¡No! fueron cuatro millones

En casi un año (diciembre de 2001 a octubre de 2002) la oposición venezolana se ha dado a la tarea de fijar fechas. Fechas ineluctables, no puede ser de otra manera ya que están en el calendario, pero que al cumplirse quedan reducidas a eso, a un día más que transcurrió. Días en el calendario en los que, a decir de la oposición, sucederán hechos que la humanidad habrá de recordar para siempre. Pero como estamos en Venezuela, y la oposición es venezolana, ella cree que el acontecimiento anunciado hará palidecer al 11 de septiembre de 2001.

Por lo cual cada uno de esos eventos, el uno más importante que el otro, es publicitado en forma escandalosa, invirtiéndose cientos de millones de dólares en ello. Páginas enteras de periódicos, cientos de horas de televisión y de radio, para "calentar" el ambiente, para convencer al ciudadano que el Gobierno de Chávez es un Gobierno represor, que niega las garantías constitucionales, que atropella al ser humano, y, sobre todo, que cercena la libertad de prensa y la de expresión. Esto es así desde diciembre de 2001, ¿ligeramente contradictorio, no es cierto?

Así sucedió la semana anterior al 11 de abril próximo pasado. Llegado el día los "convencidos" no dudaron que ese era el último día de Chávez en el poder, por lo que no dudaron en seguir a sus líderes cuando estos los conminaron a ir hasta el Palacio de Miraflores para sacar a patadas a Chávez de él. Tan "convincentes" fueron que hasta le hicieron creer a la administración Bush, a la administración Aznar y a la administración Pastrana, que la "fuerza indetenible" del pueblo acabaría con el tirano. Instancias ante las cuales no cabe la presunción de la ingenuidad tercermundista o del embrutecimiento mediático, tan consustanciada con la "élite" criolla. Y por muy inocentes que se crea pudieran ser ese cuarto de millón de personas que marcharon en pos del tirano, se me hace cuesta arriba aceptar que por lo menos un 10% no estuviesen al tanto que lo que se estaba cocinando no era otra cosa que un golpe de Estado, corriente y moliente. Y esa masa humana, ya que 250.000 personas sí es una masa humana, por obra y gracia de los medios el 12 de abril se trastocó en un millón de personas. Cómo se ve que son pocos los venezolanos que han asistido a un partido de fútbol en los estadios Maracaná, Santiago Bernabeu, "La Bombonera", Camp Nou o en el ya derruído Wembley; en los que caben entre doscientas mil (Maracaná) y sesenta mil personas ("La Bombonera"). Incluidos en esos pocos, no faltaba más, nuestros "comunicadores" sociales.

Para desgracia de la oposición la efeméride del 11 de abril quedó reducida a nada tras lo ocurrido el 13 de abril, cuando la fuerza indetenible (esta sí) de un pueblo repuso a "su" Tirano al frente de los destinos del país, ¡masoquistas qué pueden ser algunos venezolanos! Por lo que hoy el 13 de abril ha quedado registrado en los anales de la historia, teniendo como único parangón un 17 de octubre de 1945. Y fijénse en esto. El 17 de octubre de 1945 el pueblo argentino rescataba de su prisión al coronel Juan Domingo Perón, mientras que al día siguiente (el 18 de octubre) Acción Democrática y sus adláteres deponían al General Isaías Medina Angarita, déspota a decir de ellos. Muy significativo es que el 14 de abril ningún "comunicador social" estuviese en capacidad de cuantificar el número de venezolanos que se echaron a la calle para exigir el retorno de Chávez al poder. Pero que a nadie se le ocurra decir que fueron más de tres millones, ya que de inmediato esos "comunicadores sociales" le salen al paso diciendo que eso no es más que pura propaganda en pro del Gobierno.

Después de lo cual (un "lo cual" que ni asimilan, ni tiene la capacidad de comprender) a partir del 4 de octubre de nuevo arreció la campaña mediática. Y esta vez lanzaron a sus mujeres a la calle (yo que creía que los venezolanos las teníamos bien puestas), a provocar incidentes, a enfrentarlas con la fuerza pública. Y día tras día Chávez devenía en más tirano. Y día tras día "comunicadores sociales" al unísono con "opinadores" de oficio, descaradamente llamando al golpe de Estado, para acabar de una vez por todas con un "tirano" que les coarta derechos que tienen por fundamentales, y que por más que lo intenten no pueden impedir que se parezcan demasiado a privilegios. De tal suerte fijaron un día del mes de octubre para la "Toma de Caracas" (versión tropical, por lo publicitado de la acción, de un Día "D", que sí fue un secreto bien guardado), tras la cual el "sátrapa" debería tomar las de Villadiego. La fecha escogida fue el 10 de octubre, o sea un día antes de que se cumpliesen los seis meses del 11 de abril. Ello fue así, ya que de efemérides se trata, por ser el 10 de octubre el día del soldado. ¿No estarían instigando a los militares? Qué digo yo.

Hambre, desempleo, inseguridad personal, atropello a personas e instituciones, amenaza comunista en ciernes, etc. etc. etc., fueron algunos de los argumentos esgrimidos para justificar la insurgencia en contra del usurpador. ¡Sí! Del usurpador, hasta han tenido el "toupé" de escribirlo, han tenido el "toupé" de decirlo, teniendo esto menos importancia por cuanto las palabras se las lleva el viento, y ante lo afirmado siempre queda la socorrida disculpa de un ¡yo no lo dije!

¡El 10 del 10 a las 10! (creativos que son), era la incesante consigna que difundían de forma muy "clandestina" todos los medios de "comunicación" social. Y a medida que se aproximaban las 10 de la mañana, del jueves10, del mes 10 (para quienes hasta aquí no hubiesen descrifrado tan complicada clave), se fueron repitiendo los hitos que signaron al 11 de abril. Pero ya no tenían el mismo impacto. Nunca segundas partes fueron buenas, a no ser que se trate de "El padrino II". Para más "inri" esta vez estaban solos. Bush demasiado atareado en convencer a su Congreso, a la ONU, a Europa, a Rusia, al Vaticano y hasta al mismo Burundi, de que hay que acabar con Irak (que es lo que sucederá el día en que, con o sin permiso de la ONU y de la Unión Europea, decida lanzarse al ataque, por lo que Sadam Husein solo será un daño "colateral"). Aznar tratando de convencer a la Unión Europea de que Bush tiene razón, se le alivia un poco la carga ya que Blair y Berlusconi no lo ponen en duda. Y Uribe Vélez sumergido en el Plan Colombia, a la caza de cualquier bicho de uña que se le asemeje a un guerrillero, a un narcotraficante, o a un paramilitar.

Por lo que el 10 de octubre, a las 10 de la mañana, sólo es un decir ya que debido a la impuntualidad que caracteriza al venezolano la hora no se respetó, comenzó la "megarumba", lo que en parte evitó que la tan cacareada "Toma de Caracas" no deviniera en un "megafracaso". Lo que sí quedó rápidamente en evidencia es que Venezuela no es Argentina, en la que "La bronca" lanza a la calle a seres que lo han perdido todo, a famélicos que claman por comida, en definitiva, a seres que hasta perdieron la capacidad de sonreír. Mientras que aquí pudimos ver a seres a los que no les falta nada, bien vestidos, bien calzados, bien alimentados, bien bebidos, exhibiendo sofisticados teléfonos celulares, protegiendo sus ojos de los rayos solares con lentes de sol, de marca, ¡no faltaba más! Sorprendía así mismo comprobar que acudía a la cita lo más conspicuo de la "gente bien" de la capital y de la provincia. En otras palabras, daba para una descomunal crónica social. Y en medio de banqueros, empresarios, abogados de renombrados bufetes, alta gerencia empresarial, prósperos comerciantes, etc. de vez en cuando aparecía una persona de tez oscura. Ante lo cual, no pude evitarlo, recordé una poética ironía de Andrés Eloy Blanco: " Si vieres comer a un blanco / con un negro en compañía / o el blanco le debe al negro / o es del negro la comía".

Arrancó la marcha, la que nunca sobrepasó las quince cuadras (lo reseñó El NaZional) de calles y avenidas de no más de veinte metros de ancho. Por lo cual, a cuatro personas por metro cuadrado (un imposible con gente en marcha), desfilaban unas 120.000 personas, con las que se hubiesen llenado dos estadios como "La Bombonera". Pero así mismo fue significativo la cantidad de adolecentes que en ella participaron, siendo esta una observación que hicieran este viernes 11 de octubre dos observadores internacionales, venidos de España, entrevistados por Orlando Urdaneta. Fueron los mismos que llegaron hasta el lugar fijado para el cierre de la misma. Es por ello que la Avenida Bolívar no se vio colmada. Cómo habría de colmarse ya que sus dimensiones son de 1.500 metros de largo, por 30 de ancho (es decir un área de 45.000 metros cuadrados), sólo habrán de ser colmadas por 180.000 personas o lo que es lo mismo, dos estadios "Santiago Bernabeu" a rebosar. Faltaron 60.000 personas para el "llenazo". Lo que no fue óbice para que el 11 de octubre la prensa magnificara la asistencia en un millón doscientos mil personas, la más conservadora, y en dos millones, la más calenturienta. Para que ello fuera posible se hubiesen necesitado, cuando menos, llenar 6 veces la Avenida Bolívar. De allí el tamaño de la mentira. Aunque nada me extrañaría que un día de estos algún medio editorialice de esta guisa: ¡No!: fueron cuatro millones.

Ahora debería referirme a la significación política del acto. Para que no se me tilde de parcializado, prefiero transcribir las opiniones de Fausto Massó, escritas en su columna de El NaZional de hoy (12 de octubre), así como también lo declarado por Pablo Medina, el mismo día y en el mismo periódico.

Afirma Fausto Massó:

"Curiosamente no estaban en la tarima de la avenida Bolívar, los gobernadores, los líderes de Primero Justicia, la sociedad civil o de Proyecto Venezuela. En cambio circulaban por ahí un hijo de Jaime Lusinchi y Paciano Padrón... El miércoles (10 de octubre) no quedó en duda la voluntad de los venezolanos de marchar, pero se vio en vivo y en directo las ambigüedades que debilitan a la Coordinadora, una organización que nació ayer y funciona como un congresillo. Los que marchaban estaban unidos, en la tarima peleaban por el micrófono como si fuera la silla presidencial. El jueves, sólo con un golpe de Estado habría salido Chávez de Miraflores. Algunos soñaban con la cuadratura del circulo: un golpe que no pareciera un golpe, fuera constitucional y acabara con la Constitución, y en el que los militares actuaran discretamente y le entregaran el poder a los civiles discretamente. Una maravilla, pues. Golpe es golpe, señores. Se asume por todo el cañón, o no. El miércoles por la noche los noticieros de televisión los acapararon los militares, desgraciadamente. Los que el 11 de abril no supieron retener el poder, ahora pretendían presionar a sus compañeros con mando real a sublevarse."

Por su parte Pablo Medina declara:

"La relación de la Coordinadora Democrática con el pueblo es básicamente mediática, se ha limitado a las marchas y eso los ha separado de la gente. No van a los barrios, no se reúnen con los vecinos, no escuchan a los pequeños grupos organizados. Por eso no pueden medir bien el día a día, la agenda que demanda el país, ni prever los acontecimientos ni interpretar bien lo que quiere la gente."

Y por cuanto las desgracias nunca vienen solas, el viernes 11 de octubre los medios no pudieron ocultar que la Academia Noruega le había otorgado el Nobel de La Paz a Jimmy Carter. El mismo al que la gente de la Coordinadora Democrática dejó esperando la semana pasada. Espero no tener nunca que leer que ese Nobel fue comprado por Chávez al incluir a Noruega en el Pacto de San José, por lo que le está "regalando" 120.000 barriles diarios de petróleo. Aunque cabe esperar cualquier cosa de esta gente. ¿Acaso no afirmaron que Chávez había comprado al Centro Carter?

Juan Vicente Gómez Gómez. Caracas 11 -12 de octubre de 2002.

jvgfotografo@cantv.net


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Juan Vicente Gómez Gómez


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