RCT... fuiste

RCT…fuiste

Esto lo escribo a escasas cuatro horas para que se haga efectiva la resolución por medio de la cual se le revoca la concesión a RCTV. En lo personal no cuestiono la legalidad de la medida, puesto que tanto una concesión, como un contrato de alquiler o un contrato de comodato tiene una fecha de inicio y una fecha de vencimiento. De la misma manera en los tres contratos se da la figura que al vencimiento de los mismos todas las mejoras que se le haya hecho al bien dado en alquiler, en préstamo de uso (comodato) o en explotación (concesión) habrán de revertir en beneficio del titular del derecho a dar en alquiler, en comodato o a otorgar la concesión.

Cualquier cosa que se quiera alegar en contra de esos principios generales de los contratos es simple y llanamente una manera de querer encontrarle cinco patas al gato.

Es por eso que hace ya más de treinta años, en 1975, que consideré un exabrupto la “Nacionalización” de la industria petrolera, y no porque no estuviese de acuerdo con que el país adquiriera la plena propiedad de ese recurso y de la industria que lo explotaba, sino por el hecho de que se le estaba pagando a las concesionarias por algo que de manera automática hubiese revertido totalmente gratis a la nación al vencerse el término de la concesión. Es por ello, por ejemplo, que la nación recibió allá por los años 50 del pasado siglo al vencérsele la concesión a la petrolera que lo construyó, el edificio en el que hoy funciona la Comandancia General de la Armada en la urbanización San Bernardino, y sin tener que pagar nada por él. Por lo cual si la nación hubiese esperado unos pocos años toda las instalaciones y demás bienhechurías de la industria petrolera hubiesen revertido de manera totalmente gratis a la nación, y ésta solamente hubiese debido velar sobre ellas a fin de evitar que se las fuesen a entregar o en mal estado, o desmanteladas, o sin las debidas actualizaciones y renovación de equipos. Pero en lugar de ello se procedió a revocar de manera anticipada las concesiones, razón por la cual hubo que pagarle a las concesionarias cientos de millones de dólares para indemnizarlas en razón de la finalización anticipada de los contratos suscritos con ellas.

En virtud de lo señalado creo que queda claro que en el caso de la concesión a RCTV, nada hay de ilegal, ni de raro, en el hecho de que a las veintitrés horas y cincuenta y nueve minutos del veintisiete de mayo de dos mil siete, la señal que emitía esa televisora salga del aire; y que la misma manera muchas de las instalaciones, antenas, equipos, etc. que ella tiene en el país reviertan en beneficio de la nación. Cuando RCTV las construyó sabía que al vencerse el término de la concesión perdería el derecho sobre esos bienes, aunque…ellos nunca creyeron que se les fuese a revocar la concesión.

Pero se les venció el término del contrato y el Estado es soberano para renovarlo o no.

Estamos pues ante una situación que se encuadra dentro de los principios generales de los contratos, y que nada de objetable hubiese tenido a la luz del espíritu, propósito y razón de la Constitución de 1961; una Constitución en la cual se consagraba además el principio de la representatividad, en virtud del cual el ciudadano se ponía en manos de su “representante”, Senador o Diputado, y estos actuaban de la manera que ellos creyeran era la más conveniente sin tener que rendirle cuenta a sus electores. Una Constitución en la cual el principio de la discrecionalidad tenía cabida en la manera más amplia e irrestricta. Razón por la cual el Gobierno tenía la facultad de otorgarle o de revocarle una concesión a quien a él le diera la gana

Pero hoy en día, y a la luz de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, algunas cosas han cambiado, o hubiesen tenido que cambiar, y lo que era legítimo hace unos nueve años, deja de serlo hoy en día.

Y obsérvese que digo LEGÍTIMO y no LEGAL.

Es por ello que el Gobierno, en tiempos de la IV República, bien podía tutelar al ciudadano y a nombre de él determinar y regular lo que podía ver y oír a través de los medios radioeléctricos; pero en tiempos de esta V República, y en base a la participación y el protagonismo que en ella se consagran, es al ciudadano a quien le corresponde determinar y exigir lo que quiere ver y oír a través de esos medios radioeléctricos.

Por lo cual no creo que sea legítimo que el Gobierno ateniéndose a la discrecionalidad esté facultado para revocarle la concesión a un medio radioeléctrico. De allí que soy de los que creen que para revocarle la concesión a RCTV se hubiese tenido que efectuar un referendo consultivo y preguntarle a los ciudadanos si ellos estaban de acuerdo en que no se le renovase la concesión a ese canal de televisión. Tanto más que el ciudadano de a pie es el “usuario” de ese servicio radioeléctrico, razón por la cual es a él, y a nadie más que a él al que le corresponde exigir lo que quiere ver y oír.

Esa es la razón por la cual no debería aceptarse que desde cualquier instancia del Gobierno se nos diga que un canal de televisión sale del aire porque sus programas son un atentado contra la moral y las buenas costumbres, tanto más que a quien le corresponde determinar si eso es así es al ciudadano, a quien, por lo demás, nadie le impide dejar de ver un canal al que tiene por malo. Así como tampoco es aceptable que un grupo de ciudadanos pidan a gritos que se le cancele la concesión a un canal porque ese canal es malo o es golpista; quienes incluso llegan al extremo de pedir que se actúe en contra de algunos periódicos a los que odian por no estar del lado del Gobierno. Esa es la opinión de un sector de la población, opinión que debe ser respetada, pero que debe ser confrontada, razón por la cual un referendo consultivo hubiese sido el instrumento para determinar con toda precisión si esa era la opinión de la mayoría de los ciudadano, o solamente la opinión de unos cuantos ciudadanos.

Y ante el alegato de que RCTV es un canal golpista, me pregunto entonces por qué motivo se le renueva la concesión a Venevisión. Acaso habremos olvidado que el 11 de abril fueron sus cámaras, su señal y sus reporteros los que manipularon de manera grosera lo que estaba sucediendo en puente Llaguno. Es más, esa manipulación (como la de hacer creer que los individuos a los que catalogaron como los “pistoleros de Llaguno” le estaban disparando a la manifestación de la oposición que pretendía llegar al palacio de Miraflores, cuando lo que en realidad estaba pasando era que repelían los ataques de la Policía Metropolitana la que estaba plegada al golpe de Estado) tenía por objeto legitimar el pronunciamiento de los militares involucrados en el golpe de Estado, y a futuro hubiese sido una prueba de que Chávez había ordenado atacar a la oposición, lo que hubiese justificado su enjuiciamiento por ante un Tribunal Penal Internacional. Habremos olvidado que meses más tarde el Gobierno de Aznar le otorgaba el Premio Rey de España al reportero de ese canal por la “cobertura” que él hizo de ese evento; así como ya antes se lo había otorgado a Patricia Poleo por las falacias que escribió en relación al caso Montesisnos.

Lo cierto es que a partir del 28 de mayo de 2007 la señal de RCTV no podrá sintonizarse como señal abierta por el numeral 2, en Caracas, del dial de nuestros televisores.

Y me pregunto.

¿Con ello habremos resuelto el problema de la mala calidad de la televisión venezolana?

¡De toda la televisión venezolana!

Porque de nada sirve que se sustituya a RCTV por TVes, y que esta última sea un ejemplo de buena televisión, si por el otro lado siguen habiendo tres canales abiertos que dan pena, y uno de ellos nada menos que el canal del Estado, en el que se repiten en la mayoría de sus programas todos errores que se le achacan a la televisión comercial, pero con una agravante, como lo es la falta de calidad en la producción.

Porque lo que se le critica, por ejemplo, a algunos “opinadores” del RCTV, como es la parcialización, la manipulación informativa, la agresividad, la falta de respeto al individuo, la chabacanería, el insulto deliberado, pues se repite a diario en VTV. Y tal y como lo aplauden los seguidores de RCTV, estas cosas también son aplaudidas por los “fans” del canal del Estado, quienes no están dispuestos a aceptar que están actuando de una manera sectaria e incorrecta, ya que por el hecho de ser ellos revolucionarios son los otros los malos y ellos los buenos.

Lo cierto es que se ha perdido una gran oportunidad para haber debatido sobre lo que debiera ser la televisión que todos queremos. Un gran debate que no hubiese dignificado como ciudadanos, pero no, por el contrario lo que se ha logrado con esa medida inconsulta ha sido profundizar las diferencias entre los ciudadanos, hacer que la brecha que nos separa sea cada vez mayor.

Por lo que no creo que ni a corto, ni a mediano, plazo podremos decir y esperar que VTV y TVes sean los canales de TODOS los venezolanos.

Caracas, 27 de mayo de 2007.

jvgfotografo@gmail.com



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Juan Vicente Gómez Gómez


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