BINÓCULO Nº 503

El Plan Búho

Sería una mezquindad de sus detractores, no reconocer que Valencia ha cambiado de la noche al día, gracias a la labor que está cumpliendo su alcalde.

Valencia nunca tuvo un burgomaestre que mereciera dirigir sus destinos. Salvo Paco Cabrera -quien tiene una obra que mostrar y además tenía un concepto de ciudad- ninguno del resto de los alcaldes que dirigieron su destino, de derechas o de izquierda (que en realidad también eran de derechas) hizo absolutamente nada. Con decir que hay problemas tan graves como por ejemplo, el Caño La Yuca, que en tiempos de lluvia se inunda y mata a las personas que viven cerca, y a estas alturas ningún alcalde ni gobernador lo ha resuelto. Hace 30 años la invasión que generó allí una comunidad, era pequeña y manejable. Hoy día es un gran vecindario, del que seguramente más del 40% habrá que movilizar, cuando encuentren solución. Valencia siempre tuvo esa mala suerte, desde la Cuarta República.

Julio Fuenmayor es un economista egresado de la Universidad de Carabobo, un dirigente estudiantil de FACES y en alguna oportunidad, creo recordar que leí en algún lado que fue presidente del Centro de Estudiantes de Economía. Es decir, todo un comecandela en tiempos de la Cuarta, cuando sus padres eran furibundos militantes del Partido Comunista de Venezuela. Aunque no lo expresa, seguramente tiene formación marxista. No obstante, pertenece a una nueva generación de dirigentes que está haciendo un esfuerzo por construir un proceso distinto ¿en camino hacia el socialismo? Ellos le llaman a esto, revolución, aunque en mi opinión falta mucho para llegar allí. Tienen que detener a la banca que es el enemigo principal y eso no parece fácil.

En todo caso, sin muchos aspavientos, la ciudad que por años no tenía luz, ahora la tiene, hasta en los lugares más recónditos. La ciudad que por años no se les recogían la basura, ahora pasan dos veces por semanas los camiones limpios, en buen estado y con un personal debidamente uniformado. Hay una ruta de transporte para el adulto mayor, que es gratuita. Hay una línea trazada desde la alcaldía para la perforación de pozos de agua, donde es muy grave la situación, mantiene una relación permanente con las comunidades, acomoda calles y avenidas, genera ayudas sociales, paga las operaciones quirúrgicas de gente de escasos recursos. Las cuadrillas con el cartel del Plan Búho se ven por todos lados, en un trabajo permanente para reconstruir una ciudad que por años estuvo desatendida, más bien abandonada. Hay dos características claves en las tareas que cumple esta administración: una enconada preocupación por mantener la ciudad en orden y limpia; y, tratar de resolver los problemas de las comunidades, algo que, para no decir imposible, diremos que es tremendamente difícil.

Ignoro en realidad de qué tamaño son los problemas económicos de la alcaldía, pero sé que no deben ser fáciles. No están recibiendo dinero del Gobierno Central y hay una marcada disminución de la recaudación, porque la reactivación de la industria no existe, a pesar de lo que dice Nicolás. Y debe ser un problema bastante grave para la alcaldía porque según sé, más del 25% del presupuesto se va en salarios y pasivos laborales. A eso hay que sumarle logística y mantenimiento de toda estructura, y se complica la cosa. Para que el lector tenga una idea, esa alcaldía es mucho más importante que varias gobernaciones. Y es, estratégicamente, muy importante que esté en manos del proceso.

Siempre pongo el ejemplo de una ciudad que conocí: Curitiba, que es la capital del estado de Paraná en el sur de Brasil. Entre los elementos característicos de su perfil se incluye la Torre Panorámica, con un observatorio en la parte superior. Conocida como un centro cultural, Curitiba cuenta con una serie de escenarios artísticos, incluida la Ópera de Alambre, una estructura de acero tubular con un techo transparente, y el enorme Teatro Guaíra, con diversos programas. Tiene 3 millones de habitantes y 13 mil kilómetros cuadrados. Es decir, tiene dos veces más población que Valencia y es 12 veces más grande. Por años fue pasto de la delincuencia, la corrupción y la desorganización, hoy es conocida por sus soluciones urbanas diferenciadas, principalmente por su sistema integrado de transporte de masas. Mediciones recientes indican que el área verde de Curitiba es de 51 metros cuadrados por habitante, lo que es tres veces más que el área mínima recomendada por la ONU. Es solo un ejemplo de lo que debería ser nuestra ciudad, Valencia.

Sin embargo, es necesario hacer un debate en torno a qué ciudad queremos tener, que no sea un monstruo de concreto, sin verdes, en donde continúe privando el caos y el desorden. Y donde los poderosos sean los que decidan. Cambiar la ciudad no es posible hacerlo sin la participación de la gente. Es decir, debe ser el ciudadano el protagonista de los cambios.

No olvidemos que Chávez era el proponente de la construcción de una estructura diferente a las alcaldías, último vestigio del colonialismo. Y fue el convocante de aquel referendo en donde se proponía una nueva estructura política del Estado; y aunque lo nieguen siempre, fue saboteado por el propio Psuv, que no podía perder esa teta de los municipios, alimento principal de la corrupción. Referendo que se perdió por el 1%, cuando Chávez dijo que era un uno por ciento de mierda. Ahora, nadie quiere recordarlo. Lo cierto es que no ha cambiado en nada estructuralmente la alcaldía y los municipios, sigue siendo la colonia española. Aún los concejales manejan presupuesto a discreción, que, justicia necesaria, algunos camaradas realmente lo usan para ayudar a la gente, aunque no es la mayoría.

No tengo dudas de que Fuenmayor está construyendo. Tiene un concepto importante de ciudad y un criterio muy valioso sobre la participación. Se lo he escuchado en algunos discursos. Pero aún no lo explica con claridad. El problema está en bajar toda esa inducción no solo a sus colaboradores, sino a los ciudadanos. Es decir, cómo construir una ciudad distinta y una alcaldía diferente en su comportamiento. Cómo hacer que ese funcionario entienda que está allí para ser un servidor público, y que su característica principal debe ser la solidaridad humana.

Su liderazgo está en ascenso y necesitará rodearse de mucha gente que lo ayude, pero que no lo adule, para que se pueda corregir lo que está mal a tiempo. Por lo pronto, pareciera saber el terreno que pisa, y cómo debe moverse. Es muy importante, no solo por el bien de la ciudad y sus habitantes, sino por el proceso político que está con los puntos bien por debajo, y necesitamos ganar a toda costa.

Caminito de hormigas…

"Le dieron un millón de dólares por esa concesión, Olmos, aunque un camarada me dice que debió ser más de 3 millones, pero no puedo darte más detalles", me comentó un gran camarada… No es un juego la deserción en las Fuerzas Armadas. "Eso allá adentro es un desastre hermano, muy grave, y en verdad, no sé cómo lo van a resolver. Hay como 30 mil solicitudes de baja. Hay una desbandada", me contó un alto oficial.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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