Y ante la crisis, ¿qué deberíamos hacer desde la izquierda?

Ante la crisis que está socavando las propias entrañas del sistema capitalista, no estaría mal pensar en lo qué deberíamos hacer las personas de izquierda, los revolucionarios, los comunistas, ante este momento histórico que atravesamos. Lo que sigue son ideas y sugerencias, acciones y medidas para aumentar, debatir y difundir.

Estamos de acuerdo. La crisis que está viviendo el capitalismo tendría que haber sido provocada por el empuje de obreros y trabajadores, por movilizaciones que pusieran contra las cuerdas a un sistema socio-económicos como el capitalismo basado en el expolio, la injusticia y la explotación. No ha sido así por la situación tan menguada que atraviesa la izquierda revolucionaria y el escollo, a modo de dique de contención, que suponen organizaciones políticas y sindicales autoproclamadas de izquierda pero que a la hora de la verdad sólo sirven para apuntalar el sistema. Ver la preocupación con la que están viviendo la dichosa crisis algunos representantes del progresismo patrio, sirve para describir perfectamente en qué lado de la trinchera se encuentran. Y es que cuando se aprietan un poco las clavijas, partidos de la derecha de siempre, socialdemócratas de nuevo cuño, banqueros, empresarios y sindicalistas subvencionados forman un coro que canta una melodía conocida. Una cantinela que apura conceptos y frases del tipo “no es lo mejor pero...no hay más remedio que apoyar el Plan Bush”, “si las dificultades de la banca crecen y la bolsa se hunde, los trabajadores lo van a pasar muy mal”, es decir, argumentos alejados de cualquier idea de construir algo distinto al capitalismo.

Quizás sea esa una de la ventajas que tiene la actual crisis, la de comprobar en qué lugar se sitúa cada cual. Para ello, es imprescindible el trabajo de los medios de desinformación masiva, que en un principio obviaban mencionar la palabra “crisis” para no ahondar en la preocupación y evitar por todos los medios el efecto dominó, y ahora que no se puede esconder buscan los culpables más allá de las nubes. “Sí, es cierto, la responsabilidad la tiene algún que otro capitalista avaricioso y usurero, pero cuando pase todo, el sistema sabrá sanear sus deficiencias para que no se repitan los errores”, nos dicen desde sus terminales mediáticas, y al otro día lo repiten los súbditos en el comercio de la esquina. Queda pues prohibido cuestionar la naturaleza del problema, adelantar u observar sobre las raíces del caos, descubrir culpables y mencionar políticos comprometidos con el fracaso de una forma de organizar las vidas de las personas, y que conocemos como capitalismo. Hacerlo supondría poner en solfa esta realidad virtual que nos circunda, esta mentira hinchada a modo de sistema que convierte al prójimo en enemigo, al ser humano en mero consumidor. Un despliegue ideológico-mediático que empezó cuestionando la lucha de clases y que ahora ya circula por el alucinante territorio de hacer dudar a las mayorías sobre la propia existencia de las clases sociales.

Entonces, la pregunta es obvia, ¿qué hacer? o lo que es lo mismo ¿cómo empujar para derrumbar esta pesadilla? Ninguna de las ideas que siguen acabaría con el capitalismo, porque son en su mayoría gestos/acciones individuales, pero peor sería no hacer nada.

Sentarse a mirar cómo pasa el cadáver
(lo que en el fondo desvelaría nuestras menguadas fuerzas)

Escribir y leer artículos, reflexiones y análisis sobre lo malo que es el sistema
(ejercicio útil, necesario y mil veces repetido)

Comentar al entorno personal las últimas novedades y los penúltimos rumores
(labor importante para que millones de súbditos dejen de serlo)

Sacar del Banco el dinero del sueldo al día siguiente de cobrar para que no tengan liquidez
( aviso: a los Bancos no les va a gustar)

Retirar de las Cajas y Bancos los ahorros y plazos fijos... en el caso de que se tengan
(aviso II: a los Bancos no les va a gustar)

Irse de los “sindicatos basura” por traicionar nuevamente y no dar la pelea en las calles para que desaparezca este sistema perverso e injusto
(en el caso de que quede todavía alguien ahí dentro)

Esperar que la lucha la den los inmigrantes porque a ellos sí que les va a afectar
(siempre hay alguien peor en esto de la lucha de clases)

Poner una bandera republicana en la ventana
(gesto casi poético pero a los borbones no le va a gustar)

Aprovechar para no votar al “menos malo” nunca más
(para los que les gusta caer elección tras elección en la misma piedra)

Arrimar el hombro en alguna organización pequeña pero de izquierda anticapitalista para tejer un gran frente antisistema
(y salir así del largo sueño de inactividad militante)

Boicotear el consumo
(al capitalismo no le va a gustar)

Programar cacerolazos en el barrio por la subida de los alimentos básicos
(canalizar, en una palabra, el descontento que se percibe)

Ponerse una pegatina en el pecho con la frase “NO al Capitalismo”
(y comprobar cuánta gente que lució el “NO a la guerra” no está, sin embargo, tan de acuerdo con eso de acabar con el capitalismo)

Mandar correos electrónicos, llamar e intentar participar en la prensa burguesa para recordar que la crisis sí tiene culpable y que se llama “sistema capitalista”, para que no mareen más la perdiz engañando a la gente
(si se es capaz de eludir la censura previa)

Recordar a la gente quiénes de verdad mandan en el mundo y el papel de meros títeres que tienen, por ejemplo, los políticos vestidos de bipartidismo
(es decir, desenmascarar la farsa)

Dejar de leer, oir y ver noticias en medios cuya labor sea perpetuar el capitalismo
(e informarse en la prensa digital de izquierdas, en rebelion, en kaos, en la haine, en insurgente...)


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