Cuando la ignorancia es audaz

En la Academia saca niguas, Inés Quintero es toda una reina

Esta es una tonta que nace al fragor de la enorme falta de talento que destroza a la actual derecha venezolana. Como ya no cuentan con un Caracciolo Parra Pérez (que no hubiera sido un vendido al negocio de las transnacionales), ni con un Laureano Vallenilla Lanz o un José Gil Fortoul, a la pobra la inflan, la alzan hasta a la Academia, le hacen campañas para promocionarle sus libros y para que la vean como genial y profunda porque esa derecha agónica y perversa necesita con urgencia seres que traten de probar todo lo contrario de lo que en el plano histórico y en el tema de Bolívar sostiene el Presidente Chávez. En esta batalla por resaltar lo falso, por glorificar lo sucio y lo necio “El Nacional” impone a bastardos caga-libros como Simón Alberto Consalvi, Elías Pino Iturrieta, Rafael Arráiz Lucas, el vil vago de Pablo Medina o un soberano ignorante como Edgardo Mondolfi Gudat.

La bobita Quintero entra en la pelea contra la Enmienda y lanza estas perlas:Bolívar no nos va a dar las claves para entender el momento que vivimos. Es inútil estar analizando lo que dijo o no dijo. Ese discurso de Angostura es de 1819 y el problema, a mi modo de ver, no es analizar lo que dijo porque las épocas son distintas. El Libertador no tiene nada ver con la permanencia en el poder o no de un Presidente. Me parece un asunto ocioso tocar ese tema. El que quiera analizar y ver ese discurso que lo haga; ese análisis no nos va a ayudar a interpretar las demandas que tienen los venezolanos en los actuales momentos.” Luego comienza a retrucar divagando de lo lindo y a decir con una enorme vacuidad lo contrario: “La historia es un referente valioso y nos permite entender lo que fuimos pero no hay un decálogo (cursi, coño) histórico; lo que podemos ver es que, en el caso venezolano, ninguna de las intenciones de perpetuarse en el poder ha funcionado. Ni siquiera cuando Bolívar propuso en la Constitución de Bolivia el mandato perpetuo, lo logró.” Entonces viene y agrega esta barbaridad: “José Antonio Páez, que gozó de mucha popularidad en su tiempo, se cuidó de mantenerse en el poder por mucho tiempo. Quiso que el principio de la alternabilidad fuera una constante y se respetara. Incluso sus adversarios la respetaron.” ¿Cuáles adversarios si todos los que a él se oponían se encontraban en la mayor orfandad política porque los había destrozado y apartado del centro del poder que se encontraba en Caracas? Y escucha pequeña idiota, no existe ningún “principio de alternabilidad”, esa vaina es un invento tuyo. Ya escribimos en qué consiste este fulano “principio de alternabilidad”, el cual usaron en la Nueva Granada todos los que urdieron el Crimen de Berruecos, los cuales se alternaron sucesivamente en el poder. Y esos que mataron a Sucre y gobernaron en la Nueva Granada se encontraban íntimamente ligados a Páez y su grupo porque el asesino José María Obando dijo que los liberales neogranadinos y Páez eran idénticos. Nunca Páez tragó a Sucre y jamás se acordó de conmemorar un 4 de junio, el día que lo asesinaron. Claro que Páez se auto-aplicó la guasa del “principio de alternabilidad” colocando a su muñequito de guiñol José María Vargas, luego a Soublette y él otra vez para todo el mundo tres veces más. Luego, cuando los Monagas lo madrugaron entonces éstos también auto-crearon su propio “principio de alternabilidad”, que fue toda la monaguera junta. Pero más alternabilista para Inés Quintero debió haber sido Antonio Guzmán Blanco quien quitaba y ponía presidentes venezolanos como le daba la gana desde su residencia en París.  Pero aún más, añade esta doña: que ni siquiera Juan Vicente Gómez pudo eternizarse en el poder, porque también aplicó el “principio de alternabilidad”.

¿Qué tal?

Pero así está esa Universidad Central de Venezuela, plagada de energúmenas y energúmenos investigadores como la tal Quintero. Ella, doña Quintero, con esa flema culebrérica propia de la gente de su clase cree que ha cogido por el cuello al Comandante y es ella quien se degüella con estos burdísimos ripios: “La idea providencialista no lo decide una persona, es la sociedad la que podría decidirlo. Es fundamental el proyecto colectivo y no el individual. La clave de todo esto está en la sociedad. Si pensamos en la idea de un individuo necesario estaríamos entonces volviendo a la tesis de Laureano Vallenilla Lanz (el cesarismo democrático), en donde la sociedad no cuenta. Los procesos que ha vivido Venezuela más bien nos enseñan que la sociedad se impone; más que las ideas individuales.” Sandeces.

Se infla la doña y eleva aún más la jeta: “… en nuestro caso no hay contraloría, hay una gran fragilidad institucional y eso hace que lo que funciona en otros países vaya (sic) ser igual aquí. Hay dinámicas distintas y sobre todo hay respeto (por ejemplo en España) a las autonomías regionales. No podemos comparar. Las condiciones no son fáciles, pero confío que los procesos históricos no ocurren en vano. Independiente de las condiciones magistrales, los medios y la repartidera de billete, creo que la sociedad venezolana tendrá un mínimo de madurez que le permita, al final, ponerle una mano en el pecho a Chávez. Creo que al final se impondrá los recursos ciudadanos de todos los venezolanos. La historia lo ha demostrado: Monagas estuvo en el poder tres períodos y contaba con todo a su favor y fue expulsado en 1857. Quiere decir que, incluso si llegas a acumular todo el poder posible, te puedes llevar un  chasco.”

Así están los genios meritocráticos de la oposición. O sea. 


jsantroz@gmail.com


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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