que les llevará a reflexionar, sobre una orientación que esté más ligada hacia lo interior de lo que necesitan ellos, interiormente, más que exterior.

      Tienen también la capacidad de hacer tambalear el monopolio militar de los países del Norte. Y en cuanto a eso, digo que viva la multiplicación de los poderíos nucleares. Porque es el único medio de restablecer la sabiduría y el equilibrio. No olvidemos que cuando los Estados Unidos tenían el monopolio se sirvieron muy bien de él, lo utilizaron, perdieron el monopolio gracias a los soviéticos y no pudieron utilizarlo en ese momento.

      Hay que crear condiciones de multiplicación que neutralicen los peligros de agresión salvaje por parte de los más grandes bandidos de la creación del imperialismo. Y no hago ninguna distinción, todos son iguales. Entonces, ahora tenemos esta posibilidad. Los países del Sur ¿van a hacer tambalear al Norte? ¿Van a hacer tambalear a la OMC? Podemos comenzar un poco tímidamente si se quiere, con grupo de los 98, de los 27, con conflictos, con intereses divergentes, pero con cierta convergencia que podemos alcanzar en todo caso, que podría poner a la OMC en una posición delicada. Podríamos ir aún más lejos, si queremos. Pero esto supone, evidentemente, que se formen otros bloques sociales dominantes, de otras alianzas. No niego el socialismo ni la construcción del socialismo, sino también otros bloques, que podemos llamar nacionales o populares.

      Pienso que Venezuela es un ejemplo maravilloso que nos indica la vía. Hay otros como Nepal y quizás también vendrán otros más, orientados más hacia lo que yo llamaría la desconexión de las nuevas condiciones. No tenemos que abandonar la tierra para irnos a refugiar a la luna, sino que tenemos que tratar de restablecer nuestras prioridades en cuanto a la inversión productiva con respecto a cada país para alcanzar un desarrollo, una mejor producción, según las características de cada uno, tratando de reducir las desigualdades.

      La responsabilidad de las fuerzas de la izquierda de los países capitalistas desarrollados es sumamente importante. Me temo mucho que las acciones militares, que han comenzado ya, de la guerra del Norte contra el Sur, se materialicen. Porque aquí lo que está en riesgo es mucho más grave que lo que hemos visto anteriormente en el desarrollo histórico del capitalismo. Es la primera vez, y es en este punto que el discurso de los ecologistas no es totalmente absurdo, que hay algo que se comete sumamente importante en cuanto al acceso de los recursos naturales. Como lo recordaba el presidente de los Estados Unidos, no me recuerdo cuál, el modo de vida de los Estados Unidos no es negociable; es decir, los Estados Unidos quieren conservar ese modo de despilfarro y destrucción del planeta solamente por su propio beneficio.

      Pienso que, desafortunadamente, una parte importante de la opinión pública tenga conciencia de esto. Aunque la opinión es algo sumamente vago, no solamente en Estados Unidos, sino también en Europa y en Japón, es importante dirigirnos hacia lo que la clase dirigente de Estados Unidos ya escogió como estrategia; es decir, la estrategia del control militar del planeta. En los tiempos de Clinton esto se definió en estos términos, pues vamos a ver cómo enfrentar esta situación y sobre todo tomando en cuenta las distintas regiones.

      Entonces, vemos que esta es la situación actualmente, la región de los conflictos ya sabemos cuál es en el mapa. Empezó con el Medio Oriente, la región árabe, no por terrorismo, eso es realmente una manipulación, aun cuando existe, pero realmente estas invasiones se dieron por la voluntad de controlar directamente el petróleo y, por consiguiente, de obligar a los aliados europeos y japoneses a ponerlos en oposición y también con los capitalistas que no participan en la tríada y convertirse en lo que se podría convertir, es decir, en naciones independientes e imponiendo a la tríada imperialista la negociación con ellos y quizás también responsabilizarlos en cierta medida.

      Entonces, comenzaron las amenazas y no son solamente amenazas. Lo que pasó fue que hubo muchas provocaciones con China, con El Tibet, y también hay provocaciones de Estados Unidos y aliados europeos. Aun si los aliados europeos temen, a través de la agresión en Asia Central como en la guerra de Georgia sobre todo, son ya signos de todo esto que les vengo diciendo. Entonces, vamos a tener conflictos sumamente graves que estarán a la orden del día. Mucho me temo que las clases dirigentes de los países imperialistas tomen esta opción o que se alíen con algunos países europeos y que se muestren como la única opción capaz de impedir los desafíos del Sur en cuanto a la posibilidad de poder imponer condiciones mucho más justas para sus países.

      La alternativa es una lucha en todos los niveles, luchas sociales, por supuesto. Durante esos últimos tres años, el movimiento social aceptó esos discursos sobre que se acabó la historia, que se va a transformar el mundo, sobre el movimiento que reemplaza la conciencia política, que cree avatares autoproclamados, que mañana serán los dictadores. Es el discurso que caracteriza actualmente gran parte del movimiento social, por lo menos la gran mayoría del movimiento social de las clases medias, sobre todo, de los países opulentos, y es un gran peligro para los norteamericanos, europeos y japoneses porque ese discurso conviene perfectamente al sistema, perfectamente conveniente para el sistema.

      Desgraciadamente, las respuestas de los pueblos del Sur no son mucho mejores, son respuestas, ya sean dentro de las ilusiones, o en China, no sólo la clase dirigente, sino gran parte de los beneficiarios reales de ese desarrollo fantástico de capitalismo en China. La clase media es gigante ahora. Mi tesis siempre ha sido que no es dentro del marco del capitalismo o en la perspectiva capitalista que ese reajuste a escala mundial puede hacerse. Puede empezar en un marco complejo, donde hay muchos aspectos y dimensiones del capitalismo. No lo llamaría el mercado, diría las misiones sociales, su lógica, pero debe desarrollarse en la dirección de apertura y en la perspectiva socialista. Esas ilusiones son muy fuertes, quizás más fuertes en los países emergentes, que parece que tienen éxito, como China por ejemplo, son menos fuertes en otras partes, pero en sí existe en todas partes, muchas veces de manera infantil e ingenua. Luego hay otras ilusiones que no son mucho mejores que la unión al socialismo imperialista, o imperialismo social, de gran parte del público, para usar un término vago en los países occidentales, son ilusiones para religiosos, para políticas, para cualquier cosa, quizás con fórmula variada.

No quería utilizar el término porque tiene un sentido diferente para América Latina, ingenuisimo diverso, que también entran perfectamente en la lógica de la preparación de un mundo peor que el que conocimos hasta ahora, capitalista, o la deriva aparte de capitalismo, sólo podría cambiar hasta su nombre. Es un problema futuro que es difícil diagnosticar hoy en día, pero en todo caso, peor que el nuestro, eso es lo que tenemos si vemos el mapa político real, verdadero. Si es satisfacernos con nuestras victorias, nuestros progresos, un progreso modesto, en algunos lugares la verdadera realidad de las fuerzas reaccionarias de los países del Norte de los países del Sur, tienen fuerza y eso va ligado con el aumento de la contradicción interna propia y capitalista y todo eso no nos da un futuro muy optimista, nuestra tarea es enorme.


Amir Samín fue director del Instituto Africano de Desarrollo Económico y Planificación (Senegal) y actualmente es director del Foro del Tercer Mundo, que estudia las relaciones entre los países desarrollados y los subdesarrollados, las funciones de los Estados en estos países y principalmente a los orígenes de esa diferencia. Propone la tesis de la desconexión, desarrollada en su libro La Desconexión (1988). Entre sus obras más importantes están El virus liberal, La guerra permanente y la norteamericanización del mundo, Por la Quinta Internacional (2007), Por un Mundo Multipolar (2006), El Capitalismo en la Era de la Globalización (2002).



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